Capítulo 21. Segunda vuelta

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La vida joven se puede vivir de diferentes maneras; Están los alocados, que piensan que la vida puede terminar al día siguiente, entre fiestas, Alcohol y sexo.
Luego están los jóvenes de vidas más tranquilas, se toman la vida de forma natural y como la corriente de un río tranquilo. Pasarlo en familia es lo principal, quizás encerrado en su habitación jugando videojuegos, invitando a sus amigos para una noche de pizza y ver películas.

Luego tenemos a Riku, un joven adulto que permanece en el Nirvana, sin saber si las fiestas eran soportables para su personalidad ermitaña. Pero Sora revoloteaba a su alrededor, invitándolo a experimentar.

Cuando la tarde llegó, el cielo estaba de un naranjo oscuro y tonos morados hacia el sur. El letrero luminoso y la música de la discoteca ya estaban poniendo al joven alfa con los pelos de sus brazos erizados.

-Sora, no creo que...

Pero una mano se aferró a la suya. Riku bajó la mirada y se encontró con los ojos azules, iluminados por las luces fluorescentes y una amplia sonrisa.

Solo tuvieron que esperar cinco minutos antes de entrar. Riku no sabía porque Sora podía saltarse las largas filas solo dando su nombre.
El interior del recinto no era igual de tranquilo. Gente bailando, luces brillantes por todos lados, el bar repleto de gente bebiendo y ...

-¡Sora!- Un grito se escuchó entre la multitud.- ¡Si viniste!

Riku vió al mejor amigo de Sora, Roxas, saliendo entre la multitud. Estaba vestido de jeans, con una playera negra manchada de pintura flúor y una chaqueta blanca que terminó con la misma suerte, notando también un divertido sombrero de cumpleaños.
Ambos chicos se abrazaron con emoción.

-¡Por supuesto que iba a venir!- Sora besó su mejilla y rodeo el cuello de Roxas con uno de sus brazos, con su mano libre sacó una pequeña caja del porte de la palma de su mano, con una cinta amarilla alrededor. -Es tu cumpleaños después de todo. ¡Feliz cumpleaños!

Roxas recibió el regalo entusiasmado, y lo volvió a apretar en un fuerte abrazo. El rubio también metió su mano en su bolsillo, sacando otro sombrero ridículo y lo colocó sobre los mechones rebeldes del moreno.

-Pense que no vendrías, que pasarías la tarde con tu... Nuevo novio.

Roxas subió la mirada, la sonrisa radiante y ojos luminosos cambiaron a un ceño fruncido, los labios apretados en una delgada línea.

-Pero veo que viniste con él.... - Agregó.

-Ah...ah ... Sin poner esa cara.- Sora se apartó del rubio con ambas manos en sus caderas. - No debes sentirte así con Riku, no te ha hecho nada malo.

-Es mi cumpleaños, debería poder elegir quien viene y quién no.- Se quejó.

Riku se cruzó de brazos, sus palabras llegaron como dagas. Conciderado que la mirada de Roxas era similar a los ojos del padre de Sora. Sentía que estaba fallando en algo, con bajas expectativas o que era una clase de libro abierto donde ya sabían lo miserable que era.

-Puedo irme. - Dijo Riku, a pesar de que las palabras de Roxas dolieron, Riku lo miró con seriedad, dejando en claro lo grosero que estaba siendo.- Lamento... INTERRUMPIR, tu fiesta.

Riku se dió la vuelta, dispuesto a buscar la salida. Pero Sora rápidamente lo detuvo sujetando su muñeca.

-Espera, Riku, no te vayas. - Sora le habló calmadamente, pero en su voz se notaba la pena de la situación. - Roxas, no tienes que ser tan grosero. Es mi novio, te guste o no, es obvio que me acompañará a dónde vaya.

Roxas se cruzó de brazos con un puchero. Sintiendo que realmente estuvo mal lo que dijo, pero no quería dar su brazo a torcer.

- Está bien, no es necesario pelear. - Sora dijo apenado. En circunstancias normales realmente usaria su mirada triste de cachorro para salirse con la suya. Pero en esta ocasión, sentía que había cometido un error de traer a Riku sin antes preguntar.- Entonces nos vamos.

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora