Keith
Mi vida se está convirtiendo en una rutina. Y es una de las malas. Me paso el día arrepintiéndome de mis decisiones, pero luego no hago nada para solucionar mis errores.Los echo a faltar. A todos. Aurora, Keith, Steph, Sean... Incluso a Sally. Echo a faltar como era Ellie con ellos. Echo a faltar como era yo con ellos.
Tal vez es el momento de que hable con ellos. No me gusta cómo he dejado las cosas. Debo explicaciones a mucha gente.
¿Habrá hablado Aurora con su madre? ¿Le habrá contado la verdad? ¿Se habrá enfadado con ella cómo lo he hecho yo?
— ¿Keith?
La voz de mi hermana me saca de mis pensamientos.
Está frente a mí, con su pijama favorito de Frozen y un intento de coletas hechas por mi recogen su sedoso cabello.
— Hace horas que te estoy hablando. Hay alguien en la puerta.
Tengo un deja vu de la última vez que estábamos Ellie y yo solos en casa y llamaron a la puerta. Fue cuando vino Sally a buscarnos.
Pero esta vez es distinta. Frente a la puerta, está Aurora. Nunca me había alegrado tanto de ver a una persona.
Quizás tendría que haber sido yo el que hubiera de ir a buscarla, pero ya que está aquí, no me voy a quejar.
Parece nerviosa. Su pie da golpecitos en el suelo, y no fija la mirada en ningún sitio. Por un momento, mira directamente a la mirilla, y pienso que me ve.
Vuelve a pulsar el timbre. Esta vez abro la puerta.
Antes, pero, pienso en mi estado. Por lo menos, hoy me he duchado. Llevaba todos los días sin hacerlo, pero la verdad es que esa ducha con agua caliente rozando a quemar, me ha ayudado a calmar un poco mis ideas.
Aún así, mi pelo está despeinado, mis pantalones de pijama tienen un ajugero en cada rodilla y mi camiseta tiene una mancha de chocolate. Para acabar de completar este maravilloso look, mi cara. Se ve de lejos que llevo días sin dormir, con unas bolsas azules tirando a violetas debajo mis ojos.
Cumplo todos los requisitos para el cliché de chico pasando una ruptura. Bueno, una ruptura, una muerte, un engaño...
Aurora, físicamente está perfecta. Cómo siempre. Pero su mirada no transmite lo mismo.
— Hola, — dice, casi en un susurro.
— Hola. ¿Cómo estás? — Al darme cuenta de lo que acabo de decir, me disculpo: — Perdón. Qué pregunta más estúpida.
— No pasa nada.
Aún estamos en el umbral de la puerta.
— ¿Quieres entrar?
Ella asiente por la cabeza. La acompaño hacia el comedor. Ella va observando su alrededor, fijándose en cada detalle.
Se para frente a una de las fotos que hay colgadas en la pared, en la que salimos mi hermana, mi hermana y yo.
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That summer's playlist [EDITANDO]
Roman pour AdolescentsAurora Lee tiene muy claro su objetivo para este verano: conseguir una plaza en el programa de música de la prestigiosa universidad Lelton College. Keith Hastings solo quiere un verano normal. Cuando la madre de Keith fallece en un trágico accidente...