El cielo es de todos los colores, menos azul

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«¿De qué color es el cielo?» le pregunté y respondió «Azul». Ante aquello, pasé tiempo contemplando el cielo y algo no me encuadró.

¿Por qué el cielo es azul si por la madrugada observo tonalidades anaranjadas? ¿Por qué el cielo es azul si por las mañanas lo observo tan claro como el agua y tan despejado de soledad? ¿Por qué el cielo es azul si al llegar el atardecer sus tonos rosados y sus detalles morados me hacen palidecer? ¿Por qué me dicen que es azul si por las noches es tan oscuro como un abismo del cual identifico cuerpos olvidados que corren la misma suerte que yo, pero, a pesar de todo, siguen brillando? Toda aquella redundancia sumida en un simple cuento.

En las hojas de mi cuaderno destacan con esmero mis sueños trazados de aquel inexistente azul. Y bajo sus gotas de llanto, provenientes del ocaso, susurro en gritos que el cielo es de todos los colores, menos azul.

Cuentos de a ratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora