XVIII. ¿Me perdonas?

379 36 6
                                    


—¿Vas a salir? —Asiento. Me acerco a él y dejo un beso en sus labios. 

—Tengo que arreglar eso con Nadia —Su brazo pasa por detrás en mi espalda y me abraza a él, sonrío. 

—Bien, entonces, muchas suerte preciosa —Beso de nuevo sus labios, tan adictivos como siempre. 

—Gracias, por favor, no te rompas un brazo haciendo piruetas frente a tu celular, ¿vale? —Harrison se ríe y yo también. 

—No prometo nada, anda, ve para que me cuentes todo después —Me empuja de la cadera y caminamos hacia la puerta. Tomo mi bolso del perchero de la entrada. 

Salgo de casa, bien, es hora de que Nadia deje de evitarme. Traté de hablar con ella durante la semana, pero ella simplemente no me atendía las llamadas o mensajes. Por lo que ir a verla fue la última opción, así que aquí voy. Entro al auto. Decido primero darme una vuelta por su casa, aunque presiento que ya no estará ahí, sino con Nick.

Efectivamente, al aparcar frente a la antigua casa de Nadia y tocar el timbre por al menos cinco minutos, me rindo y regreso al coche. La siguiente parada; la casa de Nick.  Digamos que está un poco más lejos, unos quince minutos más. Por lo que a demás de prestar atención al conducir, me dedico a pensar bien en que decir, además de que la música tan tranquila de Lana del Rey me coloca en un estado filosófico muy alto. Mentira, simplemente me hace pensar. 

Al entrar a la calle de la casa de Nick observo que no está su camioneta, por lo que lo más seguro es que no esté en casa, solo espero que esté Nadia. Aparco frente al lugar marcado con el numero 210, dejo todas mis pertenencias dentro del coche y lo aseguro bien. Camino a la puerta principal de color blanco con un pequeño vitral al centro y toco el timbre, lo escucho sonar desde dentro de la casa por lo que espero paciente, deseando que Nadia atienda. 

—Vamos Nadia, abre abre abre —Murmuro raspando con la suela de mi zapato el pequeño tapete de 'Bienvenidos' bajo mis pies. La puerta se abre. 

Aquí es donde me pregunto, ¿Qué le ha pasado a mi amiga?. Ella simplemente no luce como solía hacerlo, con cierta chispa en los ojos y energía suficiente como para estar saltando todo el día, ahora, parece más bien como se estuviera adormecida. 

—Hola —Murmuro, ella se limita a mirarme desconcertada. —Nadia, yo... ¿Podemos hablar? —Pregunto. Ella toma aire y asiente, se hace a un lado dejándome pasar por lo que al menos no me ha cerrado la puerta en la cara. 

El lugar está bastante normal, justo como la última vez que estuve aquí. Sigo a Nadia, el silencio es incomodo y hasta este punto, no ha dicho ni una sola palabra. Entramos a la cocina, se gira a verme.

—¿Quieres algo de beber? —Pregunta con un tono más serio del que me gustaría escuchar. 

—No, estoy bien, gracias —Asiente y saca una botella de agua del refrigerador, yo me quedo al pie de la entrada a la cocina, mirando sus movimientos. 

—Bien, ¿Sobre que quieres hablar? —Pregunta después de beber. 

—Básicamente, pedirte que me perdones —Levanta una ceja. —Siento haber reaccionado así cuando me dijiste que te mudarías. 

—Mmmm —Me acerco a ella y deja la botella de agua de lado. 

—Yo te adoro Nadia, y no es el hecho de que te hayas mudado lo que me hizo reaccionar así, es más bien por... 

—Si, lo sé —Me interrumpe. —Es por Nick. 

—Nadia.

—No, está bien, lo entiendo, eso creo —Me da una sonrisa de lado. —Siento haberme alejado de ustedes, tienes razón, he cambiando. 

Who Owns My Heart △ (TOM HOLLAND, HARRISON OSTERFIELD) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora