✅Capítulo 6. Tres son multitud.

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La noche era fría, pero a Riku no parecía molestarle en absoluto. Estaba empapado hasta los huesos y no se molestó en limpiar el barro de sus botas negras. Tenía las llaves de su casa justo en sus manos, dudando en meterla en la cerradura. Podía escuchar ruido, pasos rápidos y una pequeña discusión del otro lado.

-Otra vez...- Suspiró Riku fastidiado.

Pero tarde o temprano debía entrar a su hogar. Quizás si se apresuraba y entraba subiendo las escaleras nadie notaria su presencia. Pero se lo pensó demasiado.
La puerta se abrió repentinamente, encontrándose con unos ojos dorados, un cabello largo y plateado parado justo en la entrada.

-¿Donde demonios estabas?- Hablo el chico, frunciendo el ceño al notar la ropa mojada.- Cada vez llegas mas tarde, solo haces que nos preocupemos.

-Estoy bien.- Respondió Riku de mala gana. -Me quedé horas extras en la universidad.

-Siempre dices lo mismo.- Gruñó, haciéndose a un lado para que Riku pudiera pasar.

No era que odiara su casa. Vivía con sus dos hermanos, su padre y una rata que era su mascota, era realmente acogedor. Pero Riku estaba estresado, sus hermanos parecían como si estuvieran en plena adolescencia, Dark y Repli peleaban la mayor parte del día.

¿Lo peor? Es que ellos dos eran exactamente iguales a él. Cambiaban pequeños detalles como el corte de cabello, sus personalidades y el tono de sus ojos. Pero la mayor parte, era como tener clones en su casa.

-No quiero escuchar mas peleas...- Dijo su padre Sephiroth, justo detrás de ellos, con su mano en la cadera.

Llevaba un delantal con diseños de manzana, su largo cabello plateado amarrado en una cola de caballo y sus ojos reflejaban cierto disgusto. Al parecer, sus dos hermanos llevaban un buen tiempo discutiendo entre sí.

-¡Este imbécil no deja de tomar mis cosas! -Discutió Repli, apuntando a su hermano mayor Dark, o es así como se hacia llamar.

-No me culpes de tu desorden, ñoño. Tu eres el que pierde hasta la cabeza cuando invitas a tu Novia a casa.

-No metas a Namine en esto.

Riku suspiró apenas entrando por la puerta, se quitó la chaqueta mojada, los zapatos embarrados y se acercó a su padre para darle un perezoso abrazo. Él lo miró con una sonrisa calurosa, pero frunció el ceño cuando sintió la ropa húmeda de su hijo contra su delantal. Riku apenas le llegaba hasta los hombros, por lo que podía ver también lo mojado de su cabello.

-¿Como te fue hoy? -Preguntó él, ampliando mas su sonrisa cuando Riku dejó que él acariciara su cabello plateado, muy parecido al suyo.- Estas todo empapado ¿tuviste un mal día?

-No...- Contesto él, entrecerrado los ojos cuando sus hermanos nuevamente comenzaron a discutir y gritase desde la sala continua.- Tuve un día extraño, es todo.

-Ve a tomar un baño caliente, y ponte algo abrigado. -Él se alejó y continuó en lo que estaba haciendo justo en la cocina. Una sopa y tostadas.- Tengo trabajo que hacer ¿Quieres llevarte la cena a tu habitación?

-¿Horas extra otra vez?- Preguntó Riku. Su padre no contestó, dejando claro su respuesta. -Si, prefiero cenar en mi habitación. Tengo que estudiar.

No esperó a que su padre le respondiera. Simplemente subió las escaleras, ignorando el estruendo que se escuchaba producto de sus hiperactivos hermanos. Tarde o temprano la paciencia de su padre se agotara, los amenazara con un largo cuchillo y probablemente ambos adolescentes estarán castigados por un par de días.

Al llegar al segundo piso abrió la escotilla que llevaba al ático y subió las escaleras, asegurándose de cerrarla detrás de él.
Si, su habitación era el ático, y no se quejaba, su casa apenas tenía dos habitaciones, era pequeña y humilde. Su padre lo ayudó para que sirviera como una habitación extra, era eso o convivir con sus hermanos en la misma habitación.

