Capítulo 24° -No es resentimiento...

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Recuerden que sus comentarios le dan vida a esta historia.

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-A-Ling. Llegamos –

La puerta de la habitación se abrió, pero nadie respondió al saludo. Wei Wuxian se adentró por el cuarto, pero nadie seguía sin responder. Busco en el baño y nada. Wei Wuxian observo a Lan Wangji y ambos bajaron hasta el establo, donde un espacio al lado de manzanita se encontraba completamente vacío.

-El bosque del llanto –Recordó Lan Wangji.

-Mei Ling –

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La fría agua cayó sobre Mei Ling con fuerza, y la mando de espaldas contra una roca que se encontraba en el camino. El agua del lago volvió lentamente a su lugar, dejando a una empapada Mei Ling sobre la húmeda tierra.

-¿Estas...bien? –Le pregunto al asustado MaoMao. El pequeño tembloroso asintió- Bien. Ahora, corre derecho desde aquí...y te encontraras con tu hermano.

-Mei-Jie, ¿no vendrá? –Pregunto el temeroso MaoMao.

-No. Aun no puedo irme –Mei Ling se levantó. Su cuerpo tiritaba, pero tenía que ignorarlo. MaoMao dudo en su debía irse de su lado- Corre, ¡vete ya!

Mei Ling dio un pequeño empujón a MaoMao y este comenzó a correr. Solo bastaron segundos para que el pequeño MaoMao desapareciera en la oscuridad. Mei Ling suspiro y se giro, dándole la cara a aquel lago.

-MayLing, ¿lo viste, verdad? –

-Si, joven maestra –

Sentado sobre una roca, un espíritu de oscura cabellera obsidiana, lloraba con dolor. Sus túnicas eran negras y moradas, con gruesos bordes dorados en el cuello, las holgadas mangas y el grueso cinturón. Su cabello era suavemente ondulado, recogido en una alta cola, con mechones sueltos que cubrían su rostro. La poca piel que se veía, era tan pálida como la de un muerto.

-Es el alma de la espada –Susurro Mei Ling- El llanto y los gritos que todos escuchan, provienen de ese espíritu.

Mei Ling observo a aquel espíritu. Su llanto había disminuido, pero aun así, todo su cuerpo se sentía enfermo. Mei Ling dio un paso al frente, e inmediatamente algunas hojas volaron rápidas y filosas hacia ella. Moviendo su cuerpo, Mei Ling logro esquivar algunas hojas, pero otras, rozaron su piel, cortándola.

-Hay un límite al que no podemos acercarnos –Mei Ling trazo una línea con su pie, sobre la tierra, marcando aquel limite al que se refería.

-¿Qué debemos hacer? –Pregunto MayLing.

-Yo...no lo se –Mei Ling no había planeado quedarse.

En el momento en que el pequeño MaoMao le había preguntado si iría con él, ella iba a aceptar, pero aquel espíritu se veía tan lamentable, que no pudo evitar el quedarse.

-¡Oye espíritu! –Mayling abrió sus ojos sorprendido por el inesperado grito de su maestra- ¡Espíritu de la espada!, ¡Espíritu!, ¡Te estoy hablando!

Cualquiera que la viera, pensaría que aquella joven se había vuelto loca. Estaba gritándole a una conocida espada resentida, eso no lo hacia la gente cuerda.

El espíritu de la espada giro su cabeza lentamente, un movimiento escalofriante ante la mirada de Mei Ling. La joven cultivadora quedo asombrada. Los ojos de aquel espíritu eran completamente opuestos a cómo deberían ser. Sus pupilas, aquellas que deberían de poseer algún color, eran completamente blancas, y aquello que debería de ser blanco, era tan oscuro como el agua del lago.

Paternidad-MoDaoZuShi (Re-publicando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora