Capítulo 3

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En lugar de azotar y decapitar demonios a diestro y siniestro, su emplumado mensajero lo forzó a tomarse un día libre, no había cumplido ni una semana como asesino de demonios pero no hacía pausas ni siquiera para dormir, comía una vez al día y el resto era trabajo hasta desmayarse. Aunque su "sistema" era efectivo, su resistencia y energía se veían fuertemente afectadas, siendo el mejor ejemplo el caso del demonio de la linterna, quien casi lo mata por cansarse a los pocos segundos de combate.

Por mucho que protestara, terminó cediendo a la solicitud del ave, le parecía estúpido obedecer a un animal pero en parte tenía razón, si seguía esforzándose tanto podría terminar mal. Haciendo su parte, el cuervo lo guió hasta una casa con grandes muros que impedían ver más allá de ellos, apenas era visible el tejado de la vivienda así como algunos árboles cubiertos de flores de glicinas, la puerta estaba adornada con una glicina como símbolo. El cuervo descendió del cielo para posarse en el hombro del joven cazador y darle instrucciones.

- Esta es tu misión: Descansarás el día de mañana porque ese sistema de "asesinar, asesinar, comer, asesinar" terminará afectando tu salud, al completar este encargo tendrás la misión permanente de dormir al menos cuatro horas al día y comer al menos dos veces, ahora, iré a entregar el reporte de tu última misión. -el peligris no sabía si reír o enojarse por ese tono de madre preocupada, estaba consciente de que su estilo de vida no era el más apropiado pero que un animal fuera quien se lo hiciese saber le parecía algo humillante.

Una rabieta después, el ave volvió a alzar el vuelo para cumplir con su parte del trabajo, no sin antes asegurarse de que el cazador bajo su guía entrara a la casa y cumpliera con su tarea, al verlo dentro de la vivienda pudo emprender su camino mientras el chico de ojos morados tomaba un no merecido pero necesario descanso.

Ignoró totalmente las palabras de quien sea que lo hubiera atendido, realmente no prestó atención, para ir directamente a la habitación que le designaron para descansar. No tardó en quedar inconsciente, deseando que el día que estaba por llegar terminara rápido para seguir con su deber, aunque terminó despertando a mitad de la noche gracias al dolor en su abdomen.

Mientras luchaba por conciliar el sueño otra vez, un golpe proveniente del exterior la ventana de su habitación terminó de despertarlo, confundido, tomó su arma para revisar y asegurarse de que no había nada. Afuera vio una rama de gran tamaño en el suelo, presumiblemente de alguno de los muchos árboles de glicinas que rodeaban la casa. No pudo evitar sentirse estúpido, creyó que podía ser un demonio pero las flores ni siquiera le permitirían acercarse, rió un poco antes de dejar su látigo a un lado y acostarse nuevamente.

Justo antes de dormirse, lo escuchó nuevamente, pensó que podría ser otra rama pero nunca estaba de más asegurarse, ver por la ventana y notar que todo estaba tal y como la primera vez lo confundió ¿Qué había sido el ruido en esa ocasión? Al apoyar su mano en el marco de la ventana sintió varias hendiduras en la rasposa madera, un zarpazo adornaba la ventana.

Antes de poder tomar su arma, algo a sus espaldas lo sujetó del cuello, impidiéndole respirar. Forcejeaba para que quien sea que lo atacase lo soltara, sin éxito, intentó hacerlo chocar con los muros pero ni siquiera eso ayudó, estaba a punto de morir y ni siquiera podía ver a su atacante. Al tomar el látigo, dejó caer sus pertenencias de la mesita donde las había dejado cuando se acostó. Listo para atacar, se detuvo en el momento que el pequeño espejo cayó abierto al suelo, podía ver su reflejo y claramente notó que no había nada a sus espaldas, ya sabía que sucedía y lo que debía hacer para detenerlo.

- Esto no... Es real. -ya estaba harto de esa falsa sensación de asfixia, esa falsa presencia a sus espaldas, esa alucinación.

Sujetó firmemente el mango de su arma para golpearse la cabeza con el, desplomándose en el suelo inmediatamente después. Todo volvió a la normalidad, el zarpazo en la ventana había desaparecido, nada le impedía respirar y no sentía nadie más con él. Llevaba tiempo sin sentir una alucinación de esa magnitud, tal vez el estrés acumulado lo empeoró. Antes de recostarse, una sombra bajo la puerta captó su atención. No era más que su anfitriona, quien fue a verlo por el escándalo que había armado.

Filo de un Espejismo [Kimetsu no Yaiba OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora