Love & Passion [Draco Malfoy]

𝙿𝚁𝙴𝙾𝙲𝚄𝙿𝙰𝙳𝙾 𝙿𝙾𝚁 𝚃𝙸

Draco Malfoy.

El cara rajada de Pottah había sobrevivido ya que lo salvó Dumbledore. Ese viejo siempre lo salvaba, es obvio que tenía favoritismo por Gryffindor y especialmente por Pottah. Estaba enojado porque cuando dieron la noticia de su supervivencia, Lia estaba aliviada.

¿Estaba celoso? Si. No podía creer que ella se aliviara de que el tonto de Pottah viviera. ¡Y sobre todo después de lo que me hizo su maldito pollo! Mi padre se enteraría de eso.

En este momento estábamos de nuevo en Hogsmade. Me acompañaban Lia, Crabbe y Goyle. Los demás estaban en Honeydukes, Lia también iba a ir pero la convencí de que estuviera conmigo si le compraba paletas ácidas.

Vi a la sangre sucia de Granger y a la comadreja pobretona Weasley hablando mientras veían la casa de los gritos. Me acerqué a ellos, por un momento dudé por cómo podía reaccionar Lia si los molestaba, pero al verla comer su paleta tan tiernamente pensé que estaría demasiado distraída para decirme algo.

—Vaya, vaya, miren esto— hablé burlonamente—. ¿La compraran para vivir ahí? ¿No es muy grande para ti, Ron? Tu casa solo tiene una habitación.

—Cierra la boca, Malfoy— me respondió la comadreja.

—Uy, lo que dices no es muy amigable. Muchachos, es momento de enseñar a Weasley, a respetar a sus superiores.

Granger rió sarcásticamente—¡Ja! Debe ser una broma.

—¿A ti quien te llamó? Sangre sucia e inmunda— le respondí con rabia.

De pronto sentí algo frío caer en mi cuello, alguien me había lanzado una bola de nieve. Giré para ver quien era pero me asustó no encontrar a nadie.

—¡¿Quién lo hizo?!— grité, nadie respondió.

Me lanzaron otra, y otra, a la vez que yo retrocedía. Me volvieron a lanzar una y retrocedí de nuevo. Busqué a Lia con la mirada y no estaba, supuse que estaría en Honeydukes por lo que me dirigí a allí.

***

Lia Shallow.

Caminaba por los pasillos de Hogwats, ya era de noche. Sabía que no debía estar por aquí pero no podía dormir y pensé que una caminata podría servirme.

—Revela tus secretos— escuché decir a la voz que distinguí como Snape.

Camine hacía ella y vi que el estaba con una varita iluminando el pasillo con Potter en frente, quien tenía una especie de papel.

—Léelo— dijo Snape.

—Los señores Lunático, Coludo, Canuto y Cornamenta presentan sus cumplidos al profesor Snape. Y...— Potter hizo una pausa.

—Continúa— lo interrumpió.

—Y solicitan que mantenga apartada su nariz de lo que no le importa— tapé mi boca intentando no reír.

—Eres un insolente e insensato— habló Snape pero el profesor Lupin lo interrumpió.

—Profesor.

—Vaya, vaya, Lupin. ¿Dando un pequeño paseo a la luz de la luna, cierto?— preguntó Snape con tono serio como siempre.

—Harry. ¿Estás bien?— preguntó el profesor Lupin.

—¿Falta por verlo?— dijo Snape y le arrancó el papel a Potter—. Le he confiscado curioso artefacto al señor Potter. Analízalo, Lupin. Parece ser tú área de especialidad, está repleto de artes oscuras.

—Lia— alguien susurró en mi oreja y dejé de escuchar lo que decían. Iba a gritar pero una mano se posó en mi boca—Shhh. ¿Qué haces aquí?

—¿Draco?— fruncí el ceño.

—No, Salazar Slytherin— dijo en tono burlón—Si, soy Draco. ¿Quién más?

Rodé los ojos e ignoré su pregunta—. Estaba caminando y me encontré a Snape y Potter. Al parecer lo estaba regañando hasta que llegó Lupin.

—Bien, vámonos entonces— vi como Lupin y Potter se iban por lo que fui con Draco a la sala de estar de Slytherin.

Draco Malfoy.

Llegamos a la sala de Slytherin. Lia iba a subir la escalera a las habitaciones de chicas pero se detuvo y volteó hacia mi.

—Por cierto. ¿Qué hacías tú ahí?

—No podía dormir y escuché unos ruidos así que fui a ver. Cuando te vi salir me preocupé — «o más bien estuve celoso de que te fueras a encontrar con alguien»— y te seguí para que no te metieras en problemas.

—Aww, Draco. ¿Te preocupas por mí?

No sabes cuanto...

Bufé falsamente—Ya quisieras.

Ella rió suavemente—Como digas, Draco — se acercó a mi y deposito un suave y cálido beso en mi mejilla.

Su olor a coco y vainilla me recorrió las fosas nasales y un sentimiento muy agradable se instaló en mi pecho. Cuando se alejó todo eso desapareció y tuve que contener mis ganas de acercarla de nuevo.

—Adiós— se despidió suavemente.

Yo asentí en forma de despedida y no pude evitar poner una sonrisa tonta en cuanto se fue. Toqué mi mejilla y mi sonrisa se ensanchó. ¡Me había besado! Claro, no era dónde y con las intenciones que quería, pero un beso al fin y al cabo.

Me dormí con los mejores ánimos del mundo mágico. Y sobre todo, pensando en Lia.