Esta es una mala idea.
Lo pienso pero no lo digo, lo menos que quiero es acabar con la emoción en los ojos de Cielo, mientras camina a mi lado hacia el auto.
Nico espera con su manos al volante, soriéndonos. Tomo una respiración profunda, apretando las manos a mis costados.
Todo va a estar bien, Lali.
Me repito dentro de mi cabeza, una y otra vez. Necesito hacer esto, necesito enfrentarme a la vida de nuevo, por mamá, por Cielo, por Nico, por mí misma.
El sol se siente bien contra mi piel, es como si despertara mis sentidos y me diera más energía.
He pasado demasiado tiempo dentro de casa, hasta sentir el sol se ha convertido en algo inusual.
Me subo al auto en el asiento de atrás, Cielo en el copiloto. Nico me echa un vistazo por el espejo retrovisor.
— ¿Negro, eh? Creo que te dije que te quedaba mejor el rosado —bromea y yo le doy una sonrisa nerviosa.
— Me gusta el negro, es el color de mi alma.
Cielo menea la cabeza, pero oculta su sonrisa.
— Su oscuro sentido del humor a vuelto, Nico.
Nico arranca el auto, y yo estoy nerviosa apretando el cinturón que pasa sobre mi pecho. Respiro profundo, mis ojos en la ventana del auto, veo pasar los árboles, casas grandes, tiendas, las personas en las aceras. Me concentro en la vista, en las distracciones para olvidar mi respiración y mi preocupación por la misma.
A pesar de que es Sábado, Cielo obtuvo un arreglo con la directora de la preparatoria a la que asistiré el Lunes para dejarnos venir hoy y permitirme familiarizarme con el lugar, sin los ojos indagadores de docenas de adolescentes. Fue una recomendación del Dr. Cruz, alegando algo de un proceso de adaptación sutil y cuidadoso.
No puedo negar que estoy aterrada, me sudan las manos y cadenas de pensamientos negativos van y vienen a cada rato, pero cuando quiero darme por vencida y volver a mi cuarto, ese lugar de cuatro paredes que se ha convertido en mi hogar seguro, pienso en Cielo llorando, en las palabras de mi madre, recuerdo que si será imposiblemente difícil pero que si quiero recuperarme, también tengo que poner de mi parte.
Muchas veces las personas que sufren de ansiedad, depresión o algún otro trastorno, esperan alguna especie de cura mágica o que las personas a su alrededor lo resuelvan y la triste realidad es que si no pones una onza de empeño o esfuerzo, sin importar que tanto de ayuden, no podrás salir de eso. No digo que no cuesta inmensamente poner ese pequeño esfuerzo, porque se siente imposible, pero si puedes.
“¿Sabes que es lo bueno de tocar fondo, de estar ahí en lo más bajo? Que la única opción que te queda es subir”.
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Oye, sigue mi voz©《Laliter》✔
Fanfic●Historia adaptada a Laliter. [Corrigiendo] ✾ "Mi nombre suena bien en tu voz." -P. ✾ "Nunca pensé que alguien me podría llegar a interesar de esta forma con solo el sonido de su voz." -L. ✾ "Es ella, la chica que no ha dejado mi mente desde la prim...