la hormiga moribunda

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la vi a la hormiga moribunda tirada sobre la baldosa de mi casa.
la vi, y sentí pena.
en un vago intento de levantarse, movía sus patas.
«inútil» pensamos. no había escape.
es como si uno escapara de su destino;
el de ella, ser aplastada por un zapato de cuero.
imaginé estar en su lugar reflexionando sobre la vida,
sobre su corta vida,
pensando que fallé a la reina,
a mi reina.
sus antenas captaron el ambiente, y comprendió que los ojos que la observaban era yo.
en su último suspiro, ella gritó.
no supe qué responderle más que «adiós».

Cuentos de a ratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora