01 Las Sombras

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Hace70 años...

La noche cubría con su frío y oscuro manto al pequeño pueblo de Toravilla, la luna bañaba los hogares con su luz plateada y los pequeños animales nocturnos llenaban de vida el lugar con sus pequeñas melodías. A altas horas de la noche, los lugareños dormían, excepto una pareja que se encontraban en una de las casa del fondo del barrio, compartiendo un momento de intimidad y armonizando con las criaturas nocturnas con sus propias melodías de pasión.

La pareja yacía en la cama, agotados pero satisfechos, ambos recuperando el aliento y aferrándose al placer que se desvanece lentamente. Ella se acurruca a él y él la abraza, acariciando su espalda con la yema de sus dedos, ambos disfrutando del delicioso calor que sus cuerpos desprenden.

"No sé qué opinas tú, pero creo que ésta ha sido la mejor hasta ahora." Dijo la chica después de un minuto en silencio.

"Fue mejor que la anterior, sí, pero la próxima vez será mucho mejor." Respondió él, ella sonríe al escuchar sus palabras y besa a su amante en los labios.

Pasaron unos minutos en silencio, ambos ya recuperados de la pasional faena y el agotamiento toma su lugar rápidamente, sin embargo, él sentía que su amante estaba muy callada, algo le preocupaba y él sabía que era.

"¿Aun sigues pensando en eso?"

"No puedo evitarlo. Ha pasado mucho tiempo y tú no me has dado una respuesta." Respondió ella con un tono triste en su voz. Ella cierra sus ojos al sentir suspirar a su amante, sintiendo que arruinó el momento con esas palabras.

"Aun no estas preparada." Respondió él, besando su cabeza tiernamente para asegurarle que todo está bien.

"¿Pero entonces cuándo? Esta espera se está haciendo eterna y yo quiero estar contigo por siempre." Dijo ella levantando su cabeza y aferrándose más al cuerpo de él, ella lo mira a los ojos, buscando alguna respuesta, pero no encontró ninguna.

Él volvió a suspirar y dirigió su mirada al techo, evitando la mirada de ella y acariciando su espalda de forma ausente. Él buscaba una forma sutil de decirle lo que estaba pensando, pero no hay palabra dulce que aplaque la angustia de su amante.

"Aun no has demostrado ser digna." Respondió él después de meditarlo por varios segundos, él sabe que la lastimó con sus palabras, pero no había otra forma de decírselo. Ella se aleja un poco de él, mirándolo con incredulidad.

"¿Entonces qué debo hacer para demostrar que soy digna?" Preguntó ella, evidentemente molesta.

"Tú sabes lo que debes hacer, la pregunta es: ¿Estás dispuesta a renunciar a todo?" Sus palabras se sintieron como una bofetada, ella se alejó un poco más de él, se sienta en el borde de la cama, llevando sus manos empuñadas al pecho. Él la observa detenidamente, esperando su respuesta.

"No lo sé." Titubeó ella, suspirando derrotada y cerrando sus ojos por la vergüenza, ella siente que él se mueve detrás de ella y pronto siente un par de fornidos brazos que la rodean y la cabeza de él reposa sobre sus hombros.

"Sea cual sea tu respuesta, yo estaré ahí para ti." Dijo él aferrándose más a ella, ella se acurruca más entre sus brazos y apoya su cabeza con la de él.

"¿Me prometes que vendrás por mí?"

"Lo prometo." Ambos sellan su promesa con un apasionado beso y el inicio de otra ronda pasional.

Han pasado muchos años, y aún no has cumplido tu promesa...

***

En la actualidad...

Drakalvania: La Larva de BielarqDonde viven las historias. Descúbrelo ahora