🌕 Moon 🌙 [Namjin]

VIII

Cuando Namjoon despertó no se encontraba en casa. Tenía mucha ropa encima y estaba recargado sobre una superficie dura, tardó un par de segundos en darse cuenta de la pesada chaqueta que lo cubría, reconoció el olor de inmediato, Jungkook olía a alcohol y mar, pero a la vez, olía como pino fresco y limón, se hundió un poco más en la chaqueta buscando un poco más de calor.

Eso lo hizo abrir los ojos sobresaltado, él no sentía frío más que cuando estaba cerca de Jin y aquí estaba ahora, en un el cuarto de alguien (suponía que era de Kook) buscando abrigo en la pequeña chaqueta. El espacio era sencillo pero muy diferente al suyo, las paredes estaban llenas de fotos coloridas de gente que no conocía, personas con tatuajes en los brazos diferentes a los que portaban los marineros, había un pequeño mueble lleno de libros en una esquina, y ropa esparcida por todos lados, Namjoon estaba sentado en la cama, la parte superior de su cuerpo se encontraba contra la pared, al ver la pequeña cama comprendió que en la noche anterior los dos chicos habían intentado caber en la pequeña cama infantil.

Su estómago dio un pequeño vuelco emocionado.

Pese a que la gente ya era amable con él, lo cierto es que no tenía amigos, Jungkook era lo más cercano a uno, sin embargo, Nam no quería ser su amigo, había algo en la forma en la que ambos muchachos se trataban que lo hacían creer, que quizás, Kook lo sentía igual, lo cierto era que no podía saberlo a ciencia cierta, en los dieciocho años que llevaba en éste mundo y viviendo en esa isla tan pequeña, nunca había tenido la oportunidad de experimentar el amor. Porque no podía amar a Jin ¿O sí? No puedes enamorarte de alguien al que nunca has visto a los ojos, a quien nunca has abrazado, quien nunca podrá darte un beso, una caricia, entregarse a ti... Jin era algo que no pertenecía a éste mundo, y Nam sólo era un mortal afortunado por poder hablar con él.

Una sensación de vacío lo abrazó de repente, ¿por qué? ¿Por qué las cosas no podían ser más sencillas para él? ¿Por qué Jin tenía que ser la Luna? ¿Por qué se había acercado a hablar con él? ¿Por qué él? ¿Por qué justamente alguien que ya tenía la vida jodida desde mucho antes de que la luna mostrara interés en él? Y así, con esos pensamientos, sus sentimientos cambiaron a furia.

Nada bueno había pasado desde que Jin lo marcó. Lo mejor hubiera sido que lo matara en ese primer encuentro, tan lejano ahora que parecía otra vida, una más sencilla.

La puerta se abrió de golpe y Kook ingresó a la habitación, un pequeño rayo de sol se colaba entre las gruesas cortinas que adornaban aquella ventana grande con vista al mar, ese mismo rayo de sol dejaba ver las motas de polvo flotando, el ambiente era dorado, todo estaba en calma y allí estaba él, el sol se reflejaba en su cabello despeinado por las largas horas de sueño, una sonrisa radiante adornaba el joven rostro y entre sus manos sostenía una pequeña bandeja de madera.

— ¡Buenos días! Te hice el desayuno, no es lo mejor del mundo pero...— se acercó a la cama y depositó la bandeja sobre la cama, había un par de huevos estrellados, una taza humeante de café y un par de galletas de trigo — espero te guste, no soy muy bueno en la cocina— La mano del menor desapareció entre su espeso cabello en un claro gesto de nerviosismo.

— Gracias, se ve todo muy rico— lo cierto es que no se le antojaba nada, quizás sólo el café, la resaca era brutal, sentía la boca seca y tenía un sabor amargo y ácido como si hubieran matado un animal dentro de ella y abandonado el cadáver allí dentro. La cabeza le dolía, tenía sed, no sentía una pierna y sabía que no lucía bien, sin embargo, los ojos de Jungkook brillaban bajo esa tenue y dorada luz que lo envolvía todo.— ¿Tú no vas a comer?

— ¡Cierto!— El chico saltó en su sitio y salió del cuarto, regresando poco tiempo después con un plato y una taza de té.

— No puedo tomar café— le explicó mientras se sentaba a su lado— me pone muy hiperactivo.