༻𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐟𝐨𝐫 𝐦𝐲 𝐧𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐫༺

❁-Capítulo 3 -❁

༻¿Cómo podría saberlo?
Un día me despertaba sintiéndome más
Pero ya había llegado a la orilla
Supongo que éramos barcos en la noche, noche, noche...༺

-Kim Taehyung

El chocolate rebañando la tarta dejó hipnotizado a Hoseok, quien siguió el cuchillo de untar como si se tratase de oro puro.

-Jin Hyung, como puede ser tan buen repostero?-pregunta todavía atento a los movimientos.

-Hoseok, una tarta no es gran trabajo.-Replica el mayor, que sabía de memoria como quería las tartas Ho cuando llegaba el ansiado Viernes.

-Yo no sería capaz de hacerla.

-Quemarías la cocina.

-Cierto.-Rió y finalmente parecía una persona normal.

-Pareces bastante feliz para ser tu primera semana, que ocurre Ho?

-Uhm...El trabajo es...Bueno, pero mi vecino es el que está haciendo todo esto. Quiero decir, siempre me saca una sonrisa cuando le veo!-Respondió risueño, aún no había visto a Taehyung pero hoy le quería invitar a comer la rica tarta con él para hablar.

-Ah bueno, me alegro de que encontrases a alguien para hablar.-Le contestó el mayor, concentrado en esparcir los fideos de colores.-Ya viste a Yoongi?

-Nop, no vi a nadie; no tuve tiempo. Quedaré con ustedes el Fin de semana. Ah, y que Nam también venga.-Sonrió y le dio un sorbo a su café, ya casi olvidado.

-Perfecto, yo no tengo nada que hacer. Llamaré a los demás, tu ocúpate de ordenar lo que queden de cajas en tu casa y decórala un poquito, que la anterior parecía que te estabas mudando de por vida.

Hoseok simplemente se rió de nuevo por las ocurrencias de su amigo, aunque sabía que era así, pero le restó importancia ya que el pasado era pasado en ese tipo de cosas.

-Bien...Ya está.-Cerró la caja donde iba la tarta y se la dió a su más querido dongsaeng.-Nos vemos entonces...

-Mañana.Chao!-Le dijo despidiéndose de él con una gran sonrisa.

Salió de la pequeña tienda y se puso su bufanda de color vívido, se iba notando ya que los meses más fríos llegaban.

Fue a su casa como llego; andando y con cuidado de que no se le cayese la tarta, últimamente estaba bastante distraído por el trabajo y esa típica tarta de Viernes le era necesaria.

Dejó la tarta en la mesa y fue rápidamente al piso de arriba, llamó al timbre y...

-Hey, Hoseok.-Sonrió el menor.

-Tae, estás libre?

-Seh.-Sonó como si se auto-convenciese.-Para qué me necesitas?

-B-bueno yo quería saber si querrías merendar conmigo tarta...Mi amigo hace unas muy ricas y, bueno, quiero hacer amigos que no sean viejitas de sesenta.-Se rió un poco sonrojado, tal vez avergonzado.

-Por supuesto, dame cinco y bajo.

Se sonrieron y Taehyung cerró la puerta para dejar que pudiese hacer su baile feliz (él lo denominaba así) y cambiarse para estar decente.

-Hmm, está buenísima.-Dijo Taehyung con la boca llena, provocando que Hoseok se riese como loco.

-Me alegro que te guste.

-Bueno, y que te trae por aquí?-Comenzó Tae una conversación que intentaba ser formal, pero el mayor no conseguía dejar de reírse.

-Ehem, conseguí trabajo en un banco y pues...Aquí estoy.

-Oh, debes de ser muy inteligente, cierto?

-S-supongo.-Se sonrojó por el cumplido.-Y tu? En qué trabajas?

-Yo no trabajo, sigo estudiando en la universidad.

-Espera, cuantos años tienes?

-Veintitrés.

-Yo también.

La cara que puso Taehyung de circunstancias hizo reír a Hoseok hasta colorear sus mofletes de rosa, pero el menor seguía sin entender así que comenzó a reírse con él.

-Trabajo porque gracias a un fallo en el sistema educativo sobre mi edad, entré dos años antes al colegio; cuando lo supieron simplemente no hicieron caso y pese que eso podría haberles costado todo su esfuerzo y dinero, siguieron impartiendome clases.Aunque, mis padres tampoco se quejaron.Tuvieron suerte a decir verdad.

-Wow...

-Bueno, comencemos a comer.

Siguieron charlando de cosas triviales hasta que la magnífica tarta rellena de chocolate y galletas, quedó en simples migas que pronto terminarían en la basura.

-Fue un placer, capitán Hoseok.

-El placer fue mío, querido tripulante.-Contestó el mayor entre risas, habían veces que Taehyung le recordaba a un pequeño infante.

Cerró la puerta dejando un gran sentimiento de satisfacción en su cuerpo, y una sonrisa en sus anaranjados labios.