En un mundo en donde todos somos lienzos en blanco, él se atrevió a pintarse.
Cada uno al nacer es un lienzo en blanco. A medida que crecemos, nuestro lienzo va adquiriendo colores, ya sea porque nos pintan o porque nosotros nos pintamos.
En la mayoría de la ocasiones, son otros los que nos pintan y, aunque esto suene bonito, podría ser una catástrofe.
Al dejar que un tercero pinte nuestro propio lienzo, le damos la oportunidad de controlarnos y decidir cómo debe ser nuestra obra de arte.
A él lo conocí y descubrí una maravilla.
No permitía que cualquiera decidiera cómo debía pintar su lienzo, por lo que en la mayoría de las ocasiones observé cómo se pintaba él mismo.
No entendía el porqué desaprobaban esta conducta, ¿acaso no deberíamos ser como él?
«La libertad nos la arrebatan al decidir cómo debe ser pintado nuestro lienzo» fue lo que me dijo, y estuve de acuerdo.
Y conociéndolo cada vez más pude comprender que, aunque él se denominara desastre, para mí era la mejor obra de arte.
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Cuentos de a ratos
Cerita PendekBreves escritos que surgieron a partir de retos literarios; generalmente, propuestos por mí misma. Si esta historia llegó hasta ti, tal vez no sea casualidad. Que disfrutes la lectura.