Después de dejar atrás a la reina Vanessa en los calabozos, nos dirigimos al primer piso en este había dos alcobas, la alcoba de centinelas, ahí tenian cualquier tipo de armamento, descansaban y le decían cámara de tortura, según nos comentaba Jaren mientras pasábamos por ahí, el rey llevaba a sus víctimas para matarlas, en la alcoba consiguiente era la alcoba de reuniones, era una de las más ocultas del palacio ya que casi nadie usaba este piso para dirigirse a los calabozos. Este nos guiaba por los oscuros pasillos del castillo, nos adentramos a un pasadizo secreto que estaba detrás de la alcoba de los centinelas, al pasar se podía escuchar murmullos dentro de la alcoba, risas y algunos que otros comentarios de lo que estaba sucediendo en el gran salón, no le dimos mayor importancia a lo que se escuchaba. Al final del pasadizo, una compuerta de madera predominaba en la pared, Jaren abrió la compuerta con sumo cuidado para que no chirriara, se asomó observando el panorama y dio la señal, podíamos salir sin ningún peligro.
Ahora estaríamos en segundo piso, este sería la estancia principal del palacio daba directamente con la entrada del mismo, caminábamos rápidamente para que nadie nos viera.
— ¡Hey! ¡Ustedes! — Llamaría la atención un centinela que estaba saliendo del gran comedor, Jaren maldijo a lo bajo mientras emprendíamos nuestra carrera sin mirar atrás hasta la entrada principal, al llegar tres centinelas se interpusieron entre la entrada y nosotros, otros dos venían detrás, los chicos llevaban las túnicas puestas aun no los reconocían.
—Quítense las capuchas — Ordenaría uno de los centinelas, Jaren tomo del brazo a Esmeralda y la puso a su lado al notar con uno de los centinelas estuvo a punto de agarrarla, todos nos pusimos atentos, estábamos rodeados, no íbamos a salir de aquí a menos que estos centinelas muriesen.
— ¿Qué haremos? — Preguntaría Antonio entre dientes, que se encontraba a mi lado
— ¡Quítense las capuchas! ¿O no escuchan? — Volvió a decir otro de los centinelas, Jaren subió sus manos hasta la capucha, se la iba a quitar o eso creíamos, de un momento a otro, Jaren llevo su pierna a la entrepierna del centinela, tomo su espada y se la puso entre el cuello, paso detrás de este y lo agarro aun con la espada en el cuello, Melina había acuchillado directo en el corazón a uno de estos con una daga, Antonio había disparado directo en el cráneo a otro, quedaban cuatro centinelas vivos.
— Un movimiento y lo degolló aquí mismo — Diría Jaren viendo a los otros tres centinelas que estaban en guardia — Ustedes, vengan — Melina, Antonio y nosotros nos pusimos detrás de Jaren, tome la espada del centinela que anteriormente Melina matado. Antonio y yo estábamos en guardia al lado de Jaren.
— ¿Quiénes son? — Preguntaría el centinela que Jaren tomo como rehén.
— ¿No es obvio? Somos los liberales — Los centinelas soltaron una sonora carcajada, Melina los fulmino con la mirada y se quitó la capucha, revelando su identidad, los centinelas se quedaron boquiabierta
— ¡Melina! — Exclamaría Jaren, Melina lo vio de soslayo para luego marcar una sonrisa amplia en su rostro
— Degolladlo Jaren y vámonos de aquí — Sugeriría Melina con fastidio
— Princesa ¿usted? ¡Imposible! — Exaltaría uno, Melina rio fuertemente, le quito la pistola a Antonio y le apunto al centinela que tenían al frente — ¿Qué hace?
—Algo imposible — Dijo con una voz tierna para luego disparar, le había disparado al centinela en el hombro, Jaren degolló al que tenía sujeto y salieron del palacio corriendo.
— ¡Estás loca Melina! ¡PONDRAS EN SOBRE AVISO A TU PADRE! — gritaría Jaren corriendo, parecía estar molesto con lo sucedido, nosotros solamente lo seguíamos, ellos sabían por dónde íbamos —
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En Otra Vida - Provincia de Ascank
Genç KurguEl inicio de una travesía, en el cual Miles Córdoba y Esmeralda Quiroga, serán los protagonistas de una historia de amor puro y latente, pero también serán participes de un momento histórico en el cual, los secretos y la sangre fueron protagonistas...