El día muere y yo aquí, el horario de visita se pasó mientras yo estaba aún inconsciente. Según sé mi hija y Kiara están aquí al pendiente, no me lo puedo imaginar. Nunca quise dar preocupaciones, siempre fui reservado y ahora mediante algún desconocido se enteran de mis problemas.
El sonido frecuente de la máquina que monitorea mi corazón me tiene estresado, en esta habitación hay 3 camas más, 3 pacientes más, no los conozco, hay una señora, un señor ya avanzado de edad y un señor que le cálculo casi mi misma edad, unos 55 a 60 años.
Quisiera salir de aquí, quisiera estar con mi familia, pienso mucho en mi hija, mi hijo, en Kiara. No puedo creer que Kiara este aquí, después de tanto tiempo en el que pasamos separados, en el que dejamos de vernos. Pasé mucho tiempo solo viendo a mis hijos y a ella jamás, nunca salió de su habitación cuando llegaba a ver a Richard y a Fabiola, pensé que me odiaba, estoy totalmente confundido.
Mi índice es sujetada por una especie de gancho que a su vez está conectada a una máquina a mi lado, no se nada de medicina, supongo que es para saber mi situación en todo momento.
Llevo aquí 3 días desde el día que llegué, y aunque llevo despierto apenas 5 horas, ya estoy absolutamente aburrido, quiero estar en casa, quisiera ver a coffee, distraerme viendo mis flores que cultivo con tanto esmero.
Mientras pienso en todo esto, siento un mareo repentino, la camilla no deja de dar vueltas, trato de sentarme a la orilla de esta, colgando los pies, trato de pararme, al tocar mis pies descalzos con el piso siento el frío que hace que encoja mis dedos, haciéndome volver a la realidad, levanto la cabeza para mirar hacia la puerta, no hay nadie más que los otros tres pacientes que por cierto dormían, siento un profundo dolor en el vientre, la frente me sudaba frío y el cuerpo me ardía como si fuesen brasas.
El silencio es estremecedor, un silencio que incluso en la soledad de mi casa no es tan agobiante, caigo sobre mis rodillas y la mano en el vientre, el dolor me hace estremecerme. Pierdo el conocimiento.
Abro los ojos y el techo blanco me hace caer en cuenta que vuelvo a estar en la camilla, es de día.
Dos hombres me miran desde la entrada de la habitación, batas blancas, son doctores es obvio. Se inmutan de que haya despertado, tienen una carpeta en la mano, miran unas hojas en ella, hablan entre ellos y voltean a verme, trato de disimular que he despertado pero no logro escuchar lo que platican.
Dentro de lo que logró distinguir con mi vista nublada, es el doctor Jhon que anteriormente se presentó conmigo, y otro que pienso que es doctor, bata blanca, alto, delgado pero no tanto, con algunas canas en su poblado bigote, usa lentes redondos de esos clásicos, mirada penetrante y sincera, postura erguida e imponente.
Trato de respirar profundamente pero el cuerpo me tiembla cuando trato de hacerlo. Al hacerlo siento un dolor que me atraviesa el pecho como una lanza. Me quejo del dolor profundo y los doctores al fin ponen atención a mi "comodidad".
- ¿Cómo vas Benjamín? - dijo el doctor que aún no conozco, los miro a ambos que parados al borde de la camilla me miraban.
- ¡Me duele! - dije sin notar que tenía un gesto muy expresivo en mi cara.
- Mira, tenemos noticias. Y no son muy buenas. - dijo casi sosteniendo la respiración como si después de tantos años de profesión no pudiese aún dar malas noticias.
- ¡Necesito saber! Por favor ayúdenme. - dije casi con la voz quebrada.
- Mira tuviste un colapso, estuviste bajo mi observación pero debido a los hechos ahora estarás bajo las atenciones del señor aquí a mi lado, es el doctor José Altamirano, él esta a cargo de UCI. - dijo el doctor Jhon Fisher dando un paso de lado poniéndose de frente hacia el otro doctor.
- ¿UCI? ¡No puede ser tan grave! - dije con desesperación pero no tenía fuerzas ni si quiera para moverme.
- Benjamín, como ya me antecedió el Dr. Jhon, estoy a cargo de la Unidad de Cuidados Intensivos, soy el Dr. José Altamirano. - dijo acomodándose los lentes mostrando una falsa modestia y continuo. - llegaste debido a un ataque cardíaco, tuviste suerte de llegar a tiempo para poder atenderte te estabilizamos pero al Dr. Jhon tuvo que hacer algunos análisis que por cierto no concretaron nada, teníamos que ver cómo evolucionaba tu situación, cuando recupéraste el conocimiento pudimos ver qué al menos mejoraste tu situación, no muchos se recuperan de ese modo, hay algunos que quedan en coma, o que presentan una parálisis total o parcial de su cuerpo.
- Dr. El dolor en el vientre, era muy fuerte como nunca experimente. ¿Es eso? - dije con unos ojos suplicantes.
- Verás tienes que ser fuerte para sobrellevar la situación que ahora se te presenta, la sangre en las fosas nasales el día de tu accidente, y el día que volviste a perder el conocimiento, una enfermera te encontró tirado en el suelo con la cara sumergida en tu propia sangre, vomitó sangre mientras estaba inconciente, y tirado en el suelo te pudiste ahogar sobre tu sangre, tienes suerte, alguien arriba aún no te quiere ver por allá. Vas salvandote dos veces debido a falta de atención, pero te ayudaron a tiempo.
- Dr. Por favor - dije interrumpiendolo - necesito saber mi diagnóstico, no puedo esperar. - Mis lágrimas cayeron.
- Benjamín, tienes cirrosis - dijo y el silencio sepulcral se penetró en mí, se me hizo un nudo en la garganta y no me permita decir palabra. Sostuvo la mirada que atravesaba mi ser.
- Dr. - trate de pasar aquel nudo en la garganta para poder continuar, el nudo no desaparecía, pero continúe. - ¿cómo puede ser? ¡No es posible!
- Benjamín en estos momentos tienes que permanecer tranquilo, puedes continuar con tu vida si es que cuidas de tu salud, la cirrosis es una enfermedad silenciosa que no avisa más que cuando está avanzado, pero aún así es posible que tengas calidad de vida. - Dijo mientras relajaba los hombros.
- ¿Mí, mí familia sabe de esto? - dije completamente aterrado.
- A tenido que pasar algún tiempo para hacerte todos los exámenes correspondientes, tuvimos que hacerte una endoscopia mientras estuviste inconsciente, eso dio respuestas a muchas de nuestras preguntas. - Dijo sin inmutarse. - y sí, tu familia ya está informada de tu situación, tienes que estar tranquilo para ellos.
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Apocalipsis 21: 4
EspiritualApocalipsis 21:4 es un libro que te impactara. Benjamín tiene una vida muy normal, hasta que un sueño lo hace trastabillar, le devuelve sus miedos y penas mas ocultas. De esto nace una filosofía para la vida, la filosofía de la muerte. Te identifica...