Se quitó los calcetines húmedos y su camisa, quedando solo con sus pantalones. Dejándose caer de cara sobre el colchón que usaba como cama y dejando salir un largo suspiro. Al parecer sus hermanos habían por fin terminado de pelear, porque solo se escuchaba el tintineo de un pequeño reloj que tenia sobre su escritorio y el ruidoso chillido de la rueda donde trotaba su ratón mascota. Riku le dio una mirada al roedor de color negro que jugaba dentro de su jaula y se dio cuenta la falta de alimento. Se levantó perezoso, enchufó las luces navideñas blancas que usaba como lámpara para iluminar su cuarto y de una caja junto a la mesa donde estaba el roedor sacó algunas semillas de Girasol.

-¿Como estuvo tu día, Micky? -Preguntó con una sonrisa, mientras llenaba el plato del ratón con las semillas.

El animal saltaba emocionado por la lluvia de comida, agarrando la mayor cantidad de semillas que sus pequeñas patas y su boca podían alcanzar y se metió en su casita de madera para ocultarlas quien sabe donde.

-Supongo que lo mismo de siempre.

Riku volvió a su cama, distraído en sus pensamientos. Sus dedos se movían inquietos. De alguna manera quería practicar con la guitarra, pero como todos los días, tenía que devolverla a la universidad. La desventaja de no tener tus propias cosas. Pero últimamente su inspiración estaba al límite, las notas y acordes iban y venían como una canción mental. Podía jurar que tal cosa fuera posible, la música se escuchaba dentro de su pecho con el olor dulce que aun esta en su mente.

-Ugh....- Se llevó la mano a la cabeza cuando un intenso dolor lo hizo cerrar los ojos con fuerza. -Debo calmarme... dejándome llevar de esta manera solo aumentará el estrés.

Después de algunos minutos organizando sus guías y trabajos. Bajó las escaleras para tomar un baño. La casa ya estaba en silencio y los pasillos oscuros. Seguramente ya todos dormían, menos su padre, que Riku pudo ver una tenue luz bajó la puerta de su habitación. Recordó que tenia trabajo que hacer y Riku no pudo evitar sentirse mal por él.
Su padre mantenía la casa, pagaba los servicios y los estudios de cada uno de sus hijos él solo.

Desde que su madre murió de cáncer, la responsabilidad sobre los hombros de su padre aumentó. Muchas veces Riku se ofreció a trabajar para ayudar con los gastos como el hijo mayor que era, pero su padre se negó rotundamente.

"Cuando termines tus estudios podrás trabajar en lo que quieras"

Le decía cada vez que Riku sacaba el tema, estaba agradecido por el tiempo dado y lo demostraba con sus altas calificaciones y su popularidad en el ámbito musical en la universalidad. Quizás el dinero no le alcanzaba para comprar su propia guitarra como siempre deseó, pero podía estudiar lo que quería y con eso era mas que suficiente.

Regresó a su habitación con la cena y no se preocupo de secar su cabello. Inmediatamente se puso el pijama azul con rayas grises y se sentó en su escritorio para repasar la materia del día. Apenas tocando las tostadas con el jugo de naranja que le había preparado su padre, tampoco se había dado cuenta que llevaba casi quince minutos mirando la misma hoja de notas, con el lápiz que no le pertenecía.

-Sora... -Dijo en un susurro, examinando el lápiz.

Podía sentir un tenue olor familiar, pero mientras mas lo pensaba, mas ridículo se sentía.
Quizás su amigo tenía razón. Podía darle una oportunidad... pero ¿Estaba preparado para compartir su vida con alguien más? Estaba siendo apresurado. Quizás ese tal Sora ni siquiera tenía interés en conocerlo y solo el mismo se estaba pasando películas.
También pensó en lo contrario ¿Que pasaría si ese Omega también estuviera interesado? ¿Saldría con un desconocido? ¿Realmente eran destinados, o una simple casualidad? Su hermano menor se veía feliz con su novia. Muchas veces se burlo de él por su estúpido comportamiento cuando estaba Namine en casa y eso dejaba en duda si el también sería igual de idiota al estar enamorado.

-Aaah~ -Dejo salir un gemido de frustración y dejó el lápiz sobre el escritorio, apartándose de el para dejarse caer sobre el colchón otra vez.

Ya tendría tiempo de pensar mejor las cosas. Por ahora, solo necesitaba descansar.

A pesar de sus palabras y el pequeño valor que tenia para devolver el lápiz a su dueño... Pasaron algunas semanas mas y el encuentro nunca sucedió.

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora