Love & Passion [Draco Malfoy]

𝚂𝙴𝙶𝚄𝙽𝙳𝙰 𝙿𝚁𝚄𝙴𝙱𝙰 𝚈 𝙿𝙴𝚂𝙰𝙳𝙸𝙻𝙻𝙰 (+𝟷𝟾)

Lia Shallow.

Era el día de la segunda prueba. Según Cedric me había dicho —cuando nos juntamos para hablar de su próxima cita con Chang—, era una prueba de buscar tu más grande tesoro en el lago negro.

Estaba al lado de Draco, atrás estaban los demás incluida Pansy. Había intentado hablar con ella, pero siempre me evadía. Draco me había dicho que si ella volvía a insultarme o algo parecido la sacaría del grupo sin importar que era mi amiga, pero la verdad es que ya no estaba muy segura de que lo fuera.

—¡Bienvenidos a la segunda prueba! Anoche, a nuestros cuatro campeones se les fue robado algo, un tesoro invaluable. Ahora estos cuatro tesoros, uno por cada campeón, yacen en el fondo del lago negro. Para poder ganar, cada campeón debe encontrar su tesoro y regresar a la superficie. Muy simple, excepto por esto: solo contaran con una hola para hacerlo, ¡solo una hora!— miré el reloj y luego a Draco, quien estoy segura que le imploraba a merlín que Potter fallara.

»Después estarán solos, y ninguna magia los salvara— vimos a Potter y parecía ahogarse con algo que había comido. Draco rió pero le pegué en el brazo y su cara cambió rápidamente a una seria, yo reí ante eso y el me miró mal—. La prueba comenzará al sonar el cañón— el cañón sonó y los participantes entraron.

Escuchamos a Dumbledore decir que la campeona de Beauxbatons, Fleur, estaba fuera de la prueba porque fue forzada a retirarse. Suspiré y me acerqué a Draco, el pasó su brazo derecho al rededor de mi cuello y yo recosté mi cabeza en su pecho.

Estaba preocupada por Cedric. Lo quería, no en la forma en la que quería a Draco, lo quería como un amigo o puede que hasta como un hermano. El era el tipo de persona que te caía bien y que incluso entendías, se podría decir que el era la prueba viviente de que ser una persona con buenos sentimientos te podía llevar lejos.

Pasó poco tiempo hasta que vimos a Cedric salir con Chang. Todos aplaudieron al verlo, se podría decir que era el favorito del público. Después vimos salir a Krum con Granger, me sorprendió pensar que ella era su tesoro más preciado pero no me detuve mucho en eso. Un silencio se instaló mientras todos esperaban para ver si Potter salía.

Todos aplaudieron de nuevo y vi a Ron junto con la hermanita de Fleur salir del agua poco después salió Potter disparado fuera de ella y todos celebraron.

Draco bufó y yo reí ante su usual comportamiento infantil.

—¿Tanto odias a Potter?— pregunté.

—Sí.

—Dame razones para que lo odies.

Me miró divertido—¿Tienes tiempo para tantas?

Reí y le di un corto beso— Dramático.

El me dio otro beso—Linda.

Sonreí. Lo amaba.

***

Era de noche, había tenido una pesadilla y no se me ocurrió nada más que ir donde Draco.

Toqué la puerta y después salió. Tenía unos bóxers negros dejando al descubierto su formado abdomen y una cara de adormilado que cuando me vió se volvió una sonriente.

—Hola— dije nerviosa—. Es que tuve una pesadilla, y aunque se que suena infantil me da miedo el armario ahora. ¿Puedo dormir contigo?— pregunté—. Esta bien si no quieres, es decir puede que tengas sueño y—

—Lia, Lia— me interrumpió—. Claro que quiero, nunca diría que no a algo como eso.

—¿Enserio?— pregunté aliviada.

—Si, pasa— me dijo y entré.

Miré a todos lados y luego volteé hacia donde estaba. Me miraba divertido, fruncí el ceño ante eso.

—¿Enserio duermes con eso?— preguntó.

Miré mi pijama. Era una camisa corta y ajustada junto a unos shorts también cortos pero sueltos.

—Si... es cómodo— dije—. Aunque me veo horrible con esto.

Se acercó rápidamente a mi—Pues yo creo que te ves sexy— susurró en frente de mí.

Nos quedamos mirando por unos segundos y después, me besó.

El beso era suave y dulce, pasó sus manos desde mi espalda hasta mi cintura. Yo pasé las mías de su pecho a su cabello despeinado dando leves tirones de él.

De repente sus manos pasaron a mi trasero apretándolo a lo que yo gemí. Aprovechó y metió su lengua en mi boca tomando el control de ella.

Caminamos de espaldas hasta su cama y me recosté en ella haciendo que el se acostara encima de mí. Seguimos besándonos, yo tenía mis piernas al rededor de su cintura, el roce de nuestras partes hacía todo más excitante. Después sus besos pasaron a mi cuello succionando en algunas partes y bajaron a mis pechos donde beso suavemente sobre la tela.

Nos miramos a los ojos y después nos quitamos la ropa. Yo me quite rápidamente mi camisa y short y el se quitó el bóxer haciendo que los dos estuviéramos desnudos.

—Mierda, eres perfecta— dijo y seguido a eso beso mis pechos.

Besaba y lamía dándome descargas de placer que me hacían estremecer hasta que mis pezones estuvieron duros. De ahí fue bajando hasta que llegó a mi zona íntima abriendo mis piernas, hice un puño las sábanas mientras soltaba gemidos al sentir su lengua en mi clítoris.

Succionaba y lamía de tal forma que me sentía en el paraíso. Me eleve acercándome a él por inercia.

—Ahhh, Draco— gemí. El siguió con su trabajo hasta que llegué a el orgasmo.

Se levantó y me besó bruscamente, yo le devolví el beso con la misma firmeza. Me subí encima de el, tomé su pene y lo introduje en mí provocando que Draco soltara un gemido.

—Ahhh— gimió roncamente.

Sentí un leve dolor pero a medida que me fui moviendo fue remplazado por placer. Me moví bruscamente sobre el, se sentía como el cielo. El posó sus manos en mi cintura y aceleró mis movimientos. Nos mirábamos a los ojos, yo los cerraba algunas veces por el placer pero siempre volvíamos a hacer contacto visual.

Sus pupilas estaban dilatadas, su pecho se movía fuertemente por los bruscos movimientos y me miraba como nunca antes había visto.

De repente me volteó a una posición donde yo estaba debajo de él y me embistió llenándome de placer.

—Draco— gemí.

Eso pareció ser una motivación porque al escucharme aceleró las embestidas. El choque de nuestras pieles se escuchaba, y  cada vez nuestras acciones se volvían más torpes. Empezó a dar pequeños besos y mordidas en mi cuello, posiblemente dejaría marcas pero no me importaba. Se sentía demasiado bien para ser real, el me susurraba cosas al oído y su voz ronca me excitaba demasiado.

Nos dejábamos llegar por el placer, el cual cada vez era mayor y ambos llegamos al orgasmo juntos, gimiendo nuestros nombres.

En la habitación solo se escuchaban nuestras respiraciones, salí de Draco y cansada me recosté en su pecho, el me acarició la espalda y besó mi cabeza.

—Te amo— dijo.

—Te amo— respondí.

Y así, me dormí.