Yoon Gi tiene que cuidar durante una semana a su sobrino, quien a lo largo de esta, se empeñará en buscarle novio. Intentará emparejarlo con su maestro Tae Hyung, pues considera que es el pretendiente perfecto para su tío.
TAEGI
Yoon Gi se levanta temprano, a pesar de que anoche se acostó tarde tiene la hora más o menos cogida para madrugar. Sabe que Ye Dam no se va a despertar aún, por lo que intenta pensar qué pueden hacer hoy en caso de que al niño le apetezca salir. Algo se mueve en las tripas de Yoon Gi ante la idea. ¿Por qué se emociona al pensar en salir con Tae Hyung? A ver, hay que reconocer que el chico es muy guapo y tiene una sonrisa preciosa, su pelo parece esponjoso y es alto, muy alto, tiene las piernas muy largas ¿en qué momento te fijaste en sus piernas? Las manos, sus manos son muy bonitas y también tiene los dedos largos...
—¿Tío Yoon Gi?
—¿¡Qué!? —abre los ojos de golpe al oír a su sobrino.
—¿Estabas dormido? —pregunta Ye Dam acercándose a él.
—Qué, no sí no sé, no, ¿sí? —más ridículo y no naces Min Yoon Gi, se dice para sí mismo.
—¿Estás bien? —pregunta Ye Dam sentándose junto a él en el sofá con su ceñito fruncido.
—Sí, es sólo que dormí poco, no me hagas caso, —dice mientras abraza a su sobrino, entonces se le ocurre algo—. ¿Quieres que vayamos a desayunar por ahí? —A Ye Dam parece que se le abren los ojos de golpe.
—¡Sí tío! —acepta corriendo a su habitación.
—¡Dúchate primero! —le grita haciendo que el niño vuelva a salir de la habitación.
—Vaaaale, —acepta con desgana yendo al baño.
—Ye Dam, —le vuelve a llamar, a ver cómo le dice esto—, ayer por la noche, estuve hablando con tu maestro y me dijo que si queríamos ir los tres a dar una vuelta o algo así, le dije que no sabía si ibas a querer, por lo que, dime tú si te apetece.
Ye Dam se queda parado mirando a su tío, el cual, cabe decir, que sin saber por qué, está tan nervioso como si le hubiese dicho a su padre que va a salir con su novio. Definitivamente Ye Dam es el adulto entre esos dos.
—Tío, dile de venir a desayunar, —dice con un puchero.
—Pero lo mismo está durmiendo, —objeta Yoon Gi.
—Bueno, pues si responde tarde, le invitas a comer y sino, le invitas a cenar otra vez aquí, no sé, pero haz algo, —dice Ye Dam tajante.
—Niño, no me digas qué hacer, —se queja Yoon Gi.
—¿Y para qué esperas a preguntarme entonces? —cuestiona llevando las manos a los costados en clara señal de enfado—. ¡Me voy a bañar! —grita yéndose al baño.
—Tócate los cojones con el niño, —se limita a decir Yoon Gi cogiendo su móvil y sentándose de nuevo en el sofá.
Bueno, es el momento de volver a escribirle, cada vez todo parece más ridículo, ¡pero porque cada vez esta situación le pone más nervioso!
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