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Jungkook pasó la que consideraba que fue la peor noche de su vida sin poder dormir. No le pudo dejar de dar vueltas en su cabeza una y otra vez a todo lo que se había enterado. Y pensaba en aquel hombre...en el responsable de todo. Ni siquiera lloró. No pudo. El enojo que tenía era más grande que cualquier otra cosa. 

Obviamente no fue a trabajar al día siguiente. No solo porque no se sentía apto para hacerlo sino porque no quería cruzarse con Jimin, en caso de que el chico asistiera. 

Perderlo dolía, pero verlo también. ¿Cómo explicarle a su corazón que la persona que amaba y que había elegido resultó ser alguien relacionado con lo peor que le pasó en la vida? Es que era imposible para el pelinegro separar los hechos. ¿Cómo hacía para amar a Jimin y no recordar de quién era hijo? 

Hijo de un hombre que salió impune. Hijo de un hombre traidor. 

Amaba al rubio, pero odiaba a su padre. Lo estaba odiando. Y por dentro quería respuestas. Aunque fuera tarde quería saber por qué hizo lo que hizo.  

Por el momento llevaba toda esa mañana ignorando a su abuela. Si había algo que él detestaba era la mentira. Y perdonar este secreto iba a costar. Iba a ser difícil. 

No obstante, cuando la veía entendía que era una mujer que lo había perdido todo, al que le arrebataron su hijo, y lo había dejado todo para intentar hacer justicia. Y viéndolo por ese lado se sentía mal por ella. Se sentía mal por toda su familia. 

Estaba demasiado enojado y se le notaba. Eun-ji tenía miedo de hablarle y seguir disculpándose porque no sabía cómo reaccionaría el pelinegro, así que solo lo dejaba tranquilo hasta que él mismo sintiera las ganas de hablar. 

Solo fue hasta su cuarto un momento para decirle que su amigo Taehyung la había estado llamando preocupado por el paradero de su amigo en el trabajo. Le pidió que por favor le contestara al chico o al menos informara a la universidad que ese día no iría por sentirse mal. 

Jungkook la verdad no tenía ganas de hablar con nadie pero minutos después decidió responder alguna de las varias llamadas perdidas que tenía de su amigo en el celular. 

— Tae, perdón por no avisar. — le dijo apenas el castaño respondió — Te dejé solo con todo el trabajo hoy. 

— ¿Qué te pasó? ¿Te enfermaste? — preguntó Taehyung. De fondo en la llamada se escuchaban murmullos y todo el caos del comedor en plena mañana. —Tu abuela me dijo que no te sentías bien y la verdad no te oyes nada bien. No he visto a Jimin tampoco para preguntarle por ti. Con Seokjin nos estábamos preocupando. 

— Por favor, no me hables de él. — pidió el pelinegro — No me hables de Jimin.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué hizo el enano ese? — el castaño ya se estaba poniendo a la defensiva.

— Nada en realidad. Pero...digamos que tenías razón. Cuando me dijiste que no me enamorara porque podía salir herido. Fue exactamente lo que pasó. — suspiró. 

— Diablos, ¿pero qué pasó, amigo? Dime, y si quieres que le de su merecido a ese enano, lo haré. Sabes que lo haré. 

— No, que no hizo nada. Además él ya está lidiando con mucho ahora también…

Taehyung no entendía nada. Insistió en obtener explicaciones pero su amigo no quería hablar por teléfono, así que quedaron verse esa tarde luego de que el castaño terminara su turno. 

Éste pasó a buscarlo en su auto y se lo llevó lejos del departamento para que se despejara un poco. Fueron hasta la playa y se quedaron sentados en la arena mientras el sol se ponía en el horizonte. 

Las cosas simples - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora