Capítulo 27 - Aurora

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AuroraCuando llego a casa después de correr, una olor inusual que proviene de la cocina me inunda los sentidos

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Aurora
Cuando llego a casa después de correr, una olor inusual que proviene de la cocina me inunda los sentidos.

Me acerco hacia allí para ver que se trata de Keith. Esta cocinando.

— ¡Buenos días! — Me dice con una sonrisa.

— ¡Buenos días! — replico, devolviéndole la sonrisa un poco confundida por el motivo de su alegría. — ¿Qué haces?

Keith parece concentrado, controlando más de un par de cosas qué está cocinando a la vez. Se mueve ágilmente por la cocina, abriendo y cerrando armarios y cajones, y asegurándose de que el contenido de las varias sartenes de la vitrocerámica no se queme.

Sin dejar de trabajar pero aguantándome la mirada siempre que puede, me contesta:

— Ayer me ofrecí voluntario a tu madre para preparar la comida de hoy para ir a la playa. Llego muy tarde a casa, deberían ser las cuatro.

— ¿Y tú qué hacías tan tarde?

A ver, sí, yo también estaba despierta leyendo, pero si se enteró de que mi madre había llegado significa que no estaba en su habitación.

— Ah, eso. — dice Keith cómo si una bombilla se le encendiera. — Ya tengo respuesta para tu propuesta de tocar mi canción para la audición. Lo haré.

No puedo reprimir dar un salto y ahogar un grito, al acordarme que somos los únicos despiertos de la casa.

— Me vino la inspiración por la noche, y ya casi he acabado con tu parte.

— Ya verás como no te vas a arrepentir. — le aseguro, aún asombrada por las buenas noticias. La verdad es que, cuando se lo pedí, no estaba segura de que aceptaría.

— Si tienes impresora pasaré las partituras a limpio con un programa, que no sé si lo que escribí ayer se entiende mucho.

— Sí que tengo impresora, cuando termines te enseñaré como se usa. ¿Te ayudo con algo? — añado, haciendo referencia a la comida.

— Ya casi está todo, pero gracias.

— Pues entonces me voy a duchar. — Estoy a la mitad de las escaleras cuando me acuerdo, y vuelvo a bajar rápidamente. — Si llaman al timbre será Sean, al final él también vendrá. — Explico a Keith.

— Vale, perfecto.

***

Cuando llegamos a la playa de Hue ya es casi la hora de comer, pero hace tanto calor que decidimos bañarnos primero. Ya nos hemos puesto la crema solar en casa, así que dejamos las bolsas en la arena, ponemos las toallas, nos desvestimos y corremos al agua.

No voy a mentir y decir que no me fijo en el torso desnudo de Keith. No quiero ser irrespetuosa, así que solo diré que no es desagradable de mirar. Está bien... entre nosotras, es la cosa más perfecta que he visto en mi vida. Pero eso él no lo sabrá nunca.

— Aurora, dame la mano y entramos juntas — me propone Ellie.

El agua está un poco fría, pero al entrar corriendo junto a Ellie me acostumbro de seguida.

Jamie sube a Ellie a sus hombros, y nos empiezan a salpicar a todos. Sean, Keith y yo empezamos una especie de batalla y nos hundimos los unos a los otros.

Mamá, con el agua hasta los tobillos, nos observa con una sonrisa.

***

Nos comemos las hamburguesas de Keith como si hiciera una eternidad desde que comimos por última vez. Están realmente buenísimas.

— ¿Jugamos al fútbol? — propone Sean.

Usamos sus chanclas y las de Keith, que son quienes tienen los pies más grandes, para delimitar las porterías. Jugamos chicas contra chicos: Sean, Keith y Jamie contra Ellie, mi madre y yo.

Al final, no sé a que acabamos jugando, porque nos inventamos las reglas. Todos nos abalanzamos hacia todos, haciendo placajes y cogiendo la pelota con las manos, cosa que hace que parezca más rugby que otro deporte.

— Aurora, tú sujetas a Keith por las piernas y yo por los brazos, ¿vale? — me susurra Ellie.

Lo hacemos, pero al final Sean ocupa el lugar de Ellie y Jamie y yo agarramos una pierna cada uno. Conseguimos llevar a Keith al mar.

— ¿De quién ha sido esa idea? — dice riendo y mirando directamente a Ellie, a quien se le escapa la risa.

Y así vuelve a empezar el juego y nos hundimos y salpicamos otra vez. También jugamos al toro, pero Ellie se cansa y volvemos a nuestro juego inicial.

Al cabo de un rato, mamá nos avisa para que salgamos del agua y nos empecemos a secar.

— ¿Alguien quiere ir a dar una vuelta por la playa? — dice Jamie, y Sean y Keith se levantan.

Yo quiero hacer lo mismo, pero Ellie me pide que me quede con ella para hacer un castillo de arena. Al final, acabamos enterrando las piernas de mamá.

— Chicas, ¿queréis ir a buscar a los chicos? Ya se está haciendo tarde.

— ¡Sí! — Exclama Ellie, que siempre tiene energía para todo.

Encontramos a Jamie y Sean conversando tranquilamente sentados en unas rocas.

— Mamá quiere que volvamos — les explico. — ¿Dónde está Keith?

— He andado un poco más.

Noto algo frío en la punta de mi nariz.

— ¿Está lloviendo? — pregunto, mirando al cielo y viendo a unas nubes grises que se acercan.

— A mi también me ha caido una gota — dice Sean.

— Id volviendo vosotros con Ellie, ya voy yo a buscar a Keith.

***

Ando dos minutos hasta encontrarlo. Está subido en una especie de acantilado formado por rocas. Veo sus pies colgando, pero no llego a ver su cara, así que empiezo a trepar.

Nota de la autora:
Hola!!!! Qué os ha parecido este capítulo??

Gracias por leer :))))

Martina <3

  

That summer's playlist [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora