Segunda Parte: Esclavo.
La transición entre realidades no es más que un camino estrecho que se realiza entre hielo. Su trayecto produce dolor en forma de un frío intenso que entra en una oleada rápida hasta la médula de los huesos; sin embargo es rápido, solo dura el tiempo escaso en que se tarda en dar un simple paso.
Una zancada, e ingresaron a un nuevo mundo donde el calor llegó a ellos en una oleada sofocante, y la luz era intensa y deslumbrante. Cuando lograron enfocar la vista se encontraron con un lugar de imperantes tonos dorados. La tierra, Kanesh la percibió caliente y seca en sus pies desnudos, corrió cerca de su madre, se aferró fuertemente a su mano y a su falda, todos sus sentidos reconocían el peligro y se encontraban en alerta, Serek en cambio observaba de manera curiosa, para su hermano esa actitud no era más que una incongruencia ya que no podía comprender la tranquilidad que lo poseía.
Su padre fue el siguiente en arribar, se encontraba custodiado por el guerrero del torso desnudo, amenazado y controlado por una tosca espada. La mirada de Kanesh se encontró atrapada en esa arma; la empuñadura no era más que un trozo de madera apenas modelada, el acero grisáceo, sucio, de bordes irregulares. Su mente calculó la fuerza que tenía que imprimir para lograr la efectividad con una tizona en ese estado, de nuevo tembló mientras abrazaba a su hermano. Las manos de su padre se encontraban sujetas en su espalda por una cuerda gruesa que era controlada por la voluntad del guerrero, como si no fuera más que un simple animal.
—¿Por qué papá no se defiende?—murmuró Serek mientras tomaba la mano de su hermano y escondía su rostro en su hombro. Era una pregunta compartida, que surgía de lo profundo de su propia inocencia e ingenuidad.
Kanesh recordó las enseñanzas de su padre, lejos de su estrella origen sus poderes disminuían. Contempló al guerrero con cuidado, sangre divina recorría su cuerpo mezclado con un humano, un mestizo, un semidiós como eran ellos mismos, a pesar de lo dañado de su arma no dudó en que pudiera hacer un daño irreparable.
Los Tesalian, uno por uno fueron atravesando el portal y apareciendo en su tierra; aquellos cascos que imitaban de una manera rústica las cabezas de depredadores con las fauces abiertas de color negro resultaban aún más terroríficos a la luz del día que durante la noche. En sus manos portaban grandes cofres desbordándose de tesoros: armas elegantes y brillosas, e innumerables joyas. ¿Cuántos minutos habían pasado para llevar a cabo tal saqueo? Se preguntó Kanesh mientras los contemplaba.
De entre ellos emergió una figura alta, su paso creaba un extraño sonido, todos le cedieron el paso en señal de respeto, movía con habilidad un par de muletas; su anatomía, era un marcado mapa de cicatrices. En él, resaltaba el ojo derecho cubierto por un parche negro, su pierna del mismo lado muerta. Parecía viejo, pero la magia que despedía ese cuerpo decrépito era totalmente discordante con la imagen, a pesar de la apariencia era alguien poderoso. Para aquel niño, no era lo mismo ver la teoría de la guerra que contemplar directamente sus efectos. El hombre caminó con lentitud, era extraño, aún en ese bamboleo producto de las muletas el movimiento tenía algo de majestuosidad. Dibujando un rastro en la tierra, se colocó de primero.
—Es tiempo —ordenó aquel hombre, encabezando el camino.
Los guerreros adoptaron una formación de columnas dejándolos en el medio, iniciaron una procesión lenta, guiada por ese hombre. Tras unos minutos ingresaron a un desierto, sus pies se hundieron en una arena fina, suave e hirviente mezclada con piedras. Kanesh podía sentir el dolor, como su piel era herida y quemada, la curiosidad lo llevó a detenerse por un segundo y examinar sus plantas, estaban intactas. No comprendía la manera en que reaccionaba su cuerpo a esta nueva tierra.

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El dios esclavo
FantasiDescubre a Kanesh el dios del castigo y como su destino se trenza con el de los Tesalian. Tesalian, un ejército de élite conformado por dioses semidioses y héroes dedicados a la invasión y la conquista; cuyo nombre es sinónimos de peligro. A trav...