Capítulo 22. Mala noticia.

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El reloj de Mickey sonó ruidosamente a la mañana siguiente.

Riku gruñó, molesto por el incesante ruido que conocía bastante bien, el despertador para ir a la universidad.
Le dolía la cabeza, una jaqueca con la que tendrá que lidiar probablemente el resto del día.

-Solo bebi dos cervezas.... ¿Por queeeeeeeee....?

Debía ser el único universitario del planeta que no podía soportar dos latas de cerveza.
Estiró su mano por debajo de las mantas, buscando a tientas el despertador, y cuando al fin lo encuentra, lo golpeó ligeramente con la palma de la mano para callarlo. Su cabeza se lo agradeció.

Se cubrió la cabeza con las mantas y abrazó el peluche de Mickey como si su vida dependiera de ello, quería dormir un poco más, incluso consideró faltar a clases. Había sido responsable todo el año, nunca faltó incluso estando enfermo, podía descuidar un solo día.... Un día del año dónde podía quedarse en la cama, luego se conseguiría las notas con sus compañeros.

-5 minutos más... - Susurró.

Pero nadie estaba dispuesto a darle esos 5 minutos, o su queridísimo día libre adicional. Unos golpes sonaron debajo de su habitación, reconociendo la escoba que sus hermanos usaban para golpear el techo y llamar su atención.

-Riku, el desayuno ya está listo. - Escuchó la voz de uno de sus hermanos.

-Nooooo....

Maldijo y gritó por lo bajo peresozamente en su almohada.

No tenía más opción que levantarse.
Se quitó las frazadas e inmediatamente se arrepintió cuando un intenso frío lo hizo temblar. El invierno se negaba a abandonar la ciudad, y se notaba por las bajas temperaturas.

Tomó su ropa rápidamente y bajó del cobertizo. Uno de sus hermanos ya lo esperaba abajo de la escalera con los brazos cruzados y una mirada interrogativa.

-¿Que?- Preguntó Riku, caminado al baño que estaba a tan solo unos pasos de ellos.

-Nada... Solo me preguntaba el porque llegaste tan tarde ayer. No es propio de tí salir hasta la madrugada y llegar con olor a alcohol. - Repli entrecerró los ojos hacia Riku, pero su hermano ni siquiera lo miró.

-No sabía que necesitaba motivos para salir a divertirme con amigos por las noches. Menos tu autorización.

Riku se miró en el espejo del baño, tenía ojeras debajo de los ojos, su cabello estaba más desaliñado de lo normal y su aliento apestaba. Pero en el reflejo del espejo también estaba su hermano.

-No necesitas autorización, solo te diré que papá estaba muy preocupado por ti, pudiste haber llamado para avisar. El teme que estés con malas juntas.

Si malas juntas se refería a una fiesta de multimillonarios en la discoteca más lujosa de la ciudad... Riku no quería imagina que cara pondría su familia si les contara todo lo que había vivido el día anterior.

-Solo salí con unos amigos, pero al parecer no soy muy tolerante al alcohol, solo bebi dos latas y ya me estaba sintiendo mal.

-¿Solo dos latas?- Su hermano pestañeo, dejando su postura preocupa. - Riku, de verdad eres un caso.

Riku se giró para encarar a su hermano, pero este ya se estaba riendo.

-Pensamos que estabas muy borracho o drogado, ¿estás seguro que no bebiste demasiado?

- Completamente seguro, recuerdo absolutamente todo lo que hice anoche antes de llegar a casa.

-Bueno, llegaste en taxi, papá te recibió. Y es mejor que hables con él, o seguirá pensando que su hijo es un borracho fiestero.

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora