XII - "Sueños"

255 30 6
                                    

"Fuera de serie"

Sentía como si mil años le hubiesen sido arrebatados con el mayor de los déscaros, era una afrenta clara a su alma traída de mano de su propia mente vulnerabilizada por aquel atropello atroz por el que su cuerpo había pasado. Era una mentira cruel, de la peor clase que pudo haber sido descrita alguna vez por cualquier filósofo griego de renombre.
Estaba solo, por lo menos eso lo tenía bien claro y algo había en el aire que lo ahogaba y lo hacía sentir como si ese no fuera el lugar al que ha estado acostumbrado toda su vida; todos nosotros que andamos sobre la buena tierra de Dios nos preparamos desde el minuto uno después del primer llanto para adaptarnos al pedazo de tierra donde nos plantaron, no importaba cuan frío o cuan caliente fuera, sobrevivir nunca sería imposible.

—Déjame ir.

—Por Dios, Rojo. Nunca he comprendido por qué se empeñan en decir una estupidez semejante cuando es obvio que no voy a obedecer —el cañón del rifle se colocó debajo de su mentón, era estúpido ya que era ciego. Pero él sabía cuánto le gustaba el poder a ese idiota, eso era algo en lo que se veía obligado a hacer incapié: Era un jodido idiota, pero un idiota armado al fin y al cabo.

—No puedes tenerme aquí para siempre, te buscan hasta por debajo de las piedras. —su cuerpo estaba encadenado a una viga sólida en aquella fábrica abandonada, no tenía ni idea de qué pasó antes de los acontecimientos que lo ataron a la viga más allá de que a Castle se le había perdido el tornillo que ya tenía flojo. La ansiedad de ver el momento llegar le hizo morderse los labios con mucho pesar, estaba cansado.

—Pruébame.

—Frank, arruinas tanto las cosas entre nosotros que muchas veces no sé si te amo o te odio.

El Castigador se mantuvo quiero unos segundos y luego intentó acercarse nuevamente a él.

—Rojo, yo...

¡Shoot!

El mundo dió vueltas a su alrededor y ahí estuvo otra vez, atado a la viga con un maldito dolor de cabeza mientras Castle paseaba a su alrededor, vigilando como si una jodida bala no hubiera reventado su cráneo a la altura de la frente. Perfecto, ya ese había sido el disparo número seis.

—Frank, por favor, deja de ser un maldito idiota y libérame.

—Por Dios, Rojo. Nunca he comprendido por qué se empeñan en decir una estupidez semejante cuando es obvio que no voy a obedecer —y todo volvía a repetirse como si hubiese sido escrito en un maldito libreto, Matt no compre día lo que estaba pasando y aún así no podía hacer nada por evitar que su (“es complicado”) muriera más de lo que ya lo había hecho en las horas que perjuraba haber pasado pegado a la viga.

—Frank, te amo. — un pequeño silencio y todo se repitió.

—Rojo, yo...

¡Shoot!

—Ya no soporto esto. —estaba cansado de rebobinar un momento  horrible que muy posiblemente le dejaría otro trauma severo a su muy caótica vida, solo quería que llegara el tiro final y llorar como aún no lo hacía en esa situación tan rara y molesta.

—¿Qué cosa? —Matt se quedó en eso tratando de digerir la pregunta más estúpida que había escuchado en toda su vida.

—¿Enserio preguntas? —Frank se rió un poco, Matt amaba ese sonido y Castle lo sabía, se lo había dicho hace mucho.

—Lo siento. —no lo hacía, pero estaba bien. Sabía que así era él y así lo quería, aunque eso no significaría que no haría lo que fuera por hacerlo una mejor persona.

—¿Podrías mantenerte alejado? Alguien está apuntando a tu cabeza.

Frank se acercó a él y el cañón del rifle volvió a sostener su mentón. Maldito idiota.

—No es posible, ya lo hubiese detectado.

—Eres un idiota, Castle. Mantente alejado de mí.

—¿Por qué haría eso? —Matt no respondió hablando, todo fue un pensamiento. Porque te amo. —Rojo, yo...

¡Shoot!

—¡Ay, por favor! — bramó el pelirrojo azotando sus botas contra el cemento lleno de polvo —¡Déjame ir, Frank!

—Por Dios, Rojo. Nunca he comprendido porqué se empeñan en decir una estupidez semejante cuando es obvio que no voy a obedecer.

—Sí, sí, sí. Ya he escuchado esa mierda antes. —Matt dejó caer su cabeza contra su pecho, quizás si no hacía nada Frank se terminaría pegando un tiro y todo aquello se repetiría igual que antes ¿Quién sabe? Quizás pueda escapar de esa pesadilla. —¿Por qué me has traído aquí? ¿Cuál es el punto?

Castle se acercó nuevamente, omitiendo la parte del cañón del arma debajo de su mentón, reemplazando dicha acción por poner una rodilla en tierra al frente suyo: Finalmente algo que sí cambiaba. —¿Que es lo qué quieres?

—Rojo, yo lo hago porque te amo.

¡Shoot!

Está vez si hubo un disparo como las anteriores veces, pero no recayó en el cráneo de Frank, sino en el de Matthew.

—¡Rojo!

El sueño terminó... y la pesadilla que era su vida regresó a por él, obligándolo a despertar al lado de una camilla vacía sin nadie por quién seguir a delante: Castle estaba solo otra vez.

Notita: (;ŏ﹏ŏ)prometo que a la próxima Matt no morirá, enserio. Promesa de dedito meñique ❤️✨✨

Fictober [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora