Fictober 2020 | Splatoon

9. Semillas

✨Pareja: Ninguna.
🚫Advertencia: Ninguna.

En la superficie abunda la naturaleza: Árboles, arbustos, aves, flores, etc. Toda clase de cosas hermosas, coloridas y, sobre todo, vibrantes de vida. Algo normal para muchos seres, pero no tanto para los octarianos.

Fue por eso que Ocho quedó maravillado en cuanto arribó a la superficie, a ese lugar extraño del que sólo había oído relatos y que ahora podía contemplar con sus propios ojos. Amó cada parte de ese nuevo mundo en cuanto lo vio, y aquel amor sólo aumentó cuando llegó a Cromópolis.

Era un sueño hecho realidad, uno que desearía poder compartir con sus demás compañeros. Pero que, desgraciadamente, no podía, pues muchos Octarianos seguían aún atrapados en el embrujo melódico de su derrotado líder. Y, sin la canción llena de ritmo que liberó a muchos o sin Octovius para deshacer el embrujo, era poco probable que alguna vez pudiesen ser libres.

Esa era una dolorosa verdad que el más reciente miembro del Comando Branquias debía afrontar, y que deseaba poder cambiar. Sin embargo, aún cuando hiciera algo para ayudar, ¿Qué garantía tenía de qué aquella pesadilla no se repetiría una vez más?

Octovius era un maestro del escape, eso era bastante obvio. El que no lo hubiese intentado, hasta entonces, sólo era debido a que este seguía ideando una estrategia para recuperar su antigua armada. Algo que no sería sencillo, pero no imposible.

Y esa era una verdad aún más dolorosa para Ocho.

¿Cómo crear un cambio significativo en un sistema que estaba destinado a corromperse una y otra vez?

¿Cómo enderezar un árbol que desde hace mucho se había torcido?

¿Cómo mostrarles la belleza del mundo exterior a sus compañeros, y darles esperanza de vivir en un mundo mejor, si parecía que estaban condenados a ser arrastrados de regreso a ese abismo lleno de desesperanza?

Ocho no quería rendirse, y tampoco planeaba hacerlo. Él era consciente de que el cambio tardaría, y sería muy difícil de alcanzar, pero no se rendiría hasta conseguirlo.

Tan sólo debía regar las semillas de la revolución que él y mucho más habían plantado, y que no planeaban dejar morir.