Capítulo 1 "Caso Nuevo"

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Era un nuevo día en la imponente Ciudad de México, todos salían al tráfico matutino esperando llegar a tiempo a sus actividades cotidianas, una madre regañando a sus hijos pues llegarían tarde porque uno de ellos manchó su uniforme en el desayuno, un hombre de mediana edad entablando una conversación por medio de un auricular, una joven estudiante cantando su canción favorita a todo pulmón mientras manejaba hacia la Universidad, una joven esperando a que el semáforo continuara en verde para alcanzar a pasar, ya iba tarde, y un hombre tratando de estar relajado antes de llegar a lo que estaba seguro, sería un día lleno de trabajo, pisó el acelerador cuando el semáforo cambió a verde.

-¡¿Qué carajo?!-gritó mientras frenaba de golpe, casi chocaba con un auto que se había pasado el alto a toda velocidad- Esta ciudad está llena de gente loca al volante-se quejó avanzando con el doble de precaución.

Pisó más el acelerador, iba ya diez minutos tarde y aun no podía dejar de pensar en lo sucedido hace unos minutos, casi chocaba con otro auto por pasarse el alto pero al menos no perdería esos tres minutos, sabía que debía relajarse pues era la jefa y nadie la reprendería, se lo habían dicho miles de veces pero para ella eso no estaba bien, si quería que sus empleados fueran responsables debía ponerles el ejemplo, pero esa mañana se le habían pegado las cobijas, ahora sabía que no había sido buena idea salir la noche anterior a festejar el cumpleaños de una ex compañera de la universidad pero bueno, su mejor amigo había insistido tanto en ir.

-Voy a matarte en cuanto te vea Leonardo-amenazó apretando el volante viendo al fin la entrada al edificio de su empresa.

Alejandro quería llegar directamente a su oficina y comenzar con todo el papeleo que le esperaba pero fue casi imposible, varios compañeros se acercaron a felicitarlo pues acababa de atrapar a uno de los defraudadores más buscados del país, se sentía orgulloso por ello pero era un trabajo muy desgastante.

-Te luciste Alex-sonrió coqueta María, una de tantas secretarias que ahí trabajaban, apenas llevaba un par de semanas pero de inmediato congenió con todos, era guapa, tez morena clara, cabellera castaña hasta la cintura que siempre caía en unas perfectas ondas, siempre usaba un labial rojo oscuro en los labios que los hacía ver muy antojables, llevaba días coqueteando con él pero había estado demasiado ocupado en el caso, bien, el caso había acabado.

-Muchas gracias María-sonrió de la misma manera-, creo que debería tomarme el tiempo de celebrar, ¿No crees?-preguntó de manera sugestiva.

-Suena bien-respondió jugando con una de sus ondas.

-¿Qué te parece saliendo de aquí?-preguntó acercándose un poco a la mujer- Antes de que otro caso aparezca.

-Me parece perfecto guapo-sonrió antes de cada uno dirigirse a sus oficinas.

Caminó con una sonrisa en los labios, llevaba varios días sin compartir cama con una mujer y vaya que lo necesitaba, pensó en la mujer que esa noche tendría debajo de él gimiendo su nombre, desde que la vio supo que llegarían a eso, sólo rogaba al cielo que no fuera una mujer que quisiera formalizar algo después, eso no quedaba con él por su trabajo, era un riesgo muy alto que no estaba dispuesto a correr otra vez, casi borró su sonrisa por los recuerdos cuando una voz lo llamó detrás suyo.

-Así que ya te ligaste a la nueva-se burló Fernando, su compañero de trabajo y mejor amigo.

-Necesito relajarme después de este caso wey-respondió sonriendo ante lo que le esperaba esa noche-, y después de casi chocar con un maniaco al volante esta mañana.

-Ya sabes que esta ciudad es así-respondió Fernando entre risas mientras caminaban hacia la oficina de Alejandro a elaborar el informe del arresto efectuado por le hombre.

Amor Encubierto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora