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La mejor semana de sus vidas. Así podrían describir ambos jóvenes todos esos días que empezaron a compartir juntos a partir de lo sucedido aquel lunes. Se veían todas las tardes, además de en la universidad obviamente. Casi siempre se iban juntos, ya sea en el auto de uno u otro, y se iban por ahí, a perderse juntos, a perder el tiempo. No importaba. No regresaban a sus casas hasta mucho después de que el sol se ocultaba. E incluso así no era suficiente. Porque cuando se quedaban solos en sus respectivos cuartos, enseguida se extrañaban. Los mensajes por teléfono tampoco bastaban.

Una de esas tardes en particular fue especial por muchas razones. Comenzó con Jimin que había estado algo desanimado porque le había ido mal en uno de sus exámenes, lo cual no le sorprendía en realidad si consideraba que no había estado estudiando nada de nada. La falta de ánimo duró minutos sin embargo porque apenas besaba a Jungkook y éste le tomaba de la cintura, ya nada importaba. 

El mayor le había llevado en su auto a una pequeña plaza cerca de la universidad ese día, y le compró un helado de consuelo también. ¿Cómo estar triste o de mal humor si el pelinegro se encargaba de mimarlo tan bien? 

— Vas a tener que ponerte a estudiar para recuperar ese examen, y dejar de estar tan vago. — le había dicho Jungkook fingiendo que lo retaba. Estaban en un columpio, uno sentado al lado del otro mientras compartían aquel helado. 

— Si mi papá se entera que desaprobé me va a matar. — le contó Jimin — Creo que por eso quiero aprobar más que nada, en vez de porque debería aprender. 

— ¿Lo dices solo por esa materia...o la carrera? 

— Ya ni sé. La universidad siempre ha sido todo para mí. Primero en Londres cuando empecé y luego cuando me transferí aquí. Pero...últimamente ya no siento lo mismo, no sé. — confesó el rubio. Nunca había hablado de aquello con nadie, pero se sentía tan bien sacárselo de adentro.

— Creí que lo que más querías es ser abogado, como todos en tu familia. 

— Ese es el problema. Ya no sé si lo hago porque de verdad me gusta o porque ellos dicen que debe gustarme. 

— Bueno… — respondió pensativo Jungkook — No quiero ser el chico mala influencia que hace que dejes tus estudios. Pero si eso no te hace feliz, solo déjalo. No desperdicies la vida, Jiminie. 

— Es que honestamente ni sé qué quiero para mi vida en este momento. — continuó confesando — Excepto tú. — sonrió luego — Tú eres lo único de lo que estoy seguro ahora mismo. 

— Uh, no me digas esas cosas lindas ahora porque vamos a tener que empezar a besarnos en el parque delante de todos los niños. — amenazó el mayor haciendo reír al contrario. — Pero hey, no estás tan distinto a mí. Yo tampoco sé qué hacer con mi vida. — añadió después más serio — No es como si planeara trabajar en el comedor de la universidad por siempre, o sí, si tuviera el puesto de SeokJin. Me gusta cocinar, me resulta fácil. Pero jamás podría obtener un título de chef profesional como él. Así que no sé qué haré. Me conformaré con pequeños trabajos como ahora supongo. 

— Odio cuando haces eso. — le retó Jimin — Conformarte con poco cuando te mereces más. 

— En este caso solo soy realista. La escuela de cocina es muy cara, ya lo averigüe, Jimin. De verdad no puedo pagarla. Pero no me importa, en serio. 

— Pues no es justo. El dinero es una porquería. — bufó el menor. 

— Eso es solo algo que un niño rico diría. — bromeó Jungkook. 

— En serio, tonto. Porque divide a las personas y siempre cae en manos de gente que lo desperdicia o que no sabe qué hacer con él. Como yo, claramente. Al menos tú lo usarías para hacer algo útil. 

Las cosas simples - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora