Se podría decir que ambos jóvenes se conocen de toda la vida ¿y cómo no hacerlo? Si sus casas están justo a lado de la otra; pero a pesar de eso jamás tuvieron mucho contacto, por eso es que no saben mucho del otro.
Joaquín siempre fue un niño alegre y feliz y más ahora a sus diecisiete. Mientras que Emilio era un niño sumamente reservado con casi todos, solo hablaba y convivía con unos pocos, sigue así aún a sus diecinueve. Ninguno de los dos cambió mucho.
El que no se hablaran, no fue impedimento, para que el castaño desarrollará un amor platónico, por su increíblemente apuesto vecino; en realidad fue casi imposible no hacerlo, si aquel joven hacía ejercicio en el patio de su casa, que por pura casualidad, se podía ver todo desde el balcón de la casa de Joaquín, quien también curiosamente hacía su tarea ahí, lo cual no tenía nada que ver con ver a su vecino sin camisa.
Tampoco tuvo que ver, que Joaquín les rogara a sus papás, para que le cambiaran de cuarto, ya que en su nueva habitación, tenía la suerte que su ventana coincidia con la habitación de Emilio; según él, eran meras coincidencias todo.
Tal como ahora, que está de vacaciones y decidió ver una serie, en el balcón de su casa y así disfrutar un poco de aire fresco, aunque en realidad su mirada no estaba posada en la pantalla de su computadora, sino en aquel joven rizado, que justo ahora estaba haciendo ejercicio.
»Que sexy« pensó el castaño, al ver cómo su amor platónico, amarra a sus rizos en una coleta, para así facilitar hacer sus ejercicios, su torso brillaba por el sudor de su cuerpo que lo hacía verse aún mejor, según el joven que lo observaba.
Joaquín estuvo más de media hora en su balcón, al menos hasta que el rizado se metió a su casa, quitándole el motivo para estar ahí; se dirigió a su habitación, donde miró unos momentos a su ventana y al no ver señal de aquel joven sexy, decidió darse un baño.
El castaño salió ya duchado camino a su closet, donde se colocó un short y un crop-top; al terminar de vestirse, colocó su música favorita y por inercia comenzó a cantar y bailar por toda su habitación, estaba tan concentrado que ni siquiera noto la mirada que venía de la casa de a lado.
— ¡Joaquín! —gritó la madre del castaño.
Apagó la música, bajo las escaleras corriendo, fue a la cocina donde se encontraba su madre.
— Necesito que lleves esto a la casa de los marcos —pidió señalando el pay de moras que había.
— De acuerdo, deja me cambio de ropa —antes de que pudiera dar un paso le hablaron.
— Necesito que lo lleves ya, le dije a la señora que estaría en su casa a las cinco y ya pasa así que rápido.
Joaquín bufo, tomó el pay en sus manos, y comenzó a caminar de todas formas ¿cuál era la posibilidad que lo viera su crush? Tocó la puerta y esperó unos segundos a que fuera abierta, aunque para su desgracia fue abierta por Emilio, dejando al menor sin respiración, literalmente.
— Mi mamá me pidió que le diera esto a tu madre —susurró apenas.
— Ella no está, pero dejalo en la cocina —dijo el rizado rápidamente.
Joaquín asintió, pasó a un lado de Emilio, camino a la cocina dejó el pay en la barra, y comenzó a caminar rápidamente a la salida, hasta que fue detenido por una voz.
— Espera —dijo, el castaño lo hizo sin voltear a verlo, al menos no hasta que sintió un calor corporal ajeno, volteo encontrándose con Emilio muy cerca de él— Creí que te quedarías más a ver, de todas formas es mejor la vista, que en tu balcón o ventana ¿no? —dijo, haciendo sonrojar como nunca al menor— Vamos, no me creerás tan estúpido, como para no darme cuenta que disfrutas verme hacer ejercicio.
— Y-yo... —iba a excusarse, pero le fue imposible cuando Emilio se inclinó, dejando sus labios a centímetros, en ese momento olvido como respirar.
— Aunque debo admitir que verte salir de la ducha desnudo, también es bastante provocador —susurró, llevó su mano a la piel desnuda del castaño, acariciando con delicadeza— Eres demasiado lindo —admitió, se inclinó rozando sus labios con los contrarios, justo cuando iba a besarlo...
— ¡Emiliooo! —gritó la madre del mencionado, haciendo separar a ambos jóvenes— Oh Joaquín no sabía que estabas aquí.
— Yo solo vine a traer el pay, ya me voy —en cuanto dijo eso, salió corriendo de la casa.
[...]
Una semana había pasado desde aquel incidente, si a Joaquín se le hacía imposible sacar de su mente a aquel rizado antes, después de ese casi beso fue doblemente imposible; sólo que ahora había una diferencia, desde aquel día comenzó un juego entre ellos, que coincistia en provocar al contrario.
Emilio lo hacía principalmente al hacer ejercicio solo que ahora lo hacía con ropa interior; Joaquín tenía varias técnicas, pero la principal era usar ropa un poco provocativa, acompañada de los bailes que hacía en su cuarto, tal como justo ahora; aquel baile fue interrumpido por la notificación de su teléfono, al leer el nuevo mensaje se quedó en shock.
"Bailas precioso, nuestros padres saldrán esta noche, ¿te espero en mi casa? "
Joaquín suspiro, esperaba con ansias que llegara la noche.
[...]
Tocó la puerta, esperó algunos segundos, para que fuera abierta por un Emilio en ropa interior, hizo un ademán para que pasará y Joaquín así lo hizo, cuando entraron cerró la puerta, caminaron a la habitación del rizado, en cuanto cruzaron la puerta acorralo al menor, dejando sus rostros muy cerca.
— No te preocupes, no haré nada que no quieras —susurró, al sentir el cuerpo contrario muy tenso.
Joaquín se relajo, llevó sus manos al torso desnudo de su acompañante, acariciando con delicadeza, bajo su cabeza, comenzó a dejar besos húmedos en el cuello de Emilio, sacando varios jadeos, bajo una de sus manos, llevándola a la entrepierna, acariciando por encima de la ropa interior, sintiendo la gran erección.
Como pudieron caminaron a la cama, cayendo Joaquín primero dejando al mayor encima, haciendo que todas las caricias paren, Emilio llevó sus manos a la ropa del menor, comenzando a desvestirlo, al no recibir ninguna protesta continuó, hasta dejarlo completamente desnudo, sonrió satisfecho, antes de inclinarse para poder besar los labios contrarios por primera vez.
Entre pequeños jadeos de Joaquín, logró llevar sus manos a la última prenda que faltaba, quitándola como pudo, logrando que sus miembros rocen ligeramente. Se separan, Emilio va a su buro sacando un condon, lo abre colocándolo en su miembro.
— Date vuelta —susurró el rizado, con voz ronca, el castaño obedece, apoyado su peso en sus rodillas, y codos, se mordió el labio preparándose para lo que viene.
¿Qué importa si no le gusta? Al menos podrá pasar un momento con el ¿no?. Sus pensamientos son interrumpidos cuando siente como se introducen dentro de él, sacándole un gran gemido. Emilio no espero a que se acostumbrara, cuando empezó a moverse, lo hacía lento, pero eso no quitaba la gran molestia por la que pasaba el castaño; para su suerte se dio cuenta deteniéndose.
— Lo lamento —susurró.
Joaquín no dijo nada, se concentró en relajarse para que su interior se acostumbrara más rápido; pasaron algunos minutos para que eso se logrará, movió sus caderas buscando más contacto; lo siguiente que sintió fue una gran estocada, que tocó su punto, haciéndolo gemir fuertemente.
El ritmo continúo, rápido y preciso, ambos gemían cada vez más; el castaño se inclinó aún más quedando su pecho al colchón, mientras se aferraba a las sábanas, Emilio detuvo el ritmo sólo un momento para colocar una almohada debajo de la cadera del menor, para así levantarlas un poco más; reanudando las estocadas de inmediato.
Sus cuerpos empezaron a llenarse de una ligera capa de sudor, por el esfuerzo, Joaquín sintió aquel cosquilleo en su abdomen, bastaron unas estocadas, para que llegara a su orgasmo, viniendose con un gran gemido; Emilio dio un par de movimientos más para que también llegará.
Se separaron aún jadeantes, se quedaron en total silencio, intentando regular sus respiraciones. Joaquín sabía que Emilio no sentía nada por él, pero aún sabiendo eso esperaba más que un...
— Vístete y vete —musitó.
![](https://img.wattpad.com/cover/233140235-288-k816827.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Crush
FanfictionJoaquín no supo en qué momento su vecino reservado se convirtio en su crush, ni mucho menos se dio cuenta en que instante terminó llorando después de acostarse.