ADIOS

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Habían pasado dos semanas, estaba con los nervios de punta, mientras sujetaba con fuerza la mano de Jean,  pues hoy nos dirían los resultados de los exámenes para ver si se tendría que quedar más tiempo o no, durante ese tiempo, ambos tomábamos clases desde el hospital, me negaba a dejarlo solo, mi mamá me llamaba diario, pero no estaba lista para contarle lo que sucedía así que simplemente no le contestaba, ademas, ¿que se supone que le iba a decir?
-Bueno, pues les tenemos dos noticias, una buena y una muy mala- nos dijo el doctor, no tenía idea de que sentir, estaba temblando.
-La buena es que sus resultados salieron correctos, esto quiere decir que ya no tendrá que estar en el hospital- aprete la mano de Jean y di unos cuantos brincos ante esa noticia, mi emoción duró poco, pues recordé que aún quedaba una mala noticia.
-Y ¿cuál es la mala noticia?- preguntó Jean, que al parecer estaba igual de ansioso que yo.
-Señor Leon lamento decirle que la policía acaba de descubrir todos los robos que ah realizado a lo largo de los años y tendrá que pagar una sentencia de 68 años, el día de hoy a las 3 de la tarde vendrá la patrulla a llevárselo, estábamos esperando sus resultados para contarle.- dijo el doctor, acto siguiente dio media vuelta y se fue.
Estaba temblando, no sabía que decir, el corazón me latía lento, mis ojos estaban llenos de lagrimas, podía sentir el dolor de perderlo por todo el cuerpo, no lo podía soportar. Sin más, me salió una lágrima del ojo derecho y luego otra del izquierdo y así sucesivamente, no lo creía, no era capaz de aceptarlo.
Estaba sumergida en mis dolorosos pensamientos hasta que las manos temblorosas de Jean me sujetaron con fuerza, a través de ese abrazo el intentaba mostrarme seguridad y fuerza, pero fue al revés, pude sentir su miedo, miedo de perder su libertad y me hirió más, no me quería separar pues me dolía la idea de pensar que esa era la última ves que lo tendría así de cerca. El rompió el abrazo, para así sujetar mi cara con sus dos manos, al hacerlo quede de frente a su rostro y podía ver sus ojos llenos de lagrimas, me partió el corazón.
-Lo siento, en serio lo siento, esto no hubiera pasado si no me hubiera metido en tu vida, nada más la arruiné- dijo entre sollozos.
Me apresuré a decirle
-No Jean te equivocas, llegaste a mi vida y la mejoraste- junté nuestras frentes antes de continuar- te juro que te sacare de esta, te juro que esta no será la ultima ves que sentiré tu contacto.
Desde ese momento  hice una promesa, no solo a él, si no también a mi, esta era que lo iba a volver a tocar, a sentir, esta no iba a ser la última ves.
Eran las tres de la tarde, como lo dijo el doctor, la patrulla ya estaba aquí, al verla estacionarse enfrente del hospital corrí hasta Jean que se encontraba pensando en el sillón y lo abracé, lo abracé como nunca lo había hecho, me aferré a él, a su aroma, a su piel, a su todo y luego lo bese, lo besé para poder recordar ese sabor, esa calidez, esa sensación que provocaba en mi cada ves que lo hacía, al sepárame le dije
-No se en cuánto tiempo te vuelva a besar, pero por lo mientras guarda este beso- lo volví a besar, el me sujeto de la cintura, eso provocó que en todo mi cuerpo se sintiera una ráfaga de electricidad.
Tocaron la puerta y entraron los oficiales, después, todo pasó tan rápido, lo hicieron firmar unos papeles, le pusieron las esposas, no soporte y me large a llorar, era una imagen tan horrible.
-Darian, te amo- fueron sus últimas palabras antes de subirlo a la patrulla y llevárselo. Al arrancar y ver cómo se alejaba, no lo soporte, caí en mis rodillas y lloré con más fuerza. Mi querido Jean, prometo que nuestro cuerpo y nuestras almas se volverán a encontrar.

IN LOVE WITH A CRIMINAL- JEARIAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora