– Bien, el capítulo se llama El tío Lucius – Leyó Minerva, levemente sorprendida.
Esto sorprende a algunos, mientras otros lo encuentran normal, ya que como será Snape quien cuide al niño, es normal que conozca a sus amigos.
– Oh, al final apareces – Exclamó Severus con burla.
Lucius está levemente sorprendido, sin demostrarlo obviamente, y mira de reojo a su esposa, quien está con una pequeña sonrisa. Sabe que ambos están pensando lo mismo: en tres años lo más seguro es que ya tengan un hijo.
– Ya quiero conocerlo – Pensó Narcissa, tomando por debajo de la mesa la mano de Lucius.
– ¿Qué? ¿Tío? ¿Por qué mi hijo llama así a Malfoy? – Reclama James haciendo un berrinche, apoyado por Sirius, que estaba celoso; a él es quien Harry debía llamar así.
– Es amigo de Severus, que está prácticamente criándolo; es obvio que lo llamaría así – Recuerda Remus, levemente celoso por lo mismo que Sirius.
– No es justo – Se quejó James con un puchero.
07 de enero, 1982, 15:49 pm.
El rubio se ríe de él, aunque aun así frunce el ceño ante el sonido ensordecedor. Harry no había dejado de llorar y gritar en la última hora, en un berrinche incesante al no dejarlo jugar en los charcos de agua provocados por la lluvia que hace poco acababa de terminar. Y Severus tenía que ir a Hogwarts.
– ¿Me lo vas a dejar? – Lucius estaba un poco alarmado; él no es bueno con los niños.
– Eso parece – Estaba ligeramente confundido. ¿Por qué se lo dejaría? ¿Trabajaba? ¿De qué?
—¿Y qué se supone que quieres que haga con el niño? — Lucius Malfoy volvió a quejarse, mientras miraba al lloroso niño y enviaba una mirada hacia su esposa, Narcissa, que cargaba pacientemente a su propio hijo quien miraba curioso a Harry.
A Lucius se le borra la ligera preocupación a la mención de su hijo y le da un leve apretón a Narcissa, que le responde de igual manera; ambos contentos por su hijo.
—No lo sé, prueba cortarlo en trocitos así usamos la carne para un estofado y la sangre para pociones. ¿Qué te parece? — Severus, quien buscaba un libro en una de sus grandes estanterías de la Mansión, se detiene para darle una mirada hastiada, pero rápidamente vuelve a su tarea. —Pues cuidarlo, Lucius. Maldición, te creía más inteligente.
—¡Pero yo no sé nada de niños!
Algunos se rieron de esto, causando en Severus una sonrisa burlona.
– Tienes un hijo. ¿Cómo no vas a saber nada de niños? – Preguntó Regulus burlón.
– Silencio – Gruñó Lucius, avergonzado.
Narcissa ríe bajo ante lo dicho por su esposo, y Severus bufa. Harry se encontraba sobre la alfombra cercano a los sofás en ese momento, sentado y mirando a Severus mientras lloraba muy fuerte, sin prestarle mucha atención a los otros presentes.
– Muy bien, ignoralos, Harry – Gruñó Sirius, celoso.
Severus se aleja de la estantería unos segundos y mira hacia Harry, cuidando de que el niño no haya agarrado nada peligroso ni de que su magia accidental haya roto algo cerca, pero cuando lo ve, el niño estira sus brazos hacia él, y Severus se golpea mentalmente. Se acerca rápido hacia el niño y lo alza, apoyándolo contra su cadera, y le frunce el ceño. Harry deja de gritar, para su suerte, pero sigue sollozando mientras apoya su cabeza contra su hombro. Severus le da inconscientemente palmaditas en la espalda, mientras vuelve a acercarse a los estantes de libros.
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Leyendo "Una Historia Diferente"
FantasyEra un día como cualquier otro cuando, de repente, apareció un libro acompañado de una misteriosa carta, lo que provocó que se descubrieran varios secretos y misterios. Este inesperado hallazgo despertó la curiosidad de todos y desencadenó una serie...