VII

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— Sí, te traje flores, pero no son mías — Namjoon sonrió, su postura era relajada contra ese duro tronco muerto, los hoyuelos se marcaron en sus mejillas y Jin sintió la necesidad de alargar el brazo y tocar uno de ellos. Pero no lo hizo, no cometería ese error otra vez.

— ¿Entonces? — la Luna caminó hasta su sitio, se acomodo en él y luego de comprobar que el rostro de Nam se reflejaba en el espejo, cerró los ojos, no le importaba no ver a Namjoon mientras pasaban las horas juntos, no verlo y hablar con él era mejor que cometer un error y perderlo para siempre.

— Es de los recién casados, ella te las envía para que bendigas su matrimonio.

La Luna tomó el pequeño ramo entre sus manos, viendo cómo de inmediato las flores quedaban congeladas gracias a la plata, terminó todo muy aprisa y allí donde antes había un ramo fresco con muchas flores coloridas, ahora había un solemne ramillete plateado. Volvió a depositarlo junto al espejo, un poco más cerca de la pierna de Namjoon ésta vez.

— Por cierto — volvió a hablar el muchacho — todos ellos siguen pensando que eres mujer y yo no puedo llamarte más que "Luna" ¿Cómo te llamas?

La Luna río y Namjoon observó esa risa brotar como burbujas desde sus labios hasta sus ojos cerrados, que se encogían un poco gracias a ella. Seguía siendo fascinante, si él pudiera pasaría toda la eternidad sentado junto a la Luna observándole reír.

— No tengo un nombre específico, las personas me llaman de diversas maneras alrededor del mundo, pero si debo elegir un nombre con el que puedas llamarme tú, elegiría Jin.

— ¿Jin?

— Sí, de esa manera me llama tu madre ¿no es así?

— ¿Cómo puedes saberlo?

— Ella no es de aquí, viene de una tierra lejana y esa es la forma en la que me llaman allá, ese nombre me gusta tiene un significado especial.

Namjoon desconocía ese dato, hizo una nota mental de preguntarle el significado de "Jin" a su madre en cuanto volviera a casa.

— Mucho gusto Jin, soy Namjoon.

Ambos sonrieron al mismo tiempo, pero sólo Nam pudo verlo.

Al otro día, en su regreso a casa dejó frente a la puerta de la nueva pareja aquel pequeño ramo plateado y les deseó en silencio la mejor de las suertes, luego siguió su camino.

Su jornada laboral empezaba a las 10 am y debía estar allí sí o sí, a su jefe poco le importaba que pasara sus noches en el risco, él tenía trabajo que hacer y debía cumplirlo.


*


Para el siguiente verano, la puerta de la casa de Namjoon siempre estaba llena de flores, ya no sólo las parejas eran las que le llevaban un pequeño ramo para la Luna, sino que todo aquel habitante de la isla que deseaba un pequeño favor, o solamente dar las gracias, dejaba unas cuantas flores frente a su puerta, Nam se encargaba de llevarle a la Luna todas aquellas que sobrevivían para el final del día, y la Luna las convertía en plata durante sus encuentros.

Pronto todos los pobladores portaban al menos una flor plateada en algunas de sus prendas como señal de que la Luna estaba con ellos. Ya nadie miraba al cielo con temor, la Luna, se había ganado el cariño de los pobladores y ahora se encomendaban a ella como lo hacían al mar y al sol.

Su trato hacia Namjoon también cambió, ahora cuando era invitado a una reunión no era sólo para pedirle un favor, cuando el miedo dejo de consumirlos los pobladores se habían tomado el tiempo de conocer más al joven Kim y aprendieron que era una persona extraordinaria, trabajador, honesto, educado y muy listo, todo el mundo quería tenerlo en sus reuniones. Y cada vez era más difícil despedirse de ellos para poder acudir a su cita con la Luna.

🌕 Moon 🌙 [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora