Capítulo 3~ Lo que más puede dañar.

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Emily me llevo hasta un lugar donde parecía reunirse mucha gente. Todos comenzaron a saludar a Emily con sonrisas en los rostros, dándome a entender que era tan reconocida comí en el otro mundo de los muertos. Cerca de ahí, había un pozo de agua que parecía tener ya bastante tiempo en ese lugar.

—¿Qué es esto Emily?.- Pregunté un poco sorprendido.

—Este pozo es un lugar especial. Si te concentras en su caída, te darás cuenta de que puedes ver cómo van las vidas de los que te importante y aún siguen con vida. De esta manera te he cuidado yo todos estos años, Víctor.-

Al terminar de decir esas palabras le regale una sonrisa. Sabía que aunque estuviese muerta, su corazón todavía latía por mí. El hecho de que me cuidara a pesar de no estar cerca de mí me lo hacía saber.

Tomé una gran bocanada y observé con atención aquel viejo pozo.

Mis ojos dieron dos o tres vueltas antes de ver ante mí la imagen de mí amada Victoria sonriendo con amargura mientras de sus ojos salían unas pequeñas lagrimas cristalinas y sujetaba una muy conocida mano. Se encontraba junto a esa cama de hospital donde mi cuerpo reposaba, llorando  preguntándose ¿Qué había hecho mal?. La sonrisa de mi amada era tan bella, como todos los días, pero esa amargura que la llenaba la había hecho parecer una mueca de dolor con el toque de sonrisa. Las ganas de abrazarla y decirle “Todo estará bien” me llenaron el cuerpo entero, pero sabía perfectamente que las cosas no podían cambiar así de fácil.

Me maldije mentalmente y dejé de observar ese viejo pozo. No me percaté de lo grosero que me vi al levantarme y dejar a Emily sentada esperando a que siquiera me despidiera, pero ese enojo que me causaba el no poder hacer nada me había segado totalmente en esos momentos.

Caminé dando vueltas por ese viejo pueblo dando pequeños saltos y esquivando a la gente cada vez que me encontraba con alguien. Mi cara se había vuelto a una expresión de duda y pensamiento, ya que trataba de ingeniármelas para salir de ahí. Lo cegado que estaba no me había dejado percatarme de que Emily me seguía de cerca, tratando de alcanzarme para no dejarme solo en ese momento tan difícil por el cual estaba pasando.

—¡Víctor!.- Me llamó.-!Aguarda por favor!.-

Detuve mis pasos frenando de manera errática, haciendo que Emily se diera un pequeño golpe contra mí al estar cerca para alcanzarme.

—¡Emily! ¡Lo siento mucho!.- Dije notablemente apenado, no solo por mi frágil y poco audible voz, sino porque se había quebrado un poco al decir esas palabras.

—Eso no importa, Víctor.- dijo moviendo un poco su cabello para dejar al descubierto su rostro.

Sonreí. La mirada alegre de Emily me había hecho sentirme de nuevo aquí. Tomé la mano de Emily y la sobé un poco con dos dedos, notando como el pequeño morete que se había formado en ella al golpearla por accidente desaparecía con cuidado.

—¡Emily…!.- Exclamé.

Emily rio dulcemente.

—Oh vamos Víctor, estas en un mundo de los muertos otra vez, es obvio que no podemos hacernos un verdadero daño.-

Rei con ella al darme cuenta de lo tonto que había sido. Me di cuenta de cómo el sol se estaba escondiendo lentamente entre las montañas, haciendo que mi sonrisa se hiciera cada vez más pequeña hasta tener una expresión con temor.

—¿Qué haré está noche? ¿Dónde se supone que voy a dormir?.- Me pregunté a mi mismo en voz alta.

—Si quieres…- Pronuncio entre dientes un poco apenada la joven Emily.- Podrías venir conmigo, a mi hogar… Te quedarías en una vieja habitación, el único requisito es que no salieras de ahí en toda la noche.-

Mas allá de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora