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Más de tres meses después...

El día de hoy es un día muy especial y no solamente por el cumpleaños de Joaquín, sino también por la pequeña sorpresa que le tiene el rizado.

La pareja se encuentra en una plaza cercana a sus casas, están disfrutando de un pequeño helado, mientras mantienen sus manos entrelazadas, sonriendo ampliamente.

— Eres muy bonito —susurró el rizado rompiendo el silencio, causando un sonrojo en su pareja.

— Tú también eres muy guapo. Recuerda que debes regresar o mi papá nos va a matar.

— Lo sé, aunque deseo pasar todo el día con mi precioso novio que está de cumpleañero —comentó Emilio, con una gran sonrisa.

— Da gracias a que me dio permiso de pasar toda la mañana contigo, no creí que lo hiciera —dijo el castaño, levantándose de su lugar, caminando junto a su novio.

— ¿A donde vamos, aún podemos estar unos minutos antes de que debamos irnos? —intrigó el rizado.

— Vamos a tu auto, porqué quiero besarte antes de ir a mi casa —explicó, soltando una pequeña risita.

En el último tiempo el rizado había progresado mucho, con su temor a expresar su afecto cuando hay otras personas; ahora podía tomar la mano de su novio o abrazarlo, pero aún no besarlo.

Joaquín era totalmente comprensivo con la situación de no besarse en público, pero había ocasiones donde se dejaba guiar por las malas intenciones de las demás personas. Como cuando convenció a su novio de acompañarlo a una fiesta y al dejarse ir por los malos comentarios de varias personas beso al rizado, en frente de demasiadas personas, provocándole ansiedad al sentirse juzgado por las miradas de todos; llegando a darle un pequeño ataque de ansiedad.

Tras superar la situación, el castaño se disculpo como tantas veces pudo en la noche, incluso actualmente lo hace en algunas ocasiones. Emilio no le tomó mucha importancia al tema, de alguna manera entendía a su novio, la presión de las personas pueden llevarte a hacer cosas que no deseas llevar a cabo; por ello cuando le pedía disculpas, siempre le dijo que no se preocupara, que todo estaba bien.

Pero no fue hasta que Joaquín visitó a la psicóloga del rizado, por petición de ella, que entendió un poco de la situación. Él sabía que su novio tenía problemas o de alguna manera traumas y miedos; pero no conocía cuáles eran con exactitud, hasta esa tarde; ese día comprendió aún más las situaciones que enfrenta el mayor. Por obvias razones la psicóloga solo dijo lo necesario y lo aprobado por su paciente, cosas que fueron de gran ayuda para el desarrollo de su relación.

En cuanto subieron al auto, el castaño se subió al regazo de Emilio, comenzando un beso que fue correspondido de inmediato.

El aire comenzó a faltarles tras unos minutos de haber iniciado el beso, por lo que tuvieron que separarse; para ese punto el rizado tiene sus manos debajo de la playera de Joaquín, sontenieniendolo de la cintura, mientras que está con una semi-erección.

— Debemos parar —susurró el mayor.

— ¿Demasiado arriesgado, el tener sexo en el auto? —intrigó en castaño.

— Exacto, además debemos ir a tu casa —dijo— Además el próximo fin de semana iremos a la cabaña.

De inmediato una sonrisa se formó el los labios de Joaquín. Su vida sexual no era tan activa, al menos cuando no estaban en la cabaña, pues cuando están ahí es una cosa muy diferente; debido a la seguridad y tranquilidad que sienten al hacerlo en ese lugar. Si por ellos fueran irían cada fin de semana, pero es complicado principalmente por el padre del castaño, además que también les gustaba pasar el tiempo de otras maneras.

El menor de bajo del regazo de Emilio, no sin antes darle un pequeño beso.

[...]

Unos quince minutos después, estacionario el auto en la casa del castaño, bajaron entrelazando sus manos en cuanto pudieron.

Al entrar no había rastro de nadie por lo que, fueron al patio, en cuanto cruzaron la puerta, muchas personas gritaron sorpresa, de inmediato Joaquín solo un pequeño gritito de emoción, mientras sonreía ampliamente viendo a su familia.

— Sorpresa pequeño —dijo el rizado, de inmediato el menor lo miró con sorpresa, antes de abrazarlo cortamente.

El castaño saludo a cada uno de sus familiares, dándoles un beso en la mejilla y recibiendo gustoso sus felicitaciones.

[...]

Unas tres horas después la fiesta ya estaba con un gran ambiente, varias personas bailaban, otras solo platicaban, riendo en algunas ocasiones.

La pareja se encontraba sentada, mientras platicaban un poco.

— Hable con mi mamá hace rato y me dio permiso de ir a la cabaña el próximo fin de semana, incluso me dio dinero —comentó el castaño sonriendo.

— Me alegro, pero ¿para que te dio dinero? —intrigó el mayor, haciendo que el castaño se sonroje.

— Me da pena decirlo —susurró, con sus mejillas completamente rojas de la pena— El dinero es para que me compre algo bonito, para... Ya sabes sorprenderte.

— ¿Te refieres a lencería? —preguntó Emilio, sonrojandose al ver cómo su novio asentía— ¿Tú mamá sabe que hacemos... ¿Ya sabes?

— Sí, no tengo la menor idea de como se como se entero, yo no le dije nada y tampoco tengo nada de condones o algo así en mi cuarto —respondió Joaquín.

— Quizá solo lo dedujo, por nuestras constantes visitas a la cabaña —dijo el rizado, el menor asintió— ¿Con que me sorprenderás?

— ¿Enserio quieres que use algo provocativo? —intrigó, de inmediato el mayor asintió— De acuerdo, un día cuando salga de la escuela, iré al centro comercial a ver que encuentro; admito que me emociona el probar cosas nuevas.

— Esta bien —suspiró— ¿Ya pensaste respecto a la universidad?

— Sí, iré a la misma en la que tu estudias, esta la carrera que quiero y por supuesto que también estará mi guapo novio —dijo el castaño por una gran sonrisa.

— Me encanta tu decisión, quizá podrías mudarte a mi departamento, para pasar tiempo juntos —murmuró Emilio.

— ¿Así que quieres que vivamos juntos? —intrigó el menor sonriendo.

— Bonito, yo quiero tantas cosas contigo, pero sí me encantaría vivir contigo. Pero mejor dejemos ese tema para después y vamos a bailar un poco.

Joaquín tomó la mano que le extendía el mayor, caminaron hasta el centro de la pisa, de inmediato comenzaron a mover sus cuerpos al ritmo de la música, mientras se mantenían bastante cerca.

Cuando la canción estaba en sus últimas notas, Emilio retiro su mano de la cintura del castaño, para tomarlo de la nuca, hacer ando sus rostros hasta unir sus labios besándose con suavidad. Por un momento el menor quedó en shock, pues jamás pensó que lo besaría enfrente de toda su familia, pero en cuanto reaccionó respondió el beso, con una sonrisa.

— Desde ahora podrás besar a tu novio cuando quieras —susurró el mayor al separarse.

— Este es el mejor cumpleaños, te amo Emi —comentó Joaquín.

— Te amo más, mi pequeño.

Volvieron a unir sus labios, en un pequeño beso.

Quizá todo inicio por un pequeño crush, pero se convirtió en mucho más que eso. Se volvió un amor que durará lo que este predestinado a durar.

Fin

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Ssubi dos historias nuevas,  touchdown y dispuesto por si quieren pasar a leerlas.

Gracias por leer esta historia, cuídense mucho, los amo 💜

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