Hay personas con colillas en el corazón
más difíciles de apagar que cualquier incendio
coches que no arrancan porque se niegan a abandonar
los callejones en los que iluminar secretos
caricias que son gatos ronroneando por los tejados
capaces de despertar a todo un vecindario
tristezas envueltas en chicas delgadas
que no tienen beso que llevarse a la boca
viajes en agencias mordiéndose las uñas, impacientes
por llenar maletas de alcohol y ganas
camareros que han servido el tiempo entre hielos
y se han quedado sin existencias
hay drogadictos con pinchazos en el recuerdo
y agujeros negros en el alma
hay niños subastando abrazos
quitándote el caparazón a cambio
pintores haciendo retratos de manos
que cuentan mucho más que otras palabras
hay espejos sobornados que no dicen la verdad
ni siquiera a las peores madres
un domador de circo que ha encontrado
un amor que no deambula
pero él no sabe lo que es quedarse
hay parejas subiendo al séptimo cielo
por las escaleras, de dos en dos,
y otros deteniendo la gravedad en ascensores
especialistas en confesiones y reencuentros
hay canciones urdiendo traiciones con el pasado
con licencia de armas concedida, y van cargadas
y la puta de la lengua que se hace la tímida
hasta que número a número le salgan las cuentas
hay barreras de seguridad incompatibles con ciertos labios
y portales atrevidos que siempre invitan a entrar
hay rincones cómplices con cualquier deseo
pasos apurados que siempre llegan tarde
oleadas lejos del mar
hay barrotes que no son jaula, sino espera
persianas en noche de viernes sin bajar
hay melenas firmando acuerdos con el viento
silencios ahorcados en manifestaciones
hay pensamientos desesperados tirándose a la vía del metro
y cabezas que se vuelven al infinito del andén para pensar.
Hay fórmulas hechas pregunta
diciendo que desde cuándo hablamos tan bonito al besarnos
y sí, hay camas que sólo son emboscadas
y amaneceres que no son más que oscuridad
si en medio de todo este caos desmemoriado
nos ponemos a compararlos con vernos despertar aquí dentro.
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Cartas
Poetrydejemos de negar lo evidente; te quiero, ahora, mañana y, quien sabe, igual siempre.