04 | Keith

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Keith

— ¡Sally!— exclama mi hermana cuando salimos del coche y aparecemos ante la casa de la desconocida, que ahora no es tan desconocida y que se llama Sally. — ¡No nos habías dicho que eras una princesa y que vivías en un palacio!

Sally ríe por lo bajo. No sé cómo puede hacerlo. Empieza a explicar algo a Ellie, pero yo desconecto y me concentro en la casa. Es realmente muy impactante. Creo que nunca había visto una casa así de bonita, enorme, elegante y moderna en lugar que no sea la televisión o una revista de cotilleos de famosos. Llevamos ya un rato juntos, pero todavía me sigo preguntando: ¿quién es Sally Lee?

Ellie y Sally empiezan a entrar en la casa, y yo las sigo con mi maleta y la de mi hermana. Cruzamos el jardín de enfrente, que está muy bien cuidado, y entonces subimos cinco escalones que hay delante de la puerta principal.

Y si desde fuera la casa ya parecía impresionante, por dentro es... es... No tengo palabras para describirlo. Cuando entramos, nos encontramos en medio de una gran entrada, con un espejo muy grande en la pared, un mueble para los zapatos con varias cestas con claves y un perchero muy moderno que ocupa gran parte de la pared blanca.

Seguidamente, Sally nos conduce hacia la cocina, pero tengo tiempo antes de admirar el comedor, con una televisión más delgada que una hoja de papel, unos sofás que parecen de lo más mullidos y varios cuadros que, aunque no entiendo nada de arte, me parecen maravillosos. Todo es de concepto abierto, muy blanco y muy limpio.

La cosa que me llama más la atención, sin embargo, es el piano de cola que hay en un rincón. ¡Estará afinado?¿ Alguien lo tocará? Tengo que reprimir el impulso de acariciar cada una de las teclas, y pasar la mano por la lisa y reluciente cola. Enseguida me quito este pensamiento de la cabeza. Esta vez no. Ya es definitivo. No volveré a caer como la última vez.

En la cocina nos esperan (bueno, por la cara que ponen parece que no nos esperaban mucho) los que supongo que son los hijos gemelos de Sally: Aurore y James. Sally me ha explicado que tenemos la misma edad.

También me han dicho que se parecían mucho, pero esto... No me imaginaba que se parecieran tanto, es como si los hubieran creado con un filtro de Snapchat, aquel que cambia el género.

Los dos tienen el pelo rubio y los ojos marrones, con pecas repartidas por una cara de facciones definidas pero suaves vez. Todos juntos se parecen también a Sally, pero ella tiene los labios más delgados y la cara más redondita. El resto supongo que lo habrán sacado del padre, el cual Sally nos ha pedido que no mencionamos.

Aurora es guapísima. Sus grandes ojos marrones emmarcados por unas pestañas increïblemente largas me observan con preocupación. Su pelo es largo, parece fino de textura pero tiene una forma un poco ondulanda.

Por favor, no es el momento de pensar en estas cosas, dice la parte racional de mi (si es que hay alguna parte racional en mi).

Pero no puedo parar de mirarla. Su cara es perfecta. No, en serio, lo es. Acordando a las matemáticas, según el número aureo y la proporción dorada de la cara perfecta, lo es. En resumen: que es muy guapa.

Y claro, si ella es guapa, Jamie también lo es. ¿Qué comen en esta familia? Parecen los típicos que podrían haber sido modelos infantiles, y salir en catalógos de jugetes o anuncios televisivos.

—¿Mamá? —pregunta Aurora. Parece que tiene ganas de tirarse a hacerle un abrazo, pero que estemos Ellie y yo lo que hace retenerla en su lugar. — ¿Por qué no nos has enviado ningún mensaje? Estábamos preocupados.

Sally desvía la mirada hacia mi hermana y yo. Quizás como respuesta de la pregunta o quizá porque no quiere hablar de lo ocurrido con nosotros presentes. Al final, ella es la que se adelanta para abrazarla.

No había pensado que ellos también lo podían haberlo pasado mal. Al fin y al cabo, no habían visto a su madre en toda la noche. Es similar a lo que me pasó a mi ayer, aunque a la vez es muy distinto. Pero la preocupación es la misma.

— Después os lo cuento mejor, pero ahora os lo intento resumir. Ha habido un accidente. ¿Recordais a Madison? ¿Mi amiga de la universidad? — no le contestan, pero ella sigue.— Pues ellos — , nos señala suavemente con la cabeza, — son sus hijos. Keith y Ellie. Quedamos algunas veces, pero erais muy pequeños, dudo que lo recuerde. En fin, que se tendrán que quedar aquí en casa unos días. — Más flojito, añade: — Probablemente todo el verano. — No querrá que Ellie se preocupe. — Es lo que Madison hubiera querido.

Me sorprende cómo resume el peor día de mi vida, sólo con unas cuantas frases que no son nada en comparación con el dolor que siento por dentro.

Las caras de James y Aurora son un cuadro. Me gustaría saber que estan pensado ahora mismo. ¿Les parecerá bien que nos quedemos aquí? No creo que nos digan nada directamente simplemente por compasión. Esto tampoco es lo que quiero. No quiero que todo el mundo me empieze a tratar de manera distinta.

Al menos Sally quiere con todo su corazón que nos quedemos con ella. No se si lo suyo es compasión o una gran amistad con mi madre. Tal vez siente como que es su deber.

La verdad es que yo no sé que haría si Sally no se hubiera presentado frente a nuestra casa. No creo demasiado en el destino. ¿A lo mejor a sido una simple casualidad? Sea lo que sea, estoy tranquilo de estar aquí. Si las apariencias no engañan, creo que nos tratarán bien.

— Bueno, ahora os acompañaré a vuestras habitaciones.

Nota de la autora:
¡Hola! Espero que os haya gustado este capítulo. Si es así, votar o comentar :))
Martina<3

That summer's playlist [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora