Mírate caminar,
mujer,
estás para que te amen.
Que se rompan las ventanas cada vez que pases cerca,
y se hagan grietas en el piso con los zapatos que tocas,
para que piensen en ti cuando se apaguen las luces,
y seas el primer deseo que alguien pida al despertar.
Mírate bien,
mujer,
no estas para que te engañen,
ni que te quieran a medias.
No estas para ser segunda opción.