Prologo

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Hace un tiempo existían cuatro provincias reinas, la paz y la hermandad reinaban en ellas, cada provincia prestaba ayuda a sus homólogas, estas provincias eran las provincias de Tshu, Bolmire, Varshille y Ascank. La última de estas provincias era la más bondadosa y buena de todas, hasta que en el momento menos esperado la muerte del rey Kastian fue anunciada y a su vez el príncipe Ascanio tomó el poder de la corona, su padre había muerto así como los buenos tiempos de Ascank; desde ese momento la provincia de Ascank cambio, a sangre fría, sin previo aviso y de forma imponente tomó el control de dos de las otras tres provincias, Tshu y Bolmire, desatando con ello una guerra por el control de Varshille, Örok una de las ciudadelas vecinas de Tshu se unió a la fregada en unión de Varshille, siendo esta ganadora.

Durante mucho tiempo duró la guerra para liberar a las otras dos provincias, pero el rey Ascanio no daba su brazo a torcer, ni mucho menos se dejaba vencer, a pesar de que muchos habían muerto por la guerra, este solo quería el poderío de las tierras haciendo ver a todos que Lorey sería el mandamás de aquellas dos provincias; pero en un momento de celebración y buenas nuevas para el reino porque entre toda la angustia había nacido un nuevo soberano, un nuevo heredero, el nacimiento del primogénito del rey se celebraba a lo grande y esto era un punto débil para el rey. Los reyes de las provincias Tshu y Bolmire junto a su provincia aliada Varshille aprovecharon el momento para atacar a Lorey un momento de flaqueo para el rey, dando tregua a la guerra, le devolvió la libertad a aquellas provincias.

Pasado el tiempo, el hijo del rey Ascanio, se casó y en un par de meses su mujer concibió a su primer hijo, el gran consentido de la familia real, por esto se hizo un gran banquete, música y algarabía se escuchaba en el castillo, pero en un momento dado, en el menos esperado, el rey Ascanio recibió un flechazo directo al corazón, el ejecutor del rey nunca fue visto, nunca supieron quién fue el que osó matarlo en plena celebración; agotando su poco esfuerzo, su poco tiempo de vida en brazos de su hijo, le hizo jurar que lucharía cueste lo que cueste para volver a tener el poder de las provincias vecinas, días después de un interminable luto se proclamaría un nuevo rey de Lorey, el rey Milan.

En Otra Vida - Provincia de AscankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora