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Jimin no entendía cómo había pasado de estar llorando, enojado, sintiéndose tan terrible, a estar siendo tomado y besado de aquella forma. 

Los labios de Jungkook se habían unido a los suyos tan repentinamente. Tan rápido e inesperado que ni siquiera pudo retroceder o pensar qué hacer. Y lo que estaba sintiendo entonces era todo lo contrario a lo de hacía tan solo segundos atrás. Todo lo malo se fue...y ahora solo podía oír a su propio corazón enloqueciendo en su pecho. 

Las manos del mayor le sostenían con firmeza de la nuca, al igual que su boca pegada a la suya. No parecía querer soltarlo, pero lo más curioso era que él tampoco quería que lo soltara.

Cuando Jungkook finalmente se separó, a solo centímetros de su boca, ambos respiraron profundo. 

— ¿Y qué sentiste ahora? — preguntó el pelinegro mirándolo a los ojos. 

Jimin no encontraba las palabras para hablar. Sabía lo que quería decir pero no le salía. Aquel beso había sido hipnotizante y poner en orden todos sus pensamientos era difícil. 

— Yo...— balbuceó — Jamás un chico me había besado así. — fue lo primero que pudo decir. Inmediatamente se corrigió. Aquello no era suficiente — No, nunca nadie me había besado así. 

— ¿Así como? — preguntó Jungkook. Sus manos aún lo tenían tomado del cuello, y con sus pulgares acarició suavemente las mejillas del rubio. Su piel era suavecita y él mismo estaba fascinado por estar tan cerca del chico, prendido a su mirada. 

— Como si fuese lo más importante del mundo. — aclaró el menor. 

Fue entonces que Jungkook retrocedió un paso para poder mirarlo mejor, a toda su carita, y luego le sonrió. 

— Pues desde el primer día que te vi has sido lo más importante del mundo para mí. — dijo. 

Y esto era lo más sincero y entregado que estaba siendo. No había sido planeado ni nada. Solo supo que era el momento de abrir su corazón, con todo lo que sentía.

Jimin parecía estar procesando en su mente las palabras del contrario. Había estado tan enojado con él, luego confundido y sorprendido, pero ahora...ahora todo parecía volver a tomar el lugar que correspondía. 

Porque ya no importaba lo que había escuchado en el comedor cuando entró. No podía ignorar lo que su corazón le estaba diciendo a gritos. Jimin siempre se guiaba por sus sentimientos y esta ocasión no iba a ser la excepción.

Sonrió. Y sin decir nada, volvió a cerrar la poca distancia que lo separaba del mayor y lo besó. 

Jungkook entendió entonces que todo estaba bien. Como antes. 

Pero no, como antes no. Ahora todo estaba mucho mejor. Porque Jimin le correspondía. 

Sus manos descendieron hasta la cintura del más bajo y allí se posaron para estrecharlo contra su cuerpo. 
Las del rubio, por su parte, encontraron su posición alrededor del cuello de Jungkook. Y ni siquiera se estaba dando cuenta pero sus pies estaban en punta, porque era la única forma de poder estar a la altura del contrario.

Jungkook abrió la boca y movió sus labios despacio. Jimin lo imitó. Ahora que estaba consciente de todo, quería más. No quería desprenderse del mayor. 

El amor y el romance nunca habían sido una prioridad en su vida...hasta ese momento. Porque ahora, sin siquiera buscarlo, por fin había encontrado a alguien que valía la pena. Y Jimin no iba a desperdiciar esa oportunidad de ser feliz por nada del mundo. 

— Tú también me gustas, Jungkook. — declaró cuando se separó de su boca. 

— Se nota. — bromeó el pelinegro haciéndolo reír. Aún seguían pegados, abrazándose.

Las cosas simples - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora