IV

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Un niño fue el primero en darse cuenta del peligro. La celebración había excedido lo estimado y el cielo estaba vacío. Su grito de horror se perdió entre los muchos de celebración... corrió entre las piernas de los mayores, tirando de toda prenda que pudiera encontrar pero fue en vano.

Para cuando el viento comenzó a arrancar las telas de sus ganchos y apagar las velas, la mitad del pueblo se había tirado al piso y la otra mitad había huido a casa.

Namjoon se quedó helado, no sabía qué hacer, a su alrededor todo era un caos, las personas gritaban, corrían unos por encima de otros y entre tanta confusión perdió a su madre. 

Comenzó a buscarla desesperadamente entre el remolino de gente, hojas, telas y pedazos de pergamino que volaban por todos lados hasta que recordó la regla principal: no despegar la vista del suelo. Y eso fue lo que hizo, comenzó a caminar despacio por todo el patio de su casa tratando de encontrar a su madre y suplicando en silencio a los dioses que su madre y la Luna no se hayan encontrado de frente. En sus oídos sólo se escuchaba el viento soplando fuerte y la sangre corriendo aprisa.

¿Ésto era por él?

¿La Luna había regresado por él?

¿No se suponía que su encuentro con la Luna era uno de esos perturbadores eventos que sólo te suceden una vez en la vida?

Sin notarlo y tan metido en sus pensamientos, se empezó a alejar de la fiesta, en parte porque no encontraba a su mamá y no quería exponerla; sí ésto era su culpa lo mejor era alejarse de allí; en parte por el resto de los aldeanos que se encontraban en el suelo temblando de miedo, no quería que su paso a la adultez quedará marcado por un genocidio lunar. Y por último iba siguiendo al viento, cada que éste dejaba de agitar su cabello él se detenía y cambiaba de rumbo hasta encontrarlo otra vez. Si la Luna realmente iba por él lo mejor era no desaparecer.

Eventualmente su paseo llegó a su fin, el paisaje cambió, dejó de caminar sobre tierra y comenzó a pisar el suave césped, luego el césped dejó de ser verde y se convirtió en una imitación plateada más dura y fría del mismo. Había terminado en el risco, la Luna lo había llevado hasta allí.

Cerrando los ojos Namjoon se sentó casi en el mismo sitio que la primera vez y esperó a que sucediera algo.

El viento se intensificó. Una vez más la Luna se había sentado a su lado.

— Hay un cuenco con agua a tu derecha, mueve la mano despacio — Nam no entendía un carajo, ¿agua? pero obedeció, movió su mano despacio hasta que sus dedos se encontraron con el frío barro cocido— Bien, ahora necesito que viertas esa agua en un pequeño agujero que hay frente al árbol, toca el terreno hasta que lo encuentres.

Namjoon seguía sin entender, pero una vez más su mano se movió sobre el césped muerto hasta encontrar dicho orificio, aunque no era precisamente un agujero en el piso, sino más bien un pequeño hundimiento, como el que dejaría alguien al sentarse sobre tierra mojada. Cuando lo encontró vertió el agua poco a poco, hasta sentir que ésta había llegado al tope.

— Quita los dedos — Nam alejó la mano deprisa, no supo qué sucedía porque no escuchó sonido alguno pero eventualmente la Luna volvió a hablar— Ahora, quiero que abras los ojos.

Namjoon los cerró más, sabía que éste día llegaría, era obvio que la Luna volvería para matarlo...

— No te pido que levantes la cabeza, sólo quiero que abras los ojos, estarás bien.

Muy a su pesar y sintiéndose más curioso que asustado abrió los ojos lentamente, a su alrededor todo estaba igual, el mismo césped muerto, las mismas hojas sueltas danzando por allí por culpa del viento, y luego...

🌕 Moon 🌙 [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora