✅Capítulo 5. La razón y la verdad.

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El reloj marcaba las 20:13 PM. Sora pasaba tiempo en la casa de su hermano mayor. Como era costumbre, pasaban largos fines de semana, incluso semanas completas compartiendo juntos. No era algo que quisieran. Sus padres eran hombres ocupados y viajaban por trabajo la mayor parte del tiempo. Sora podía cuidarse solo, ya era un adulto y podía mantenerse bien con el dinero que le depositaban cada mes. Pero la soledad para él era un problema. Sora era una persona extremadamente sociable y la poca comunicación o la soledad de un par de días lo afectaba esporádicamente. Tarde o temprano, Vanitas notaba su deprimente estado de ánimo. A veces era por sus arduos trabajos de la universidad, otra veces porque sus propios padres prometieron visitarlo o llamarlo, pero nunca sucedió. Su casa era gigantesca, demasiado grande para el gusto de Sora y llegaba un punto de silencio que simplemente lo obligaba a tomar un pequeño bolso y visitar la casa de su hermano mayor, quien vivía con su pareja hace ya unos años.

-Vani.- Lo llamo Sora. Estaba con su cabeza apoyada sobre las palmas de las manos, con notable aburrimiento. - ¿No es más fácil y rápido comprar el pan ya preparado?

Vanitas levantó la mirada, esos ojos amarillos penetrantes que sin duda alguna podía expresarte un monólogo completo sin necesidad de abrir la boca. En esta oportunidad, algo irritado.

-No es demasiado trabajo hacerlo uno mismo. -Respondió sin más, con ambas manos en una pegajosa masa.

-Al Tío Ven le gusta. Supongo...

-No lo hago por él. Es algo que me mantiene distraído.

-¿Aun te duele?

-Me dolerá la jodida espalda hasta que el parásito que llevo dentro nazca.- Respondió Vanitas con una mueca.

Sora soltó una risita, su hermano preparaba pan casero con sus propias manos justo en frente de él. Apoyado con sus codos sobre el gran mesón de la cocina americana. Era extraño ver a Vanitas ejercer algún trabajo de hogar, siempre fue un hombre de oficina, un gran jefe de hecho, y era Ventus quien se encargaba de los quehaceres del hogar, como cocinar, lavar la ropa y limpiar. Irónico, pero cierto. Los roles parecían muy intercambiados, todos imaginaban que era Vanitas el Alfa de la relación por su posesivo carácter y le gustaba mandar al resto. Bien se llevaron la sorpresa cuando Vanitas presentó su licencia médica en la oficina anunciando su embarazo.

-De todos modos. Estoy seguro que a Ven le gustará.

Vanitas no respondió. Estaba haciendo el pan porque Ven había mencionado en la mañana que tenia ganas de un buen pan casero. Y Vanitas, buscando todas las recetas posibles en Internet, intentaba recrearla lo mejor posible. Obviamente, jamás lo admitiría.
Sora miró a su hermano en todo momento, curioso de su extraño interés culinario repentino. Era primera vez que veía a Vanitas esforzándose por algo para otra persona y ver su vientre abultado paseándose por la cocina lo hacia pensar demasiado. Y Sora, no era alguien discreto.

-Ey, Vanitas ¿Como supiste que Ventus era el indicado? -Preguntó Sora, con sus ojos brillando en curiosidad.

Vanitas dejó de amasar por un momento y levantó la miraba ámbar a esos ojos azul cielo. Era su hermano, pero quería golpearlo ¿Como preguntaba algo tan vergonzoso? Quizás no lo era para la mayoría de las parejas, pero para Vanitas... definitivamente era vergonzoso.

-Ignoraré la pregunta.- Respondió Vanitas con el seño fruncido. Reanudando el trabajo sobre la masa.

-Oohh Vanii ~ Dime. Quiero saber como conociste a Ventus.

-¿No te había contado Ven hace un tiempo?

-Quiero escuchar tu versión de la historia.

-Lo haces para fastidiar ¿no?

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora