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- ¿Sucede algo, señor Haddock? —preguntó Astrid al notar el silencio del presidente.

- No, ¿por qué?

- No ha dicho absolutamente nada desde que salimos.

Astrid empujaba la silla de Hiccup mientras recorrían el gran jardín de la mansión. El presidente no había dicho absolutamente nada como decía la cuidadora, pero no había ignorado a la joven, sólo asentía o negaba con la cabeza.

El chico se sentía extraño. Nunca dependió de nadie y que una chica que desconocía lo ayudara le era aún más extraño, pero llegó a la conclusión de que quizá, sólo quizá, no era tan mala la idea de que alguien lo acompañara.

- Lamento mi comportamiento —dijo finalmente.

- No se preocupe.

- Detente aquí.

La chica obedeció. Pararon justo en frente a las flores blancas, las cuales Hiccup observó con cuidado revisando que estuvieran bien pero al instante su rostro denotó disgusto.

- ¿Sucede algo?

- Nadie ha estado cuidado de mis flores en mi ausencia.

La joven miró atentamente las flores, para ella no había algo fuera de lo normal por lo que lo miró extrañada.

- Oh...

- ¿Sabes el significado de las dalias blancas, señorita Astrid?

- No lo sé, señor.

- Gratitud —sonrió. — Pero también seducción y tentación.

- ¿Y cuál significado le da usted?

- Gratitud —dijo acercándose a sus flores tratando se cortar los tallos y hojas maltratadas. — Estoy agradecido con la vida y conmigo mismo. Estoy aquí gracias a mí y aún estoy vivo gracias a la vida que me dio una segunda oportunidad.

La joven lo miró unos segundos, pero después devolvió su mirada a las bellas flores blancas. ¿Una segunda oportunidad?

- Cuidaré de sus flores también si usted está de acuerdo.

Hiccup volteó a ver a Astrid al instante. La joven tenía una leve sonrisa amable mientras lo miraba atentamente, parecía sincera.

- Gracias —se limitó a decir el ojiverde. — Regresemos, por favor.

La chica asiente levemente mientras obedece al chico.

Se rumoreaba que el presidente Hiccup Haddock era un hombre exigente y directo, y eso era algo real, pero también decían que el chico era grosero, egocéntrico, siempre quería ser el primero y no le gustaba fallar pero claro, eso sólo eran rumores creados para manchar su imagen pues el chico millonario sí era competitivo pero sabía aceptar su derrota o sus errores. Si bien, siempre trababa de hacer su mejor esfuerzo para que todo saliera bien, había veces en las que simplemente las cosas no salían como esperaba y eso lo decepcionaba un poco, sin embargo lo tomaba como una lección y no completamente como una pérdida.

Astrid trataría de mantener un perfil neutro, sin cruzar los límites de Hiccup pero tampoco dejarse pisotear. Por suerte los dioses estaban de su lado y aunque la ignoró completamente al principio, ella sabía que era por su forma de ser y lo aceptaba. Trataría de llevarse bien con él para tenerlo de su lado y no como un enemigo.

- ¿Desea comer algo?

El chico pensó un poco. - Un cóctel de frutas, por favor. No tengo mucha hambre en este momento.

- Está bien, pero creo que debería comer algo más tarde.

- Lo sé, pero me esperaré a la hora de la comida para comer con mi familia.

Astrid asintió suavemente y llevó al chico a la sala. Prendió el televisor y tomó el control para posteriormente dárselo al chico.

La joven salió de la sala y se dirigió a la cocina. En ese momento no había nadie, por lo que entró confiada y fue directo al refrigerador para buscar lo que necesitaba.

Cortó en cubos la fruta: plátano, fresas, kiwi, manzana y mango. Agregó un poco de yogurt y granola para hacer el cóctel más apetitoso y sirvió un poco de jugo de naranja.

Cuando estaba por levantar la bandeja de plata donde estaba lo pedido, entró Rapunzel, una chica rubia de cabello largo y ojos verdes. Vestía ropa blanca que estaba manchada de pintura.

- Oh, eres tú —dijo mirándola de pies a cabeza. — Astrid, ¿verdad?

- Sí —dijo y tomó la bandeja. — Con su permiso —pasó a su lado.

- Espera.

- ¿Sí? —volteó levemente.

- Dame un poco de eso también. Tengo hambre.

Astrid apretó con fuerza la bandeja. Ella no era una empleada doméstica cualquiera, pero finalmente sonrió y asintió.

- Claro —dijo amable.

Rapunzel dio media vuelta para salir y en ese instante se encontró de frente con Hiccup.

- Se dice gracias, Rapunzel —dijo el chico, quien había escuchado aquello y supo que sólo lo hacía por molestar a la de ojos azules.

- Pensé que estabas mirando la televisión —dijo al verlo.

- Sí, pero quería ver a la señorita Hofferson trabajar —se adentró a la cocina, un lugar al que casi no solía entrar. — Me gustaría que te abstengas a darle órdenes a Astrid.

- ¿Qué? —preguntó sorprendida. — Hiccup, no se le caerán los brazos por hacer algo tan pequeño.

- Bien, si es algo pequeño, ¿por qué no lo haces tú? —se cruzó de brazos.

La rubia de ojos verdes ríe sin gracia. ¿Estaba hablando en serio? Sólo pidió una cosa, una pequeña cosa.

- No se preocupe, señor presidente —Astrid intervino ante aquella situación incómoda. — Puedo hacerlo sin problemas, no me molesta —mintió, pues sí le molestaba pero prefería hacerlo antes que causar un problema el primer día de trabajo.

- Estoy hablando con Rapunzel, señorita Astrid.

- No seas exagerado, Hiccup.

- Elsa contrató a Astrid para servirme a mí; así que no quiero que le des órdenes. Ella no es una empleada cualquiera, ¿entiendes?

- Sí —se limitó a decir derrotada.

Hiccup dio media vuelta para retirarse. Seguido de él, Astrid salió.

Llegaron a la sala, el ojiverde se puso a un lado de un sillón individual y con la cabeza le indicó a Astrid que se sentada.

- Señor, no creo que deba sentarme aquí. Este lugar es de su familia y usted...

- Esta es mi casa, Astrid.

- ¿Por qué...?

- Quiero que estés siempre disponible para mí —interrumpe sabiendo a qué se refiere. — Si tú acatas las órdenes de alguien más, te atrasarás y te advierto que no me gusta esperar, señorita Hofferson.

La joven sólo asintió. Tomó el tazón de frutas y se dispuso a darle de comer al presidente, quien al principio se negó diciendo que podía solo, pero después accedió.

Rapunzel se cruzó de brazos observándolos desde lejos. Definitivamente no le gustaba para nada la joven cuidadora.

🌼🌼🌼🌼

¿Qué piensan de lo que dijo Hiccup respecto a las flores?

¿Cuáles son sus flores favoritas?

noir; hiccstrid modernDonde viven las historias. Descúbrelo ahora