Capítulo 2 - Decisiones

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– El capítulo se llama Decisiones – Leyó Remus, preocupando aún más a los leones, ya que querían saber si en verdad Snape cuidaría bien a Harry.

03 de noviembre, 1981, 17:43 pm.

– Han pasado dos días – Murmuró Lily.

Severus fruncía profundamente el ceño. Él era un hombre; tal vez no el mejor ni tampoco el peor, tuvo que pasar por muchas cosas para poder tomar buenas decisiones, pero al final del día él estaba con quienes tenían que ganar para que el mundo mágico fuera libre y mejor, le gustaba ayudar(anónimamente) a todo aquél que necesite pociones y no pueda pagarlas (como el lobo Lupin), mejorándolas con el tiempo para que no sea tan asquerosa tomarlas (si es tienen que tomarlas por el resto de una vida, por supuesto); pero antes de eso, vivió e hizo mucho, en especial como mortífago :escuchando gritos de súplicas, sangre en sus manos (más o menos), atrocidades que sus propias creaciones hacían en las víctimas, los golpes y torturas.

Todos estaban sorprendidos; no se imaginaban que a Snape le gustara ayudar a los demás, pero por sobre todo que estuviera ayudando a Remus, quien siempre había sido su enemigo. Pero por sobre todo que se haya confirmado que es un mortífago, ya que muchos lo sospechaban, pero nadie estaba completamente seguro, hasta ahora. Lily, por otro lado, estaba triste, sabía que era en parte su culpa que su mejor amigo tomara ese camino. Sin embargo, Severus no estaba sorprendido, ya tenía tomada su decisión desde hace tiempo.

– Sabía que serías un asqueroso mortífago, Quejicus – James estaba enojado, no podía creer que un mortifago va a cuidar a su hijo. Siendo respaldado por Sirius, cosa que todos ignoraron, aún perplejos. Excepto sus padres, que silenciaron a ambos con solo una mirada.

Sí, Severus Snape pasó por muchas cosas, más malas que buenas, pero las pasó, y no se puede modificar el pasado, para su mala suerte.

Inconscientemente, Severus recordaba toda su vida y terminaba asintiendo, estando de acuerdo con ese pensamiento. Al igual que muchos otros.

En especial ahora, donde Severus lamenta más de una decisión tomada por voluntad propia.

Tal vez la primera decisión de todas las que tomó que más lamenta fue dejar que el padre de su mejor amigo le dijera al Señor Tenebroso sobre la profecía que habían escuchado.

– ¿Eh? ¿Escuchaste la profecía, Severus? – Albus estaba sorprendido, confundiendo a casi todos; y causando sorpresa en los que conocían la profecía.

– No toda, solamente el principio – Severus, haciendo una mueca, incómodo.

– Así que fuiste tú el que le contó la profecía a Voldemort – Gruñó Sirius, causando escalofríos mientras se paraba y sacaba la varita, siendo detenido justo a tiempo por Remus. Lily estaba temblando, siendo abrazada por James, sin poder creer que Severus hubiera hecho algo así.

– Cálmese, señor Black, y vuelva a sentarse – Regañó la profesora McGonagall.

– No se la conté yo, ¿no escuchaste? – Se defendió Severus. - Al parecer Abraxas me escuchó cuando se la contaba a Lucius – Añadió pensativo, causando que Lily dejara de temblar, aliviada. Severus compartió una mirada con Lucius, no se habían dado cuenta de que había alguien espiándolos.

Su amigo se había disculpado demasiado para ser él, y él mismo había estado culpándose todas las noches, cuando sabía que el niño que cuidaba estaba felizmente seguro y dormido.

Lucius solamente se encogió de hombros ante la mirada de Severus.

La segunda decisión que (trata de decirse -mentirse- a sí mismo) más lamenta, fue el momento en que decidió adoptar legalmente al niño anteriormente nombrado. Se preguntaba, en momentos como éstos, si no era lo mejor dejar al niño en algún orfanato muggle o algo así, o mandárselo por correo al lobo, donde sea esté.

– Lo de mandarlo a un orfanato es mala idea, quién sabe lo que le pasaría – Exclamó James, pensando en las peores consecuencias.

– En cambio, lo de mandarlo con Remus es una muy buena idea – Continuó Sirius, mientras seguía pensando el porque no había sido nombrado, seguramente era el padrino del niño. El porque no estaba con él, estaba seguro de que no era el traidor, no sería capaz.

Unos pequeños bufidos que simulaban ser un motor de un bote salían de la boca del niño de ojos esmeraldas, mientras una de sus manos salpicaba en el agua y la otra sostenía una lancha de madera que movía sobre el agua enjabonada a una temperatura cálida. El niño estaba sentado en la bañera, con su cuerpo totalmente mojado y sus cabellos desordenados con champú; él niño estaba muy divertido, al parecer sin importarle demasiado sus alrededores. Hace no menos de cinco minutos que Severus no hacía nada más que mirarlo, perdido en sus pensamientos, donde el niño había dejado de llorar para reírse fuertemente y luego ignorarlo por completo.

– Eso es Harry, ignóralo – Murmuró James divertido, haciendo reír a quienes alcanzaron a escuchar. Todos sabían que estaba celoso.

Severus, con sus túnicas y cabellos totalmente mojados y una mirada helada en sus ojos, se repetía una y otra vez el por qué se encontraba en esa situación, justamente él.

- ¿Y si la próxima simplemente me señalas qué quieres? - Severus habló luego de unos minutos, y el pequeño Harry lo miró con sus ojos brillando en diversión y tranquilidad, aun moviendo suavemente su mano libre sobre el agua. —Con magia accidental no solucionarás todos tus problemas, niño tonto.

Harry rio, como si entendiera perfectamente todo lo que Severus le dijo y no le importara en lo más mínimo. Severus frunció el ceño, bufando, y se anotó mentalmente recordar los juguetes de baño del niño para la próxima, así evitaba otra inundación en su baño principal. También se anotó no utilizar buenas túnicas cuando le toque bañar a ese demonio.

– Aquí termina – Señaló Remus.

Algunos tenían sonrisas divertidas imaginando la escena, mientras que Severus bufaba.

– Sev no le hará daño a Harry – Murmuró Lily hacia los merodeadores quienes tenían preocupación en los ojos.

– ¿Cómo estás tan segura? – Pregunto Remus.

– Porque lo conozco y si hay algo que él no haría jamás, es justamente lastimar a un niño – Respondió mientras recordaba todo lo que vivió Severus, causando confusión e intriga en los merodeadores. Luego estando ya un poco más tranquilos por las palabras de Lily, Remus preguntó.

– ¿Quién quiere leer el siguiente capítulo? –

– Yo seguiré con la lectura, Lupin – Respondió Narcissa acomodándose para leer más cómoda.

Leyendo "Una Historia Diferente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora