Capitulo IV

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Tengo la vista nublada, parpadeo muy lentamente, me siento sumamente debilitado, al parecer estoy recostado, un sonido estridente de un electrocardiograma me despertó, una cortina blanca que empezaba desde un riel hasta casi llegar el piso rodeaba una camilla, ¿Estaba en una camilla? ¿Qué me paso? ¿Estoy hospitalizado?

Trato de levantarme, pero las fuerzas me traicionan, golpee un perchero que resonó contra una mesa metálica, de pronto alguien vino, era una enfermera.

- ¡Señor por favor no se trate de levantar! - dijo con un ánimo de preocupación.

- ¿Que me pasó?, ¿Qué hago aquí? - dije con los ojos desorbitados.

- Será mejor que no se esfuerce, debe guardar reposo. - dijo, mientras me sostenía de los hombros.

- Pero quiero saber, no logro recordar nada. por favor dígame, ¡necesito saber! - dije mientras sentía que entraba en una repentina desesperación.

- No estoy autorizada a darle esa información, en un momento vendrá el Dr. -dijo mirándome a los ojos, y se marchó.

Recosté la cabeza sobre la almohada resignado, mirando al techo, imaginándome demasiadas cosas, pensando si mi familia saben lo que paso, Kiara, mis hijos, mis hermanos, mis amigos del trabajo.

Trate de calmarme, cerrar los ojos y disipar los pensamientos, después de todo si estoy en el hospital y despierto, debo de estar estable.

¡Coffee!, abrí los ojos preocupado, debía saber que Coffee estaba bien, se quedo sola, ni si quiera sé cuanto tiempo llevo aquí. Mientras pensaba en todo ello y trataba de llamar a alguien se acerca un tipo detrás de las cortinas, era alto, robusto, corre las cortinas.

-Buenas tardes, Benjamín. - dijo aquel señor, le calculo unos 47 años, usaba lentes, canas a los lados, una sonrisa sincera y llevaba una carpeta en las manos. -Soy Jhon Fisher, el doctor que está llevando tu caso.

-¿Buenas tardes? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?, ¿Qué me pasó? - dije todavía restableciéndome.

-A ver, déjame ver - miró su carpeta, movió unas hojas entre su carpeta, leyó una de sus hojas por un momento y continuo - dos días, llevas aquí dos días, lo que te paso fue casi un milagro mi estimado, un ataque cardíaco, tuviste mucha suerte de que reaccionaste mientras conducías, de no haberte orillado a un lado del camino y detenido el auto quizás tus posibilidades de haber sobrevivido a este ataque hubiesen sido mucho menos.

¡No lo puedo creer! No sé nada de medicina pero incluso yo, sé que es algo grave.

- Tranquilo, ya estás estable, llegaste a tiempo gracias a que unas personas te ayudaron, una señora llegó contigo, te acompaño hasta aquí, no se fue hasta que se aseguró que te atenderán. - confesó con un gesto muy curioso

-¿Una señora?, Es increíble - dije con la mirada perdida

- Fue muy extraño, llegaste acompañado de ella, y luego de la nada desapareció.

- Fue ella... - una emoción muy grande me invadió, pensé en voz alta - mamá...

- Tienes suerte, de cualquier modo, debes permanecer aquí todavía, debemos hacerte análisis. Tuviste un sangrado nasal, es algo muy inusual. - Dijo de una forma más seria, recomponiendo la postura erguida.

- ¿Sangrado?, Mi familia, ¿Sabe que estoy acá? - dije con una mirada de preocupación.

- Verás aún no podemos definir que fue lo que pasó, tenemos nuestras dudas con respecto al sangrado, debemos hacer algunas pruebas y en base a ello tomar decisiones, además de la condición debido al ataque cardíaco, puede que no sea nada, o puede que sea un aviso por lo del sangrado. No puedo confirmarte nada, pero estaremos pendiente de ti. No te preocupes, estás en buenas manos.
Con respecto a tu familia, ya saben, llegó tu esposa e hija, tu hija no se movió de aquí, estuvo todo el tiempo, trata de descansar no es bueno que te estreses por todo esto. Tómalo con calma.

-¿Mi esposa?, ¿Mi hija? Están aquí?. - No pude contener las lágrimas. No estoy solo.

Apocalipsis 21: 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora