Pulsaciones

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La luna se encontraba en su punto mas alto, y ahora Sett dormía profundamente, sin embargo para Aphelios el panorama era un tanto más complejo.
Desde siempre, el Lunari solía tener visiones que le eran mostradas por la presencia de su hermana Alune, a veces unas mas abrumadoras que otras; pese a ello, se había logrado acostumbrar. Pero ya desde hace un tiempo , nuevas preocupaciones invadían sus sueños, últimamente, y desde el momento en el que uno de los templos sagrados había sido profanado por los solaris; ya no dormía con la misma tranquilidad.

Las escenas volvían en su mente en las noches, causándole incómodas pesadillas de apariencias tan reales que no lograba distinguir de la normalidad, a veces se despertaba a mitad de la noche, pensando que su hermana estaba en riesgo; y se forzaba a envenenarse en noctums solo para poder asegurarse de oír la voz de Alune y calmarse.
La última pesadilla que recordaba, la había tenido unos 4 días antes de salir de Targon, y aunque trataba de aquietarse, cada vez era más difícil, llevándolo a extremos del delirio o a estados de ansiedad y paranoia que le imposibilitaban conciliar nuevamente el sueño.

Hoy; después de varios días, había vuelto a ser víctima de aquellos recuerdos

Aphelios se movía inquieto, su pulso y respiración se habían acelerado simultáneamente.
Fue tanto, que incluso despertó a Sett; quien al verlo inmediatamente se preocupó por él.

-.¿Phel? ¿Estás bien?-.
Dijo el pelirrojo en primera instancia al percatarse de los movimientos bruscos.

-.¿Phel?...¡Phel!..-. Empezó a subir el volumen con la intención de despertarlo de aquel trance en el que se encontraba sometido. Definitivamente no se veía nada bien.

-.¡Aphelios despierta!-.
Gritó, mientras sujetaba uno de sus brazos.

Inmediatamente el lunari se despertó exaltado por la impresión que Sett le había ocasionado.
Se sentía mal, completamente nervioso , fijó la vista en un punto de la pequeña cueva para no quitarle más la mirada.

-.¿Phel?-.
Insistió Sett tratando de que el lunari reaccionara. sin embargo su respuesta fue nula otra vez. Parecía como si en aquella pared hubiera visto un fantasma del cual no desprendía los ojos.
Tardó apenas unos segundos en volver en si y a su realidad, parecía que el aire le faltaba y se veía muy agitado.
Casi por instinto Sett se acercó lo suficiente para quedar frente a él y abrazarlo cuidadosamente, sin si quiera pensarlo.

Aún inmóvil parecía que el menor respiraba asustado; completamente pálido y helado, fue luego de un minuto; cuando por fin recuperó su sentido de orientación en si mismo.

Allí estaba Aphelios; entumecido y asustado aún, sin embargo los cálidos brazos grandes del vastaya cubrían su pequeño cuerpo por completo.
Hacía tanto que no recibía afecto físico, que le pareció realmente acogedor.
Era el primer abrazo que percibía en tiempo, y le tranquilizó que fuera de Sett. Estando allí, se sentía protegido .
Terminó de sosegar su respiración tras aferrarse aún mas a la figura del mas alto, no quería apartarse de él, y levemente sus brazos se afianzaron a la espalda del mestizo respondiendo al gesto.

-.¿Estás mejor?-.
Oyó la voz del mas alto.

Quería responder , pero ni un hilo de voz salía del nudo que tenía su garganta.

-.Ya pasó... ya pasó-.
Decía Sett al mismo tiempo que con una de sus manos acariciaba la espalda del mas pequeño con la intención de tranquilizarlo aún más.
Se le había venido a la cabeza actuar como lo hacía su madre con él cuando era pequeño y le abrazaba o mimaba para aliviarle el miedo ;y es que ahora sentía el deber de brindarle aquella sensación de amparo a su compañero. Desde ese ángulo se veía tan débil y frágil, opuesto al Aphelios que había conocido desde un inicio, pero podía entender el susto que sentía y empatizar con él.

Eclipse  LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora