Medias perfectas...?

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Desearía poder decir que soy como todas las demás chicas...esas que son lindas , verdaderamente lindas, las esculturales y bellas mujeres por las que los hombres se derriten; sin embargo a pesar de todos mis esfuerzos jamás lo he logrado .

El rechazo a mi cuerpo brotó en la infancia mientras jugaba con algunas niñas , había una evidente diferencia entre ellas y yo que no había notado hasta entonces. Unas chiquillas se reían a la distancia observandome , me parecieron amables así qué me acerqué para poder hablar con una de ellas; recuerdo que la saludé y le pregunté si podíamos jugar.

-Seguro que no , mi mami dice que chicas como tú no son bonitas así que no quiero que se me pegue lo fea-

Al inició creí que solo se trataba de alguien que quería molestarme por lo que no le tomé importancia , desafortunadamente estaba equivocada. A medida que crecía y socializaba con la gente note que había cierta repelencia en mi aspecto, una cosa que me impedía ser totalmente aceptada. Pensé que eran ideas mías , alguna clase de paranoia o confusión personal ; me dije a mi misma que debía ser más segura...y eso hize.

Estando en primaría comencé a sentir cosas por un chico , Carlos, él era muy guapo y amable con todos , me traba tan bien que muy pronto nos volvimos amigos inseparables, siempre que me encontraba a su lado me sentía tan alegre y todo era divertido. Un día mientras comíamos el almuerzo me aventuré a preguntarle : ¿Quién te gusta? Él no supo responderme , quizá porque éramos muy jóvenes o muy tímidos.

-No tengo idea sé que algún día tendré que casarme , como papá y mamá, aunque no sé con quién solo espero que sea igual a tí.

Esto logró ponerme completamente roja , a tal punto que se preocupó por si me encontraba bien. Estaba tan contenta que ese mismo día se lo conté a mi madre pidiéndole su vestido de bodas para cuando me pidiera ser su novia.

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Pasaron los años y para cuando ambos estábamos en secundaria sabía que debía apresurarme antes de que alguien se me adelantará.

Encontré a Carlos en la cafetería , comiendo como siempre, le cubrí sus ojos con mis manos y susurré en su oído retandole a averiguar quién era. Cuando finalmente adivinó se le escapó una sonrisa tan radiante que podía hacerme babear todo el día, me senté robandole un poco de la comida que tenía sobre la mesa, conversamos un buen rato hasta que la campana indicó el fin del descanso, nos levantamos y tome su brazo para ir caminando hasta el aula, antes de entrar lo detuve un poco y me pare frente a él (estaba muy nerviosa , recuerdo que las piernas me temblaban) me miró por unos segundos antes de que me arrojará a su cuello y le robará un beso. Fueron los segundos más hermosos de mi vida , pensé que serían los primeros de una larga relación hasta que sentí un ligero empujón, cuando abrí los ojos el chico se quitaba mis manos de encima , lo miré sin entender lo que ocurría.

- Mari...yo...yo, lo siento en verdad lo siento pero...no me gustas.

Un estallido de carcajadas invadió mis oídos, eran un grupo de chicas que se acercaban hacía nosotros, la más grande entre ellas mi miro de arriba a abajo con una mueca de satisfacción, tomó la mano de Carlos y lo beso en los labios con una cruel sonrisa.

-Olvidalo perdedora ¿No te has visto en un espejo? A él le gustan las chicas como , las guapas de verdad.

Ninguno de los dos dijimos nada , no me defendió ni trato de hacerlo , lo miré con lágrimas en los ojos para después salir corriendo al servicio de chicas. Fue cuando comprendí finalmente que la venda de optimismo respecto a mi cuerpo que habían puesto sobre mí era una mentira , una mentira para darme esperanza de que alguien se fijaría en mi o me tratara tan bien como a esas chicas.

Y es que quién se fijaría en una chica delgada en un mundo de gordas...

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