Capítulo 20. Pequeños cambios.

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Es un nuevo inicio de semana, específicamente un día lunes cualquiera.

No para Riku, no era cualquier lunes.... Era "EL" día lunes, comenzando con el despertador y la migraña de no poder conciliar el sueño adecuadamente.
Su mente otra vez dándole problemas, pensando más de lo necesario y trayendo con el sueños que hacen a su cerebro trabajar más de lo debido. Mirando a su ratón mascota correr en la rueda por varios minutos mientras pensaba en su siguiente movimiento... 

Cuando el reloj por fin marcó una hora en la que debía preocuparse para ir a la universidad... Ya estaba parado en frente del lavamanos del baño de su casa, mirándose en el espejo fijamente perdido en sus pensamientos.

-¡Hey, chico guapo! Mirarte en el espejo por una hora no te hará más bonito.- Bromeó su hermano menor, Dark.

Apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa burlona que desapareció cuando Riku no respondió a su comentario como era costumbre. Simplemente se apartó del baño, bajando las escaleras para dirigirse a la cocina donde ya podia oler los huevos fritos que su padre estaba cocinando.

-¿Y ahora que le pasa?- Dark hizo una mueca y Repli se encogió de hombros a su lado.

Su hermano mayor se estaba comportando extraño hace ya unos cuantos días, pero su padre insiste en no molestar, explicando que posiblemente sea la universidad. Ninguno de los dos se creía ese cuento, Riku podía estar muy estresado con sus estudios, estaría malhumorado, refunfuñando y maldiciendo, pero jamás se comportaría como un zombie deambulando por la casa.

-Pareces contento.- Su padre mencionó. Cuando ya todos estaban en la mesa para el desayuno.

Sus dos hermanos levantaron la cabeza soprendidos, como si su padre hubieran visto algo evidente en Riku que ellos no pudieron notar.

Y para su sorpresa, Riku asintió lentamente, sonriendo como un maldito bastardo.

-Lo soy...- Dijo, pauso un momento y luego de romper la yema de su huevo sobre el pan continúo.- Han sido días muy buenos.

Sephirot sonrió también, mantenido su semblante tranquilo y tomando su café. Sus otros dos hijos no quisieron interferir, no cuando Riku aún estaba en casa, siendo obvio que no diría ni una sola palabra.

No fue hasta que la puerta de la casa se cerró detrás de Riku, que ambos hombres siguieron a su padre por las escaleras a su estudio en busca de respuestas.

-¿Que hacen aquí?- Su padre preguntó con una ceja alzada.- Deben ir a la universidad, también tienen clases.

-¿Que le sucede a Riku?- preguntó Repli sin rodeos.

-Se está comportando muy raro.- Agregó el otro hermano.

Su padre tarareó, y una sonrisa amable fue recibida con la cara de sus dos hijos realmente confundidos.

-Su hermano simplemente está pasando por una etapa de su vida que lo tiene distraído. - Respondió de forma casual. -Repli, tu tenías esa misma cara cuando conociste a Namine y la trajiste a casa por primera vez.

Repli pestañeó, y su hermano lo miró acusatoriamente, como si fuera culpable del estado distanciado de Riku, hasta que la confusión de sus caras cambio y la comprensión los golpeó de lleno a ambos.

Su hermano mayor estaba enamorado.

-¡¿¡¿¡QUEEEEE?!?!?!- gritaron al unisono.

Y su padre tuvo que lidiar con dos de sus hijos y sus quinientas preguntas por minutos. Muy probablemente, hasta que su paciencia se agotara...

Por otro lado y para su sopresa, Riku llegó temprano a la universidad, como todos los lunes del último mes, para practicar. Debían estar más que listos para el gran concurso y sus compañeros ya estaban revoloteando a su alrededor, tanto con preguntas de la banda, como los acontecimientos de su cita del fin de semana.
Estaban expectantes, a la vez soprendidos, como el chico que se suponía no estaba interesado en el amor trajo consigo a la universidad un corazón hinchado lleno de mariposas frescas y enamoradas.

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora