33. ~ Thomas Hayward/Cooper ~

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Narrador en tercera persona

-¡Corre!

Amy se apresura a sacar a Skay de la habitación, pero él se detiene abruptamente mirando hacia el primer piso donde alcanza a ver un uniforme y aunque aún no pueden verlos, ya no hay a dónde ir.

-No podemos escapar, ya están en todas las habitaciones. – Le dice a Amy con la mirada pérdida en el suelo.

- ¿Y qué hacemos?

- Tú huyes, yo me quedo. – Dictamina.

- ¿Qué? ¡No! – Responde tomándolo del brazo e intentando jalarlo, pero Skay no cede. No está dispuesto a huir.

- Amy, tienes que irte.... – Ella siente su mirada suplicante, pero no se mueve. – Por favor, ya has pasado bastante por mí, pero no agregaré esto a la lista. – Ambos se sostienen la mirada con firmeza.

Skay teme condenar a Amy a una sucia correccional, a una vida de mierda por su culpa. Y Amy, en cambio, está dispuesta a lo que sea con tal de no dejarlo solo.

- Pero yo sí, tú lo dijiste. No puedo llegar e irme como si nada, en las buenas y en las malas aquí estaré. Con todo lo que ha pasado, no creo que la cárcel sea tan mala. – Agrega, intentando calmar el miedo de él, y al mismo tiempo el suyo propio.

- No vas a ir a la cárcel, Amy.

- ¿Qué?

- Te mantendrán en una celda unas horas, te harán un juicio pre decisivo y te meterán a una correccional, como casi me pasa a mí. ¿Ya estás pensando en irte? – Pregunta, desesperado por no saber cómo convencerla, pero ella sacude la cabeza con determinación.

- No. – Un hombre sale de una habitación y los divisa a mitad del pasillo, para luego empezar a gritar algo que a ninguno de los dos les importa.

Amy solo se concentra en que Skay le ha tomado de la mano unos segundos antes de que lo hagan soltarse para esposarlo. Él se mantiene mirándola, ni siquiera se molesta en forcejear, no lo vale, ya no tienen escapatoria.

- Amy Cooper y Skay Brown, son acusados de homicidio y otros delitos que serán especificados en presencia de un Juez, tienen derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que digan podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tienen derecho a un abogado cada uno durante sus interrogatorios. Si no pueden pagarlos, se les asignará uno de oficio.

Ninguno de los dos hace amago de moverse o decir algo. No obstante, antes de que los obliguen a caminar, él hace un rápido movimiento soltándose temporalmente del hombre a su lado, se acerca y la besa, es un beso fugaz, de despedida.

Amy se queda estática, preguntándose si él cree que este es el final. Pero descarta la idea, ella no va a permitirle rendirse, no cuando aún había mucho por lo que luchar.

Otro guardia lo separa bruscamente de ella y hace que otro también lo tome del brazo. Ya no confían en que no haga nada, pero el chico se ha rendido, no hay de qué preocuparse...

Sin embargo, algo cambia en Skay cuando se endereza y mira fijamente al frente con una fría expresión. Amy no lo nota, en su mente solo ronda el deseo que ayudarlo... Pero ella desconoce el mal que realmente habita en él, y ese es su verdadero enemigo.

Cooper se permite rememorar las palabras que desde ese momento serían su fortaleza, el pilar de su lucha.

-¿Sabes, Amy? – Inquiere Alexandre recostado en la pared de la cocina mientras escuchan a Skay gritar que lo saquen del ático. – He estado pensando en su situación y creo seriamente que no tienen tiempo para peleas o secretos, el amor es algo demasiado efímero como para jugar a quién lo padece más, Skay te ama, lo estás salvando, pero va a volver a hundirse en algún momento. Alguien puede entorpecer su amor así que es hora de que dejen de ser unos niños y hagan lo que realmente quieren hacer. Sí no luego ambos se arrepentirán de no hacerlo.

Te Enseñaré A Tenerme MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora