– El capítulo se llama ¡Sev! – Leyó Narcissa con sorpresa. Sabía que a su amigo no le gustaba que lo llamaran así.
Severus hizo una mueca de disgusto en su puesto, ignorando las burlas de sus amigos.
10 de noviembre, 1981, 09:33 am.
– Pasó una semana ya – Se sorprende Lily.
—Sev, Sev, Sev...
Respiró profundamente antes de tomar un sorbo de café. Parpadeó lentamente, sus ojos fijos en el Profeta que flotaba frente a él, leyendo quiénes habían sido encarcelados y a quiénes aún buscaban. Yo podría estar allí, se dice, si Albus no hubiera saltado a mi favor. Toma un poco más de café, levantando una ceja: me molestará por ello el resto de mi vida...
Severus levantó una ceja, sabía que no quería terminar encerrado, pero tampoco quería deberle algo al director. Sabía perfectamente que no le ayudaría gratis. Aunque le sorprendía la confianza como para llamarlo por su nombre.
Albus rió suavemente, sabía que debía haber tenido un motivo grande para ayudarlo, sabiendo que en este momento no tienen ningún tipo de relación.
Por otro lado, todos estaban sorprendidos de que el director ayudará a un futuro mortífago, sobre todo los leones y serpientes. Los leones creían que tenía un motivo muy importante para hacer eso, ya que confiaban en el director. En cambio, las serpientes desconfiaban del director, sabían que, para ayudar a algunos de ellos, seguramente recibiría algo a cambio. Él no los ayudaría simplemente por buena voluntad.
—... Sev, Sev, Sev...
... y tendré que ser posiblemente su perrito faldero. Siente un tirón en la parte baja de su túnica, pero vuelve a ignorarlo. Se pregunta qué tipo de cosas Dumbledore le pedirá que haga y durante cuánto tiempo, con el enorme favor que le ha hecho. A su alrededor sólo se escucha silencio, aunque aún sentía al niño cerca, por lo que sonrió quedamente. La paz le duró muy poco al escuchar su chimenea encenderse, y luego la voz del Rey de Roma; rueda los ojos.
Severus afirmó su teoría, sabía que ahora le debía un favor al director. Cosa que lo irritó, no le gustaba deberle nada a nadie. Siempre ha sido muy independiente.
—¡Severus! ¿Están por allí?
—¡Sevus!
Mientras se levanta, toma al pequeño niño en sus brazos, que ha estado los últimos dos días diciendo una y otra y otra vez su nombre, o un intento de él. Por favor, si este mocoso tenía diecisiete o dieciocho años, Severus lo retaba a duelo por siquiera atreverse a llamarlo "Sev".
Severus asintió, sabía que era completamente capaz de eso. Su casa solo lo veía con gracia, sabían de primera mano eso, sobre todo cuando hechizó a Lucius frente a todos por llamarlo así, después de eso nadie se atrevió a llamarlo así.
Lucius solo hizo una mueca recordando ese momento, recordando que no salió de su sala común por una semana por la humillación y porque aún no desaparecían las orejas y cola de gato. Gruñó al recibir las miradas de burla, hasta el día de hoy algunos de su casa se burlan de eso.
El niño ríe en sus brazos mientras ambos abandonan la cocina y se dirigen hacia la sala de invitados, donde Albus sale automáticamente de la chimenea luego de verlos, con una sonrisa y los ojos brillando en felicidad, y Severus les dirige a ambos seres una mirada molesta. Cuando Albus se encontraba sentándose, la chimenea volvió a arder y de ella salió Madame Pomfrey, y luego Minerva McGonagall.
– Me siento más tranquilo ahora – Suspiró aliviado James, sabía que los profesores tendrían un ojo sobre Snape por cualquier cosa. Sus amigos también sonrieron aliviados con el mismo pensamiento. Lily solo rodó los ojos, sabía que Severus no le haría nada a su hijo.
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Leyendo "Una Historia Diferente"
FantasyEra un día como cualquier otro cuando, de repente, apareció un libro acompañado de una misteriosa carta, lo que provocó que se descubrieran varios secretos y misterios. Este inesperado hallazgo despertó la curiosidad de todos y desencadenó una serie...