XI. ¿Me vas a atar?

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Hundida en el sofá frente al televisor pensando en Harrison y su repentina marcha, de nuevo a mi mente llegan esas preguntas; ¿Estaré haciendo lo correcto?. Definitivamente no lo sé, pero ya han pasado varias semanas y nada se ha salido de control y eso solo significa dos cosas; Puedo seguir haciéndolo o aún estoy a tiempo para dejarlo todo. 

Se hace de noche y siento algo de tristeza, me había acostumbrado un poco a dormir junto a Harrison, tenerlo a mi lado, su calor corporal, su olor, sus abrazos y besos tiernos, sus ojos preciosos apenas perceptibles en la oscuridad, sus manos acariciar mis piernas y sus labios besar mi cuello. Me sentía abandonada, pero lo entiendo. Él está pasando por un momento difícil y quizás Nadia y yo lo presionamos demasiado cuando él solamente quería su espacio. 

Mañana por la medio día tengo que ir a los estudios para continuar las grabaciones. Apago el televisor y me marcho a la habitación de Harrison para comenzar a repasar mis líneas una vez más, solamente para asegurarme que ya me las he memorizado. Pero apenas y comienzo a leer la primera cuando se escucha la puerta principal abrirse y cerrarse. Me levanto rápidamente asustada, quizás haya entrado alguien. 

Corro a la habitación de enseguida donde se que tienen los palos de golf y saco el primero en mi alcance y bajo las escaleras en medio de la oscuridad. Observo una figura en el borde de la puerta y afirmo el palo con mis manos preparada para dar el golpe. La luz se enciende y veo a Tom cargando una pequeña maleta. Mi alma descansa. 

—Wow... ¿me ibas a golpear con eso? —Pregunta apuntándome, bajo el palo y llevo la mano a mi pecho. 

—Pensé que era un ladrón —Me sonríe de lado, dios, su cabello ha crecido un poco. Es increíblemente guapo. 

—Seré un ladrón si me dejas robar tu corazón —Menciona. Me río, dejo de lado el palo sobre el muro y corro a sus brazos lanzándome a él. 

—Eso ha sido una de las cosas más cursis que he escuchado de ti —Lo abrazo con fuerza.

Enredo mis piernas en su cadera y lo abrazo con mucha fuerza, mi cuerpo se relaja nada más sentirlo. Cierro los ojos y disfruto su calor y sus manos sostenerme con gran habilidad. Supuse que estaría sola esta noche. 

—Te extrañé —Suspiro, bajo mis piernas y aterrizo en el suelo, me separo de él. 

—Yo también te extrañé, demasiado y lo sabes —Su mano sube a mi mejilla y de pronto sus labios están sobre los míos. 

Tomo el borde del cuello de la camisa que lleva puesta y lo tiro más hacia mi, sus suaves labios bailan en los míos y de vez en cuando un pequeño mordisco, llevo mis manos a su cabello para después hundir mis dedos en sus rizos, sus manos bajan a mi cintura y me aprieta más a su cuerpo. Nos separamos con jadeos por la necesidad de respirar.

—Harrison se ha marchado... —Le digo con un poco de tristeza, el asiente. 

—Me lo ha contado todo, aún así quise venir y poder estar contigo —Acomoda un mechón de mi cabello. Toda yo se derrite simplemente con su tacto, este hombre podría matarme si quisiera. 

—Bueno, entonces dejaremos a Hazza en su retiro de sanación —El asiente. —¿Qué tal el vuelo?

—Incómodo pero al fin estoy en casa —Caminamos hacia las escaleras, Tom carga su pequeña maleta. 

—Bueno, por la hora deberíamos ir a la cama pero tienes jetlag así que dudo que quieras dormir —Entramos a su habitación que es la que está al final del pasillo, deja la maleta al lado de la cama en el suelo. Se sienta en el borde de la cama y estira su mano, la tomo. 

Who Owns My Heart △ (TOM HOLLAND, HARRISON OSTERFIELD) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora