Un alma nueva para amar

¡Yes, My Wife! (parte 2)

En los jardines de la mansión Phantomhive, la orquesta estaba afinando los instrumentos y preparando la partituras para la primer pista, Mey-rin, Bard y Finnian  comenzaron a recibir a los invitados: marqueses, duques, condes e incluso la gran reina Victoria estaban presentes en tan importante evento. Sólo faltaban unos minutos, los sirvientes de movilizaron lo más rápido que pudieron.

────¡Woaaaaah! Nunca imaginé que bocchan tendría tantos invitados a su boda, no creo que los arreglos florales sean suficientes.— el rubio jardinero estaba entrando en pánico, recién había marchitado más de la mitad de las flores destinadas a la boda, eso sin contar las del ramillete que utilizaría Lizzy.

────¡H-hay que relajarse, chicos! Sólo miren al padre de Lady Elizabeth, no luce más tranquilo que nosotros.— y es que Mey-rin tenía razón. Alexis León Midford estaba al borde de las lágrimas, Francis acababa de informarle que Lizzy estaba lista para ser entregada en el altar, tanto Alexis como Edward estaban emocionados, la ojiverde ya no era más una niña que utilizaba coletas en su peinado, ya no era más una chiquilla que escondía su verdadera fuerza entre lazos y zapatos de niña pequeña, ahora ella era realmente una mujer.

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La orquesta comenzó a tocar, en el inicio de la alfombra del altar, estaba el conde Phantomhive, vestido con su traje de bodas, portando un bastón y el anillo de la familia, acompañado de su misterioso mayordomo vestido de negro, mostrando un semblante frío u decidido. Ambos avanzaron al altar en espera de la novia, saludando a los invitados con una reverencia de cortesía.

Ciel comenzaba a sentirse nervioso, sentía las piernas como spaguetti, juntó sus manos e hizo un huequito para respirar en ellas, cuando escuchó la típica melodía de las bodas.

Al final del altar, una hermosa rubia sin coletas se encontraba del brazo se un padre llorón, Alexis estaba al borde de las lágrimas, mientras la ojiverde sonreía a todas las personas que encontraba en su camino. Un delicado velo caía sobre su rostro, esperando ser descubierto por el amor de su vida, quién ahora se encontraba esperándola en el altar, para desposarla, tal y como había soñado.

Cómo era de esperarse, Sebastian  salió de escena, el ambiente religioso... Bueno, sobra decir que no era cosa suya, después de todo, era sólo un demonio. Ciel suspiró profundamente, estaba listo para entregar lo que quedará de su vida a aquella joven que lloró muchos años por él.

────Ciel, mi querido hijo, te entrego a mi princesa, ella es para mí, la más preciada de todas las joyas que existen, si no cuidas de ella... Ten por seguro que te mataré.— Era la primera vez que el marqués Midford se mostraba tan serio, todo mundo lo conocía por ser amable y cariñoso en extremo, sin embargo esa vez, lucía más serio que durante el incidente del Campania.

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La ceremonia comenzó, el sacerdote dió una letanía sobre el matrimonio y lo que esté conllevaba, Elizabeth parecía muy atenta a las palabras que el mencionaba el religioso, Ciel sólo esperaba que nada arruinara aquel momento tan pacífico,de verdad quería hacer feliz a Lizzy.

El momento de los votos fue anunciado, como era de esperarse, quién inicio fue la marquesa...

────Ciel, sé que hubo momentos en los que me comporté como una niña inmadura, pero a pesar de eso yo... Nunca deje de amarte, siempre quise que fueras feliz, incluso si yo no estaba a tu lado. El día de hoy, mi amor, estoy feliz de estar cerca de ti, de que podamos unir nuestras vidas y que podamos ser felices. Yo, Elizabeth Ethel Cordelia Midford, prometo serte fiel en todo momento, cuidarte en la salud y en la enfermedad, estar contigo en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte nos separe.

Lady Francis entregó una argolla de oro a la rubia para que pudiera colocarla en el dedo de su casi esposo, con muchos nervios la marquesa logró hacerlo, Ciel sonrió al verla y le entrego una sonrisa de vuelta, era su turno.

────Elizabeth, yo... Sé que he actuado muy mal y te orillé a una época de dolor y sufrimiento, sé que siempre fui un mal prometido, pero quiero que sepas que estoy agradecido por la oportunidad que me dió la vida de poder demostrarte mi amor, mi cariño y mi fidelidad, de demostrarte que no te faltará nada a mi lado, pues pienso dedicarme a ti y a los hijos que tengamos a lo largo de nuestra vida. Eres la luz que ilumina mis días oscuros, la calidez que difícilmente se encuentra en un día de invierno, la palabra amor definida en acciones y palabras. Yo, Ciel Phantomhive, me entrego el día de hoy a ti, en alma, espíritu y cuerpo, el día de hoy quiero dejar de decirte Lizzy, para llevar una vida feliz contigo y decirte... Yes, My wife.~

Colocó el anillo que había mandado a diseñar especialmente para su esposa, era de oro rosa, con pequeños cristales en decoración, la rubia y su madre no podían ni abrir la boca, estaban sumergidas en sus lágrimas gracias a las palabras de Ciel.

El sacerdote, quién noto tan emotivo momento, sabía que era momento de dar por concluida la ceremonia, no sin antes, pronunciar el tan esperado momento que todos deseaban ver.

────Si nadie más se opusiere, yo los declaro marido y mujer. Conde Phantomhive, puede besar a su ahora esposa.

Ciel se sonrojó, todo el mundo ahora estaba deshaciéndose en aplausos, sólo suspiró profundamente y quitó la delicada tela transparente del rostro de su amada (ahora) esposa, acarició suavemente sus mejillas y unió suavemente sus labios a los de la marquesa. Está se deshizo en llanto, era la más feliz en ese momento. El primero de sus sueños, se había hecho realidad ...

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Cómo era de esperarse, en la mansión se llevó a cabo una celebración grandísima, bocadillos, vino, bebidas y demás se hacían presentes en cada mesa. Pasaba ya de la media noche, los invitados estaban entretenidos en un espectáculo creado nada más y nada menos que por Sebastian y el double Charles. Era tan interesante la mezcla, que nadie podía apartar sus ojos de ellos.

Era un momento oportuno, Ciel tomó la mano de Lizzy y huyó con ella del lugar, deseaba estar a solas con ella. Ahora era su esposa, deseaba darle un regalo especial. Ambos lo querían, la rubia sentía su corazón latir a toda prisa, aún así, no querían apresurar el momento, simplemente tomaron asiento cerca de la fuente y volvieron a unir sus labios a la luz de la luna...

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Bonjour mis hermosas criaturas.

Muchas gracias por haberme esperado tanto tiempo, la verdad es que escribí tantas veces este capítulo...pero nunca me gustó, no había momento bueno  en mi vida  que me motivara a públicar mis capítulos.

Ahora la duda es... ¿Quieren +18? XD  es obvio de que antes de que Nazca una criatura primero debe haber acción, así que me encantaría saber si ustedes quieren conocer los detalles de la noche de bodas de los nenes.

En fin, gracias por esperar a mi depresiva y fea persona para leer los capítulos. Creanme que lo agradezco infinitamente.les mando mucho amor. Deseo que esta pandemia fea los mantenga con mucha salud y amor.

🌸 Riji✨