- Buenas días —pronunció la muchacha. Eran las once cuarenta y cinco.
- Buenas días, Astrid Hofferson —Elsa se hizo a un lado. — Pasa.
- Gracias.
La menor tomó sus maletas y caminó adentro de la casa. Cuando volteó con dirección de la sala, pudo ver que varias personas la veían con atención a excepción de una. Todos tenían miradas atentas, con curiosidad. La miraron de pies a cabeza, examinándola. Rapunzel pensó que quizá era demasiado joven para el puesto y eso de alguna manera no le agradaba.
Elsa fue la primera en caminar hacia sus familiares y Astrid la siguió. Los pasos de ambas se escucharon hasta que la rubia platinada se detuvo en frente de la sala.
- Bueno, familia —Elsa sonrió. — Ella es Astrid Hofferson —la tomó de los hombros mientras la acercaba lentamente a ellos. — Será la encargada de cuidar a Hiccup. Tiene años de experiencia en el Hospital Principal de la ciudad, estoy segura de que realizará un buen trabajo.
Hasta ahora, Hiccup no se había tomado la molestia de voltear a verla. Sus ojos verdes seguían clavados en la gran pantalla de la sala.
- Hola, soy Astrid Hofferson. Tengo veintitrés años y trabajé durante mucho tiempo en el Hospital Principal de la ciudad. Es un honor estar aquí con ustedes, espero que podamos entendernos y llevarnos bien —dijo con una voz amable y cálida. En su rostro había una sonrisa amigable que haría caer a cualquiera.
Todos los miembros de la familia la saludaron amablemente, aunque sea sólo para aparentar, pues de alguna manera había algo extraño en ella.
El millonario de ojos verdes estaba molesto y ni siquiera había tenido la educación de mirar a la chica. Pensó que si se mantenía distante y frío, quizá la joven cuidadora se iría.
- Vamos, Hiccup. No seas grosero —dijo Elsa poniéndose frente a él tapándole la vista a la televisión.
- ¿Podrías hacerte a un lado? Estoy tratando de ver la televisión.
Elsa tomó el control y apagó la televisión. Se acercó a Hiccup hasta ponerse detrás de él, y aunque él le dijo que lo dejará en paz, ella lo ignoró.
En el área del comedor se encontraba Astrid, quien miraba meticulosamente el área. Los lujos se notaban hasta en los platos y cubiertos que había sobre la mesa.
En ese instante entró Elsa empujando la silla de ruedas del chico, quien estaba con los brazos cruzados, el ceño fruncido y miraba al suelo.
- Lamento mucho el comportamiento de mi primo, Astrid.
- ¿Eh? No, está bien —dijo mirando a Hiccup, quien todavía no la miraba. — Es normal la negación en las personas que siempre fueron independientementes. No culpo al señor Haddock de su comportamiento.
- Es verdad, Hiccup siempre hizo todo solo. Sé que le cuesta depender de alguien pero no hay otra opción.
Hiccup rodó los ojos. La cuidadora estaba hablando de su situación como si lo conociera.
Se resignó. Elsa no iba a despedirla así que debía comenzar a acostumbrarse a la cuidadora. Lentamente subió la mirada, donde comenzó viendo los zapatos de la joven, después su ropa y a lo último el rostro de ella. Hiccup tragó saliva cuando la miró. El rostro de Astrid era sereno, parecía despreocupado y tenía una leve sonrisa que hizo al chico sonrojarse.
- Espero que podamos llevarnos bien, señor presidente —habló con calidez.
- Bueno, Hiccup —Elsa lo tomó de los hombros. — Espero que no seas grosero con ella. Estará cuidándote y apoyándote en todo lo que necesites —miró a Astrid. — Debo irme, volveré en la tarde.
Y finalmente Elsa salió del comedor dejando a Hiccup ahí frente a Astrid.
- Hola... —se limitó a decir.
- Hola, ¿qué desea hacer?
- ¿Hacer?
- Claro, podemos hacer lo que guste.
- Ah... no lo sé...
- Quizá dar un paseo en el jardín, ¿o le gustaría que le prepare la comida?
Elsa sonrió ante la reacción de su primo. Se retiró para dirigirse a la cocina para servirse un vaso de agua. Le alegraba que el chico haya reaccionado bien. La rubia platinada dejó el vaso sobre la isla de la cocina, estaba por salir cuando se encontró con Punzie de repente.
- Me asustaste —dijo con una mano en el pecho.
- ¿Por qué? —preguntó la chica de ojos verdes con un tono bajo en la voz.
- ¿Qué?
- ¿Por qué ella?
- ¿De qué hablas, Rapunzel?
- Astrid Hofferson es demasiado joven, ¿no? Pensé que contratarías a alguien mayor.
- ¿Qué hay de malo en su edad?
- No seas ingenua, Elsa. ¿Eres consiente de que ella es linda, joven y se ve saludable? Es extraño que ella haya buscado trabajo aquí, ¿no lo crees?
- En absoluto —Elsa llevó sus manos a los hombros de la más joven. — Relájate. Ve a pintar un cuadro o canta un poco, lo que sea, pero no pienses cosas raras.
Rapunzel lo pensó un poco. Desconfiaba de Astrid, pero nada podía asegurarle que era una chica con malas intenciones. Tendría que pasar algún tiempo para que supiera lo que la joven rubia ojiazul quería y si algo extraño estaba pasando, Rapunzel lo iba a descubrir.
La joven artista era una persona buena y amable, pero desconfiada. Cuando era niña tenía una nana a la cual llamaba Madre Gothel, ya que se asemejaba a una madre cuando sus padres no estaban. La quería mucho, tanto que un día en el que sus padres estaban de viaje, Gothel tomó a la niña y se la llevó. ¿Razones? No son exactas, algunos decían que era para venderla y otros decían que la quería porque no podía tener hijos propios. Quién sabe, pero al menos pudieron localizarla a tiempo antes de su huida del país y la pequeña regresó con sus padres sana y salva. Después de superar el suceso, por fin pudo superarlo y salir a explorar el mundo exterior, sin embargo la joven se había vuelto demasiado desconfiada.
🌼🌼🌼
Tengo una pregunta, ¿cómo se imaginan la apariencia de Rapunzel?
Yo la imagino con el cabello corto y castaño.
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noir; hiccstrid modern
FanfictionEstado: sin terminar. La nueva cuidadora llega a la gran mansión para crear una serie de conflictos en la residencia Haddock. Historia totalmente de mi propiedad, queda prohibido copiar o adaptado esta novela sin mi autorización. Inspirada en 품위있는...